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Tratado 03

TRATADO N° 3

EL JUICIO Y LA COSECHA

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Copyright 1934, 1942 por

V.T. HOUTEFF

Todos los derechos reservados

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INTRODUCCIÓN

Aunque esta es la obra culminante de nuestra salvación y del establecimiento del reino de Cristo en la tierra, con todo el “juicio investigador” es uno de los temas bíblicos menos comprendidos y más mistificados y confusos de todas las edades. Si este tema no fuera tan importante para nuestra salvación, el enemigo no hubiera hecho todo esfuerzo posible para envolverlo en tinieblas. Es imperativa, entonces, la constante necesidad de escudriñar las escrituras, “como un tesoro escondido”, y suplicar a Dios por la dirección de Su Espíritu con el fin de poder comprender correctamente este tema tan importante. No obstante, sería inútil cualquier investigación de la verdad a menos que el motivo sea de aprender y hacer la voluntad de Dios. Por lo tanto, “El que quiera hacer la voluntad de Dios”, dice Jesús “conocerá si la doctrina es de Dios”. Juan 7:17. {TN3: 3.1}

Puesto que el tema del juicio es enseñado en tipos y parábolas, y puesto que el Señor explica que daba sus enseñanzas parabólicamente para que sólo sus discípulos pudiesen comprender los misterios del reino de los cielos (Mateo 13:1), obviamente, por lo tanto,

Ninguno Sino Sus Seguidores Pueden Comprender Toda La Verdad. {TN3: 3.2}

Dice: “Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. También el reino

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de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró”. {TN3: 3.3}

En estas parábolas, Cristo claramente exhibe la verdad presente como la imprescindible condición para el establecimiento de su reino, y el esfuerzo supremo como la condición indispensable para entrar en el. Así que, “Sólo los que hayan fortalecido su espíritu con las verdades de la Biblia podrán resistir en el último gran conflicto. Toda alma ha de pasar por la prueba decisiva: ¿Obedeceré a Dios antes que a los hombres? La hora crítica se acerca. ¿Hemos asentado los pies en la roca de la inmutable Palabra de Dios?” – El Conflicto de los Siglos, páginas 651-652. {TN3: 4.1}

Salgamos del estupor de presumir en la gracia de Dios, mientras que le consideramos responsable por cualquier asunto que surge en nuestra vida. El ha hecho su parte perfectamente al trazar completamente el angosto sendero al reino; Ahora, hagamos nuestros mejores y honestos esfuerzos para seguirlo hacia el fin del camino, para el gozo que allá nos espera! Pero nunca haremos esto a menos que regresemos a los hitos antiguos, abandonando al Diablo, quien ha desviado al pueblo de Dios del “camino y la verdad y la vida” (Juan 14:6) al “camino que al hombre le parece derecho, pero su fin es camino de muerte”. Proverbios 14:12. {TN3: 4.2}

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EL JUICIO Y LA COSECHA EN TESTIMONIO, PARABOLA, Y CEREMONIA

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En la Luz de los Testimonios de los Profetas

Puesto que algunos sostienen de una forma muy firme, que esta verdad tan importante no puede sostenerse mediante las Escrituras solamente, el lector debe prestar atención, por lo tanto, a lo que dice la Biblia: {TN3: 5.1}

“Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia, su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares le servían, y millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos”. Daniel 7:9-10. {TN3: 5.2}

En esta escritura se presentan cuatro hechos pertinentes: (1) los tronos no estaban presentes antes del comienzo visionario de esta escena (2) el Anciano de días vino y se sentó cuando los tronos fueron puestos; (3) entonces los libros fueron abiertos; (4) todos los

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cuales (tronos, Anciano de días, y libros) revelan el escenario de un juicio. Y puesto que los libros son, evidentemente, el punto central en la escena, surge naturalmente la pregunta,

¿Por qué razón hay Libros? {TN3: 5.3}

Para tener un concepto correcto del juicio, es fundamental comprender debidamente su naturaleza y la razón para que hayan libros. En cuanto a estos últimos, declara Juan el Revelador: {TN3: 6.1}

“Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras”. Apocalipsis 20:12. {TN3: 6.2}

Incuestionablemente, por lo tanto, los libros contienen los nombres y los registros de todos los que han de ser juzgados. Y naturalmente estos nombres y registros se registraban mientras cada persona aún vivía. Dice el Salmista “Mi embrión vieron tus ojos, y en tus libros estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas” Salmos 139:16. “Jehová contará cuando se escribieren los pueblos: Este nació allí” Salmos 87:6. {TN3: 6.3}

De esta forma revela la Inspiración que los hechos de cada persona son registrados con terrible exactitud en los libros del cielo, y que la razón para que hayan libros está íntimamente ligada

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La razón para el Juicio {TN3: 6.4}

No todos los nombres una vez inscritos en los libros del Cordero van a quedar en ellos, esto lo confirma con triste claridad las siguientes escrituras: {TN3: 7.1}

“Y Jehová respondió a Moisés: Al que pecare contra mi, a este raeré yo de mi libro”. Exodo 32:33. “Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro”. Apocalipsis 22:19. {TN3: 7.2}

Consiguientemente, los libros contienen los nombres de una multitud mixta – los que se mantuvieron firmemente en la fe, continuando pacientemente hasta el fin, y los que no lo hicieron. Cristo dijo: “Mas el que perseverare hasta el fin éste será salvo”. Mateo 24:13. Pero los que no lo hacen se perderán. {TN3: 7.3}

“Estos son los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo; pero no tienen raíz en si, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan”. Marcos 4: 16-17. {TN3: 7.4}

“¡Oh Jehová, esperanza de Israel! Todos los que te dejan serán avergonzados; y los que se apartan de mi serán escritos en el

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polvo, porque dejaron a Jehová, manantial de aguas vivas”. Jeremías 17:13. {TN3: 7.5}

Entonces, tiene que llegar un día de dar cuentas, un día cuando el nombre de los que se hallaron indignos de la vida eterna serán borrados del libro de la vida del Cordero – un procedimiento para el cual el único término correcto puede ser el “Juicio investigador”. {TN3: 8.1}

Y ahora que ha venido el “tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios …”, “tu pues sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo” (2a. Timoteo 2:3), y “si [el Juicio] primero comienza por nosotros, ¿cual será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?” 1ª Pedro 4:17. {TN3: 8.2}

Puesto que, por lo tanto, en la plenitud del tiempo, el juicio comenzará por la casa de Dios, la iglesia, cada uno es confrontado con la necesidad imperativa de saber

¿Cómo son retenidos los nombres en el Libro? {TN3: 8.3}

Al momento en que aceptamos a Cristo como nuestro salvador personal por la Palabra de verdad, – en ese momento supremo Dios perdona nuestros pecados, y las manos manchadas por el Calvario inscriben nuestros nombres en el Libro de la Vida del Cordero. Luego simultáneamente la pluma de los ángeles empieza en el registro celestial la crónica para vida o muerte de nuestra experiencia cristiana separada de nuestro pasado. Pues “aún vuestros cabellos están todos contados”. Mateo 10:30. Por lo tanto, “no dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante

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del ángel que fue ignorancia” Eclesiastés 5:6. Pues en el juicio investigador los libros son abiertos y los hechos realizados en la carne son traídos a luz para una cuenta final ante el Anciano de Días. Todos los que se mantuvieron firmes hasta el fin tendrán sus pecados borrados de los libros para siempre y sus nombres serán retenidos allí; mientras que todos los que no son vencedores tendrán sus pecados retenidos para siempre en los libros y sus nombres serán borrados de allí. {TN3: 8.4}

La mayor prueba para el hombre, y que siempre ha requerido una decisión casi instantánea, ha sido en el desenvolvimiento del rollo – en el eclipse de un mensaje pasado por uno nuevo – la verdad presente. En ocasión tal, cada cual se ve obligado a decidir: ¿Prestaré atención a esta nueva e impopular verdad andando en su luz, uniéndome con los que son menospreciados por casi todo líder religioso de la tierra? ¿O me dejaré desviar por las decisiones y consejos del ministro de mi iglesia?. {TN3: 9.1}

Cuando el juicio empieza y los libros son abiertos y los casos de cada generación desfilan en sucesión ante el tribunal judicial, algunas generaciones hallan que sus nombres son borrados por completo en lugar de sus pecados. Cuando la generación del primer advenimiento de Jesús se pese en la balanza del santuario, una nación entera se encontrará falta y sus nombres serán borrados del libro. Y así ha sido, con algún grado de variedad, con la introducción de

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cada mensaje en todas las edades. “Diferentes períodos de la historia de la iglesia fueron señalados por el desarrollo de alguna verdad especial adaptada a las necesidades del pueblo de Dios en aquel tiempo. Cada nueva verdad se abrió paso entre el odio y la oposición; los que fueron favorecidos con su luz se vieron tentados y probados” – El Conflicto de los Siglos, página 667. {TN3: 9.2}

Por eso, “Cuando un mensaje viene en el nombre del Señor a su pueblo, nadie puede excusarse de investigar sus pretensiones” Consejos sobre la Obra de la Escuela Sabática, página 30. Ponga a un lado todos los prejuicios, opiniones propias e ideas de hombres que no llevan el sello de la Inspiración, y quienes por sus acciones dicen en efecto, “Yo soy rico, y me he enriquecido y de ninguna cosa tengo necesidad” (sea verdad o profetas) Apocalipsis 3:17. {TN3: 10.1}

La Biblia puede interpretarse correctamente sólo por el Espíritu quien la dictó. El “os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere y os hará saber las cosas que habrán de venir” para que “estéis confirmados en la verdad presente. Y “todo aquel … que blasfemare contra el Espíritu Santo (hablar mal contra el mensaje) no le será perdonado”, pues es el único medio por el cual podemos ser salvos. (Juan 16:13; 2ª Pedro 1:12, Lucas 12:10). {TN3: 10.2}

Consiguientemente, el mayor peligro del pueblo no ha sido el de escuchar el error

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sino el de rechazar la verdad presente. “Si llega un mensaje”, dice el Señor, “que no entendéis, empeñaos en escuchar las razones que el mensajero expone … entonces exponed vuestras poderosas razones; porque vuestra posición no será debilitada por ponerse en contacto con el error” – Consejos sobre la Obra de la Escuela Sabática, páginas 30-31. “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” 1ª Corintios 10:12. {TN3: 10.3}

Claramente entonces, cualquier actitud que influya en uno para no hacer una investigación honesta de cualquier mensaje que pretenda ser verdad adicional, inevitablemente debe traer la ruina sobre sí mismo. Mientras que por otro lado aquel que acepta la verdad pero falla en practicarla y proclamarla fielmente, de igual modo acarrea ruina sobre sí mismo – contra la cual amonesta Ezequiel: “Si el justo se apartare de su justicia e hiciere maldad, y pusiere yo tropiezo [un mensaje] delante de él, él morirá, porque tú no le amonestaste; en su pecado morirá, y sus justicias que había hecho no vendrán en memoria; pero su sangre demandaré de tu mano. Pero si al justo amonestares para que no peque, y no pecare, de cierto vivirá, porque fue amonestado; y tu habrás librado tu alma”. Ezequiel 3:20-21. Pero tocante a los impíos, “sean raídos del libro de los vivientes, y no sean escritos entre los justos” Salmos 69:28. {TN3: 11.1}

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Sólidamente establecida así, la posición anterior sobre el juicio investigador hace que todas las posiciones opuestas sean

Conclusiones sin fundamento. {TN3: 12.1}

A causa de su creencia errónea que el trono de Dios ha estado siempre en el santuario y que Cristo después de su ascensión se sentó allí a la diestra de su Padre, los hombres han hecho todo esfuerzo posible para probar que Cristo entró en el lugar Santísimo inmediatamente después de dejar a sus discípulos. Pero semejantes esfuerzos, si bien que son bien intencionados en cuanto al interés de la verdad, son presentados por intelectos, no inspirados por el Espíritu de Verdad, sino del prejuicio, deberíamos suplicar diligentemente al Señor por el Consolador prometido para que nos guíe a toda la verdad, y que nos salve de la presunción y dar, ciegamente, cosas por sentado, llegando a conclusiones sin cavar más allá de la superficie. {TN3: 12.2}

“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” 2ª Pedro 1:19-21. {TN3: 12.3}

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El lector sabio, por lo tanto, desde hoy y en adelante, dejará de dar consideración a teorías y especulaciones humanas que le tientan poderosamente a hacer de la carne su brazo. Más bien prestará atención diligente a la profecía bíblica y a las interpretaciones inspiradas, y por consiguiente aprenderá de ellas que el santuario es

El Salón Temporal del Trono de Dios. {TN3: 13.1}

Puesto que los seres terrestres, nunca han estado en el cielo, naturalmente desconocen las realidades celestiales (1ª Corintios 2:9), entonces para revelar la verdad celestial a ellos, tiene que revelarla mediante las realidades terrenales con las cuales están familiarizados. Por eso, por medio de la obra del santuario en la tierra se ve la obra del santuario en el cielo (Hebreos 9:1-9). Efectivamente, el santuario en lo alto, siendo el modelo del terrenal, los servicios del primero son definidamente revelados en los secretos del segundo. Y el hecho de que el santuario terrenal era designado como un lugar para la confesión y perdón de pecados, muestra que el salón del trono en el santuario celestial es sólo temporal. Desde allí, mientras exista el pecado, el Señor lleva a cabo la obra de quitar del universo el pecado y los pecadores. Y esta luz a su vez claramente muestra que no es hasta después que entró el pecado en el universo que pudo lógicamente haber existido el santuario en el cielo. {TN3: 13.2}

“Después de esto miré”, dice Juan el Revelador cerca del año 96 d.C., al serle mostrado el trono en el santuario, “y he aquí una puerta

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abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de éstas. {TN3: 13.3}

“Y al instante yo estaba en el espíritu, y he aquí un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado. Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda. Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas. Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios. Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás”. {TN3: 14.1}

“Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenia siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra … Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número

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era millones de millones” Apocalipsis 4:1-6; 5:6,11. {TN3: 14.2}

Aquí se presenta una doble escena. Por una parte, delante del trono “ardían siete lámparas” y el “Cordero como inmolado”, mostrando que el trono fue “puesto” allí para servir durante el tiempo de prueba. La luz del candelabro representa la luz de verdad en la iglesia mientras que la sangre del Cordero está intercediendo por los seres pecaminosos. Por el otro lado, sobre el trono se sienta el Anciano de días, el Juez, rodeado por el jurado de 24 ancianos y también de los testigos angélicos “millones de millones” de ellos, y también los cuatro seres vivientes (los cuales, siendo “redimidos” “de todo linaje y lengua y pueblo y nación” – Apocalipsis 5:8, 9 – son por consiguiente, simbólicos de los santos – los cuales tendrán sus pecados borrados de los libros de registros – así como las bestias de Daniel 7 que son simbólicas de todos los reinos que perecerán en sus pecados), con el Cordero, nuestro Abogado, en el medio. Todo esto muestra una obra mediadora-judicial combinada. {TN3: 15.1}

Hasta ahora pues, vemos que cuando Juan en visión miró la puerta – el velo- mientras fue abierta al Lugar Santísimo del santuario celestial, se le permitió mirar adentro, y las cosas que él vio habían de producirse “después” de su tiempo: Mostrando así que al tiempo de su visión (aproximadamente el año 96 d.C.) el lugar

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Santísimo fue cerrado. Además de esto, veremos de la profecía de Daniel que el trono de juicio fue puesto en el lugar Santísimo del santuario celestial después que surgiera el “cuerno pequeño” de Daniel 7. {TN3: 15.2}

“Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas. Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos”. Daniel 7:8-10. {TN3: 16.1}

Estos versículos revelan que después de que “el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos, “el Hijo del hombre”, Cristo, fue entonces traído a una posición, no a “la diestra de Dios”, el “Anciano de días”, sino “delante de él”. (Daniel 7:8-10,13). {TN3: 16.2}

La visión de ambos, de Juan y de Daniel, revelan que el trono en el santuario no estaba allá desde el principio de la creación de Dios; o desde los días de Moisés; o aun desde la hora cuando Cristo ascendió en lo

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alto; ni tampoco desde los días de la Roma pagana; Efectivamente, no fue “puesto”, hasta después de la caída de la Roma pagana, cuando el “cuerno pequeño” de la bestia indescriptible surgió – en los días de la Roma eclesiástica (Daniel 7:7-12, 21-22). En otro lugar, fuera del santuario, está

El Salón del Trono Eterno de Dios. {TN3: 16.3}

Puesto que el trono del santuario no existía en los días de la primera iglesia cristiana, por lo tanto el trono sobre el cual Esteban vio a Cristo “a la diestra de Dios” (Hechos 7:56) no podía haber estado en el santuario, donde está “el mar de vidrio”, sino más bien en el Paraíso, de donde fluye “el río de agua de vida”, y a uno y otro lado del cual está “el árbol de la vida” Apocalipsis 22:1-2. Obviamente, entonces, el trono que Esteban vio es “el trono de Dios y del Cordero”, el trono permanente y eterno. Alrededor de este trono de gloria no hay bestias, ni testigos, ni jurado, no hay candelabro delante de ellos, ni sangre para ser ofrecida. En breve, se halla no en el santuario cargado de pecado, sino en el Paraíso. Es el soberano trono administrativo, desde el cual el ser Infinito gobierna eternamente a sus seres inmortales y sin pecado. {TN3: 17.1}

A este trono, entonces, que existe desde la eternidad a la eternidad, Cristo ascendió y se sentó a la diestra de su Padre, hasta que vino el tiempo cuando, en cumplimiento de la profecía de Daniel y la revelación de Juan, algún tiempo después el poder del cuerno pequeño,

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vino a existencia, Él y su Padre se trasladaron al trono del santuario. Sobre este trono Cristo no se sienta como rey a la diestra de Dios; sino más bien está de pie ante éste como cordero inmolado (Apocalipsis 5:6) y también como intercesor (Daniel 7:13) suplicando por los seres humanos pecaminosos. Por eso, su obra mediadora empezó

Primero en el Lugar Santo, Luego en el Lugar Santísimo. {TN3: 17.2}

En el santuario terrenal el sumo sacerdote (tipificando a Cristo) ministraba primero en el lugar santo por todo el año, luego en el día de la Expiación, el día de la purificación del santuario y de juzgar el pueblo, él ministraba en el lugar Santísimo por un día solamente. Este doble servicio significa que en el santuario celestial, el Sumo Sacerdote, Cristo, debe necesariamente ministrar primero en el lugar santo hasta el antitípico día de Expiación, luego, durante ese día, debe ministrar en el Lugar Santísimo, ante el trono. Así que, los servicios terrenales, también refutan la idea de que Cristo entrara en el lugar Santísimo inmediatamente después de su ascensión. {TN3: 18.1}

Claramente, entonces, el sistema ceremonial revela que desde el tiempo cuando Cristo “se sentó a la diestra de Dios” (Marcos 16:19), donde queda el “río de agua de vida”, hasta el tiempo cuando El y su Padre se trasladaron al trono en el santuario, donde queda “el mar de vidrio (Daniel 7:9-10; Apocalipsis 4:6), El

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ministraba en favor nuestro como sumo sacerdote en “el lugar santo” (Hebreos 9:12); y que a la misma vez, junto con el Padre, en el soberano trono eterno (“el trono de Dios y del Cordero”), El gobernaba el universo sin pecado. {TN3: 18.2}

De estos hechos precedentes, tan claros y positivos, la única conclusión justificada es que Cristo, inmediatamente después de su ascensión, en lugar de entrar al velo en el santuario, El se sentó a la diestra de su Padre, en el Paraíso, y desde allí llevaba a cabo su obra en el lugar santo del santuario. {TN3: 19.1}

¡Cuán clara ya, la luz de la verdad por fin está resplandeciendo sobre este tema de salvación tan importante que por tanto tiempo estaba envuelto en la densa neblina de teorías y especulaciones humanas! Y cuán inconmovible la vindicación resultante del Espíritu de Profecía reafirmando su posición sobre el tema: “Que la cuestión del santuario, tal cual la hemos sostenido durante tantos años, está basada en justicia y verdad” – Obreros Evangélicos, página 318. {TN3: 19.2}

“No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará”. Hebreos 10:35-37. {TN3: 19.3}

“Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal

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sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre”. Hebreos 8:1-2. {TN3: 19.4}

“Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios” Hebreos 9:24. Efectivamente, “ahora en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado. Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:26, 27) – la purificación del santuario. (Daniel 8:14). {TN3: 20.1}

Sencillamente, por lo tanto, el juicio ha de comenzar y el santuario ha de purificarse, no antes, sino después, al cumplimiento del período para aquellos señalados para morir. El Juicio siendo consistente con los registros que se encuentran en los libros del cielo, los nombres, de quienes son hallados indignos, sin “el traje de bodas”, son, por lo tanto, borrados de los libros. De esta manera se purifica el santuario. Refiriéndose al comienzo de esta obra de juzgar y purificar, el ángel le dijo a Daniel”. Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado”. Daniel 8:14. {TN3: 20.2}

Consecuentemente, puesto que la purificación ocurre al fin de los 2.300 días, y puesto que, como hemos visto este es el juicio

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que ocurre “en la consumación de los siglos” (Hebreos 9:26). Por consiguiente, la terminación de los días y el comienzo de esta obra mediadora-judicial de Cristo son, de acuerdo con la autoridad de la Inspiración misma, arreglados para el fin del mundo. Por lo tanto, en conclusión, los 2.300 días no terminan en los días de Antioco Epifanes, como algunos enseñan. Esta posición con relación al tema no puede sostenerse, lo mismo que otras ideas erróneas semejantes, esto hace necesario, a fin de establecer la fecha verdadera de la purificación, que primero se

Disipe La Confusión Concerniente a los 2.300 Días. {TN3: 20.3}

Los que se oponen a la doctrina de que los 2.300 días llegan a su terminación en el fin del mundo, están en sí mismos, en gran desacuerdo en cuanto al día en que supuestamente terminan, así como lo están sobre la verdad de una multitud de otras doctrinas. Resulta plenamente evidente por lo tanto, el hecho de que ninguno de ellos tiene la verdad en este tema. Y sin embargo a pesar de este hecho, no logran ver que el espíritu que los ha llevado al estado de división, diferencias doctrinales, contiendas y confusión, sin paralelo en la historia, no puede posiblemente ser el Espíritu de Verdad, quien solo puede guiarnos a la verdad de la profecía de los 2.300 días. Así siguen oscureciendo la Cristiandad con lo que ellos imaginan y proclaman es luz en dicho tema. {TN3: 21.1}

En sus esfuerzos para apoyar su posición,

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recurren a la Septuginta, la Vulgata, y la Versión Revisada en Inglés. Estas en el mismo orden enunciadas traducen el número en Daniel 8:14 como 2.400, 2.200 y 2.300 “tardes y mañanas”. Esta diferencia por sí sola es evidencia suficiente que su forma de traducir no se basa en una traducción exacta y literal del versículo, sino más bien es el producto de una traducción interpretativa, resultado de preconcepciones teológicas en el tema. {TN3: 21.2}

Sin embargo, aún estas traducciones tal como destacan, imparten una plausibilidad tan débil a las teorías sostenidas en oposición a la doctrina de que los 2.300 días terminan en el fin del mundo, que éstos se ven obligados a agregar en Daniel 8:14 la palabra “sacrificio” para transformar el significado de la frase “tardes y mañanas” y para que lea “sacrificios de tardes y mañanas”. Luego, valiéndose del hecho de que había dos sacrificios diarios, dividir el número entre dos. ¡Y siendo el número 2.400, 2.200 ó 2.300, dependiendo de la versión que emplean obtienen 1.200, 1.100, 1.150 días! Esto de añadir a y quitar de, luego lo presentan atrevidamente como prueba de su teoría! Pero el hecho es que no se puede escapar del significado de la frase “tardes y mañanas”, que es claro como el cristal considerada a la luz de Génesis 1:5 que como cada estudiante de la Biblia bien sabe, sólo puede representar un período de veinticuatro horas (ambos, la noche y el día), y que no tiene nada que ver con sacrificios. {TN3: 22.1}

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Por eso, claramente, los números 2.400 y 2.200 y la adición de la palabra “sacrificios”, son los vanos resultados de falsas interpretaciones de las profecías de Daniel. La discrepancia entre los dos números se debe a la diferencia en las fechas necesarias para elaborar las diferentes ideas sobre el texto. Declarando la ambición al igual que el destino de aquellos responsables por este intento inútil de ubicar el cumplimiento de la Profecía, el Señor declaró a Daniel: “E hijos de disipadores de tu pueblo se levantarán para confirmar la visión, pero ellos caerán” Daniel 11:14. {TN3: 23.1}

Aunque los esfuerzos de estos disipadores del pueblo de Dios para hacer que la visión armonice con sus ideas son destinados a fracasar, con todo en su confianza propia ciega, todavía tratan cuanto puedan para establecerla, hasta esforzándose por hacer que los escritos de Josephus hablen como si fuera la historia sagrada, en apoyo de sus teorías. {TN3: 23.2}

“Y de hecho aconteció”, dice el historiador Judaico, en una cita que frecuentemente usan, “que nuestra nación padeció estas cosas bajo Antiocos Epifanes, de acuerdo a la visión de Daniel y lo que él escribió años antes que sucedieran” – Antiquities, Libro 12, capítulo 5. {TN3: 23.3}

Aunque Josephus, ni remotamente se refiera al número de días mencionados en Daniel 8:14, con todo, porque él aplicaba la visión a la obra de Antiochus Epiphanes,

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ellos en efecto le toman como profeta inspirado para interpretar las Escrituras!. Sin embargo, siendo solamente un historiador, y no un profeta, él por eso al escribir la historia de los Judíos, sólo hizo una aplicación histórica de la semejanza que él veía entre la predicción de Daniel y la obra de Antiochus. Ahora, como historiador eso cabe bien en su campo. Pero no teniendo el don de profecía, se prohíbe al pueblo de Dios de aceptar sus aplicaciones de las Escrituras como autoritarias y confiables. {TN3: 23.4}

Desde esta forma de tergiversar, intercambiar, racionalizar, y disipar hechos sencillos, el lector honesto verá hasta qué extremos llegan los hombres en sus esfuerzos a fin de evadir las verdades reveladas que no les gustan, y para aferrarse a teorías privadas que les complacen. ¡Cuán verídico es el refrán, “Da a un hombre una teoría y las pruebas vendrán corriendo después!”. {TN3: 24.1}

Con las neblinas del error ahora disipadas, nuestro camino se ve libre para proseguir a determinar

Cuando Comienzan y Terminan los 2.300 Días. {TN3: 24.2}

Vimos en Daniel 7 que el trono del juicio o de purificación no había de establecerse hasta algún tiempo después que surgiera el poder del cuerno pequeño, mientras que en Hebreos 9:24-27 vimos que había de establecerse antes de “el fin del siglo”. Ahora para poner en perspectiva la luz sobre los hechos ya presentados, debemos ir a Daniel 8 y 11, para expresar la profecía del tema – los 2.300 días. {TN3: 24.3}

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“Y se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora”. {TN3: 25.2}

Daniel 8: 11-12

“Aun se engrandeció contra el príncipe de los ejércitos, y por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por tierra. Y a causa de la prevaricación le fue entrega- do el ejército junto con el continuo sacrificio; y echó por tierra la verdad, e hizo cuanto quiso, y prosperó”. {TN3: 25.1}

Daniel 11:31

Desde esta yuxtaposición de Daniel 8:11, 12 y Daniel 11:31, el lector observará que ambas escrituras hablan del mismo poder. Y Cristo, prediciendo las señales del fin del mundo, mientras miraba adelante por el arroyo del tiempo, declaró: “Por tanto cuando viereis (Sus seguidores quienes habían de vivir en el tiempo cuando el poder de este cuerno estaba obrando en contra de Dios, Su verdad y Su pueblo) la abominación del asolamiento, que fue dicha por Daniel profeta, que estará en el lugar santo, (el que lee entienda) Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes”. Mateo 24:15, 16. Estas claras palabras de Cristo mismo, ubican la obra de este poder en tiempo futuro. {TN3: 25.3}

Aquí Cristo declara claramente que en su tiempo la abominación del asolamiento todavía no se había erigido “en el lugar santo”, pero que

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algún tiempo en la dispensación cristiana se vería allí. Más aún, el ángel explicó a Daniel que esta visión era para el tiempo de fin (Daniel 8:13, 17). Estos dos hechos constituyen pruebas determinantes de que el período de los 2.300 días, no podía haber terminado, hasta después del tiempo de Cristo, el continuo fuese echado por tierra y la abominación se estableciera: porque ambos eventos habían de ocurrir dentro de los 2.300 días. {TN3: 25.4}

Este poder desolador, según Daniel, había de contaminar mediante la transgresión el santuario terrenal o iglesia. Esto había de efectuarse echando por tierra la Verdad, quitando el continuo, e introduciendo en el lugar santo “la abominación del asolamiento”, todo de lo cual, dijo el ángel, había de ser, “hasta dos mil trescientos días de tarde y mañana, y el santuario será purificado”. {TN3: 26.1}

Con evidencias tan sólidas como las aquí señaladas, positivamente no hay sino una conclusión posible: la contaminación del lugar santo, la terminación de los 2.300 días y la purificación del santuario no podían haber tomado lugar antes de Cristo. {TN3: 26.2}

Ante una triple conclusión tan determinante, las voces numerosas que insistentemente ubican los eventos relacionados con los 2.300 días dentro del período del Antiguo Testamento, deberían mantener completo silencio para siempre. Pero si ellos

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no lo hacen, entonces sólo Dios sabe lo que van a proclamar más adelante! {TN3: 26.3}

Hermanos, no podemos darnos el lujo, ahora que ha venido la luz, de dejar escapar la oportunidad de desligarnos de las teorías humanas que aquí han sido puestas de manifiesto por el “Espíritu de Verdad”, y de colocar nuestros pies firmemente en el sólido fundamento aquí establecido en su lugar por el testimonio de Jesucristo. {TN3: 27.1}

Como el lector puede comenzar a observar, la estructura de verdad edificándose al presente sobre esta roca sólida, resistirá las tormentas más severas de “lluvia” o “vientos”. Permítanos, que al proceder a erigir la superestructura, utilicemos liberalmente, sin el menor temor a la tormenta que se aproxima (la cual ha de demoler y arrastrar todo lo que esté plantado sobre la arena), el material que tan liberalmente se nos ha facilitado: {TN3: 27.2}

Para purificar el santuario terrenal, la abominación instituida por el poder inicuo que aquí estamos considerando debe necesariamente ser echada fuera, y luego, “la verdad”, también “el continuo”, que fueron pisoteados y echados fuera por el mismo poder, deben ser restaurados. Obviamente, no debe quedar lugar a dudas, por lo tanto, con relación a cómo fue contaminado el santuario o la forma en qué ha de ser purificado. {TN3: 27.3}

El capítulo ocho del libro de Daniel contiene el vívido simbolismo profético de dos bestias (un carnero y un macho cabrío), concerniente

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al cual el ángel explicó: “El carnero que viste, que tenía dos cuernos, son los Reyes de Media y de Persia. Y el macho cabrío es el Rey de Grecia”. Daniel 8:20-21. {TN3: 27.4}

“… se engrandeció en gran manera el macho cabrío; y estando en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fue quebrado, y en su lugar subieron otros cuatro maravillosos hacia los cuatro vientos del cielo. Y de uno de ellos salió un cuerno pequeño el cual creció mucho al mediodía, y al oriente, y hacia la tierra deseable”. Daniel 8:8-9. “… y el cuerno grande que tenía entre sus ojos”, explicó el ángel, “es el rey primero” – Alejandro. Y que fue quebrado y sucedieron cuatro en su lugar, significa que cuatro reinos sucederán, de la nación, más no en la fortaleza de él” no con el poder de Alejandro; esto es, “no a sus descendientes”. Daniel 21, 22; 11:4. {TN3: 28.1}

“Y al cabo del imperio de éstos, cuando se cumplirán los prevaricadores [los Judíos], se levantará un rey altivo de rostro, y entendido en dudas. Y su poder se fortalecerá, mas no con fuerza suya” [porque “serán puestos brazos de su parte” (Daniel 11:31) – los ejércitos de los poderes civiles]; y destruirá maravillosamente, y prosperará; y hará arbitrariamente, y destruirá fuertes y el pueblo de los santos”. Daniel 8:23-24. {TN3: 28.2}

Obviamente, entonces, Daniel 8:22-24 es paralelo con Daniel 7:25: “Y hablará

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palabras contra el Altísimo, a los santos del Altísimo quebrantará, pensará en mudar los tiempos y la ley; y entregados serán en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo”. {TN3: 28.3}

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Daniel tuvo la visión en Babilonia, noreste de “la tierra deseable” – Palestina. De Babilonia el cuerno sobremanera grande fue primero al “sur”, luego al “este”, luego al norte para poder doblar hacia el oeste- “hacia la tierra deseable”. En esta forma fue en todas las cuatro direcciones, denotando que llegó a ser un poder mundial. Además, también el “metal” de la gran imagen de Daniel 2, el cual Daniel explica ha de “enseñorearse sobre toda la tierra”, representa Grecia. Sin embargo, como ni el primer cuerno del macho cabrío, ni los cuatros cuernos después tuvo dominio universal, entonces para cumplir la profecía del reino de metal, su cuerno sobremanera grande tiene que ser el que había de “enseñorearse sobre toda la tierra”. Daniel 2:39. {TN3: 30.1}

Aunque la cuarta bestia de Daniel 7 muestra que este poder desolador descendió de Roma, el simbolismo del macho cabrío se remonta más para mostrar que este poder mundial originalmente descendió de una de las divisiones de Grecia. (Daniel 11:5), y más tarde se puso la vestimenta de la cristiandad – la religión de “un dios quien sus padres desconocían”. Daniel 11:38. {TN3: 30.2}

Gradualmente asumiendo los ornamentos del santuario, él no tardó en exaltarse en contra del Príncipe (Cristo) de los ejércitos (los Cristianos). Y poniendo a un lado “el dios de sus padres”, él supuestamente llegó a ser cristianizado, pero ¡a qué costo para el cristianismo! – No sólo “el continuo” “fue quitado”, sino también “el lugar de Su

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santuario fue echado por tierra”. En otras palabras, el “echó por tierra” el “lugar” del Señor y erigió el suyo propio – elevándose a sí mismo al lugar de Cristo. {TN3: 30.3}

La palabra “sacrificio” habiendo sido suplida en conexión con la palabra “continuo”, deja de manifiesto que no pertenece, o no es parte del texto. Sin embargo, en vista de que el idioma inglés no tiene el equivalente exacto para la palabra hebrea “continuo, “ la cual se traduce en otros lugares como “diario”, “perpetuo”, “para siempre”, y en vista de que estos términos no son sinónimos, sino que tienen una connotación individual, por consiguiente es imperativo unirlas en conjunto como una palabra compuesta para poder arribar a una exacta verdad. En vista de este hecho, además del hecho de que la doctrina del Sábado es la única doctrina bíblica en la era Cristiana que puede ser posiblemente designada como “continuo” (relacionada a la adoración con respecto a un día), así como “diario”, “permanente”, “perpetuo” – de tiempo inmemorial a tiempo eternal- se hace evidente que todos estos términos mencionados no pueden aplicarse a la doctrina del Sábado, el eterno día de descanso. Y como certificación divina de su perpetuidad, resuenan a través de los siglos las inmutables palabras: {TN3: 31.1}

“Guardarán, pues, el Sábado los hijos de Israel, celebrándolo por sus edades por pacto perpetuo. Señal es para siempre entre mi y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y

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en el séptimo día cesó, y reposó”. Exodo 31:16, 17. {TN3: 31.2}

La cesación del “continuo” por parte del cuerno pequeño de Daniel 8:12 significa que él sustituyó el Sábado del Señor con el sábado pagano, el domingo como día de adoración, “las abominaciones que causan la desolación”, – profanación que causó que la presencia de Dios se apartara de la iglesia. {TN3: 32.1}

El carnero y el macho cabrío le fueron presentados a Daniel en visión “en el tercer año del reinado del rey Belsasar”. Daniel 8:1. Daniel estaba “espantado acerca de la visión, y no había quien la entendiese”. Daniel 8:27. Además, el tiempo se había cumplido y Jerusalén todavía estaba en ruinas. Así que más tarde “en el primer año de Dario” quien “fue puesto por rey sobre el reino de los caldeos” (Daniel 9:1), a Daniel se le mostró “en los libros, el número de los años de los cuales habló Jehová al profeta Jeremías, que había de concluir la desolación de Jerusalén en setenta años” Daniel 9:2. Jerusalén, sin embargo, todavía permanecía desolada, aunque de acuerdo a la profecía el tiempo de cautividad del pueblo se había cumplido y la visión todavía “no había sido entendida”, lo cual se desprende claramente de la oración de Daniel: {TN3: 32.2}

“… Y volví mi rostro al Señor Dios, buscándole en oración y ruego, en ayuno y silicio y ceniza. Y oré a Jehová mi Dios … Oh Señor,

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según todas tus justicias, apártase ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad Jerusalén, tu santo monte; porque a causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo dados son en oprobio a todos en derredor nuestro. Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos, y haz que tu rostro resplandezca sobre tu Santuario asolado, por amor del Señor … {TN3: 32.3}

“Aún estaba hablando en oración, y aquel varón Gabriel, al cual había visto en visión al principio [en el octavo capítulo], volando con presteza, me tocó como a la hora del sacrificio de la tarde. Y dijo, … setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para acabar la prevaricación, y concluir el pecado, y expiar la iniquidad, y para hacer la justicia de los siglos, y sellar la visión y la profecía y ungir al Santo de los Santos. {TN3: 33.1}

“Sepas pues y entiendas, que desde la salida de la palabra para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; tornaráse a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, y no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir, destruirá a la ciudad y el Santuario; coninundación será el fin

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de ella, y hasta el fin de la guerra será talada con asolamiento. Y en otra semana confirmará el pacto a muchos, y a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones será el desolar, y esto hasta una entera consumación; y derramaráse la ya determinada sobre el pueblo asolado”. Daniel 9:3-27. {TN3: 33.2}

El ángel dividió las setenta semanas en tres períodos: siete semanas, sesenta y dos semanas, y una semana. Y aunque en sus palabras a Daniel, citadas anteriormente, él le explicó el tiempo de la profecía, aún así Daniel no entendía totalmente la visión. Daniel, sin embargo entendió claramente la interpretación del ángel de que el “carnero” y el “macho cabrío” eran simbólicos de “Persia” y “Grecia” respectivamente, la obra del “cuerno en sobremanera grande” el no lograba entenderla. Por eso es que más tarde, “en aquellos días”, nuevamente se estaba “lamentando”; esta vez por “tres semanas”. De allí que él dice: {TN3: 34.1}

Yo vi “un varón vestido de lienzos, y ceñidos sus lomos de oro y Ufaz … Y díjome, … He venido, pues, para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es aún para días”. Porque al tiempo del fin se cumplirá la visión”. Daniel 10:5, 12, 14; 8:17. {TN3: 34.2}

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El hecho de que los capítulos 11 y 12 contienen la explicación de la visión prometida por el ángel en el capítulo 10, puede ser fácilmente reconocido no sólo por la continuidad en el discurso del ángel sino también por el hecho de que estos capítulos son la explicación de la visión en el capítulo ocho. Para conveniencia del lector, citamos los dos últimos versículos del capítulo diez y parte de la explicación del ángel registrada en el capítulo once: {TN3: 35.1}

“Y dijo, ¿Sabes por qué he venido a ti? Porque luego tengo que volver para pelear con el príncipe de los Persas; y saliendo yo, luego viene el príncipe de Grecia. Empero yo te declararé lo que está escrito en la escritura de verdad; y ninguno hay que se esfuerce conmigo en estas cosas, sino Miguel, vuestro Príncipe”. {TN3: 35.2}

“Y en el año primero de Dario el de Media, yo estuve para animarlo y fortalecerlo. Y ahora yo te mostraré la verdad. He aquí que aun habrá tres Reyes en Persia, y el cuarto se hará de grandes riquezas más que todos; y fortificándose con sus riquezas, despertará a todos contra el Reino de Grecia. Levantaráse luego un Rey valiente, el cual se enseñoreará sobre gran dominio, y hará su voluntad. Pero cuando estuviere enseñoreado, será quebrantado su reino, y repartido por los cuatro vientos del cielo; y no a sus descendientes, ni según el señorío con que el se enseñoreó;

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porque su reino será arrancado, y para otros fuera de aquellos”. Daniel 10:20-21; 11:1-4. {TN3: 35.3}

Es evidente que en este capítulo el ángel está explicando en detalle “la visión” que le fue mostrada a Daniel en el capítulo ocho, y que Daniel 8:11-12 es paralelo en tiempo con Daniel 11:31. Al comparar ambas escrituras, como aparecen en la página 25, queda claro que el capítulo once es una explicación en particular del poder trazado por el “cuerno sobremanera grande” del capítulo ocho. {TN3: 36.1}

También hace claro el hecho de que el santuario del cual se habla en Daniel 8:11 no puede ser otro que el santuario de Dios: ya que por un lado una estructura pagana nunca puede ser de fortaleza y por otro lado ser contaminada cuando nunca ha sido purificada. Y, además, la Biblia nunca la llama el santuario. {TN3: 36.2}

Y, finalmente, el hecho de que el santuario en Jerusalén no estaba ni contaminado ni purificado de la manera descrita por el ángel, sino que fue desolado y finalmente destruido (Daniel 9:26), es evidencia irrefutable que prueba que ni la contaminación ni la purificación tomaron lugar en el Antiguo Testamento. {TN3: 36.3}

Esta conclusión sólida se hace doblemente firme por virtud de la declaración de Cristo (página 25), ubicando la obra del poder desolador en la dispensación Cristiana. {TN3: 36.4}

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Aquí no hay otro tiempo aparte de los “dos mil trescientos días” (Daniel 8:14) y las “setenta semanas” (Daniel 9:24),

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al cual pueda aplicarse la declaración, mas “el tiempo fijado era largo” Daniel 10:1. Pero viendo que el primer período era demasiado largo para la restauración y purificación del santuario en Jerusalén y el último demasiado largo para la reedificación de la ciudad (ya que los setenta años de los que habló el profeta Jeremías se habían cumplido), Daniel se apresuró a clamar a Dios por entendimiento. {TN3: 37.1}

“Entonces”, dice él al continuar, “Y oí a un santo que hablaba; y otro de los santos dijo a aquel que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión del continuo … y la prevaricación asoladora que pone el santuario y el ejército para ser hollados? Y él me dijo; hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; y el santuario será purificado. Daniel 8: 13-14. {TN3: 38.1}

Si lo expresamos en lenguaje moderno, la respuesta del ángel a la pregunta de Daniel sería que se requerían 2.300 días para que “ambos, el santuario y el ejército fuesen hollados”, también para que el continuo fuera echado por tierra y para que la prevaricación asoladora fuese establecida y después de eso el santuario sería purificado. {TN3: 38.2}

A la luz de este señalamiento vemos que el período de los 2.300 días debe terminar después de que “el continuo sea quitado y la “prevaricación asoladora” se haya completado. Así, pues, el hecho de quitar el “continuo” y el establecer la abominación

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asoladora” mediante la “transgresión asoladora”, “hará que ambos, el santuario y el ejército sean hollados”. {TN3: 38.3}

Hollar el ejército significa la masacre de cristianos que no adoraban de acuerdo a los dictados del poder ejercido por el cuerno pequeño. El hollar el santuario, la iglesia, dio lugar al establecimiento de un sacerdocio terrenal en el lugar de Cristo, Quien ministra en el santuario celestial. {TN3: 39.1}

Y así como el gran cuerno del macho cabrío simboliza al mundo Romano (Hierro – Daniel 2:40), en sus tres períodos, – pagano, eclesiástico y protestante – también como en el segundo período, pisoteó la verdad y el “ejército” y contaminó el santuario introduciendo abominaciones mientras “hizo lo que quiso, y sucedióle prósperamente” (Daniel 8:12), el período de los 2.300 días, por lo tanto, se extiende más allá de la caída de Roma eclesiástica y alcanzando el período Protestante. {TN3: 39.2}

Siendo además que el mandamiento para reedificar Jerusalén fue dado en el año 457 a.C. (Esdras 7:21-27), prueba que el punto de partida de las setenta semanas es el mismo que el de los 2.300 días. {TN3: 39.3}

Ubicando el ministerio de Cristo dentro de este período, el ángel dijo: “… confirmará (Cristo) el pacto a muchos, y a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda” Daniel 9:27.

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Siendo que la confirmación del pacto con muchos (los Judíos) se llevó a cabo durante los siete años desde el comienzo del ministerio de Cristo, que comenzó con su bautismo, hasta el momento en que Pedro fue comisionado para llevar el evangelio a los gentiles (Hechos 10:28; léase el capítulo completo), y siendo que a la mitad de este período Cristo fue crucificado, prueba que “la semana” representa siete años literales, y revela que el período de los 2.300 días debe ser calculado usando la regla de Ezequiel 4, calculando un día por año, y de esta forma: {TN3: 39.4}

“… desde la salida de la orden

[véase Esdras 7:21-27]

para restaurar y edificar a Jerusalén [el comienzo de los 2.300 días], hasta el Mesías Príncipe [el bautismo de Cristo], habrá siete semanas [49 años], y sesenta y dos semanas [434 años]”, haciendo un total de 483 años por todos, siendo las primeras siete semanas, o cuarenta y nueve años, para la reedificación de la ciudad. {TN3: 40.1}

Después de las “siete semanas” y las “sesenta y dos semanas [483 años], se quitará la vida al Mesías, … y el pueblo de un príncipe [los Romanos] que ha de venir, destruirá la ciudad y el santuario [tuvo su cumplimiento en Tito en el año 70 d.C.]; con inundación será el fin de ella, y hasta el fin de la guerra será talada con asolamiento. Y en otra semana confirmará [Cristo] el pacto con muchos [siete años, comenzando en su bautismo]:

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y a la mitad de la semana [a la mitad de los siete años] hará cesar el sacrificio y la ofrenda [mediante el sacrificio de sí mismo y su transferencia al santuario celestial; tomando su sacrificio el lugar del sacrificio terrenal, y de esta forma el santuario celestial tomaba el lugar del santuario terrenal, siendo Cristo mismo el sumo sacerdote]. Después con la muchedumbre de las abominaciones [el templo en Jerusalén] será desolado [su presencia removida completamente], y esto hasta que venga la consumación; y, lo que está determinado se derrame sobre el desolador. Daniel 9:25-27. {TN3: 40.2}

El restante de los 2.300 días, o años, alcanzan hasta el tiempo de la purificación del santuario. (Véase la ilustración de la página 37). {TN3: 41.1}

Contando 2.300 años partiendo de Octubre, 457 a.C. terminan en Octubre, 1844 d.C. Y como el ángel dijo: “hasta 2.300 días; entonces el santuario será purificado”, la purificación por lo tanto debe haber comenzado en 1844, el año en que por primera vez en la historia, el mensaje del primer ángel resonó la proclamación: “Temed a Dios, y dadle honra, porque la hora de su juicio es venida” (Apocalipsis 14:7; Daniel 7:9-10) – el tiempo en que el Gran Juez y el tribunal celestial entran en juicio para separar lo malo y de lo bueno; o sea, para borrar del Libro de la Vida los nombres de

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aquellos que han entrado al servicio de Cristo, pero que no han perseverado hasta el fin. {TN3: 41.2}

Puesto que esta terrible verdad, como aquí ha sido revelada, encuentra su contraparte en la parábola de Cristo del trigo y la cizaña, las parábolas, por lo tanto, deben enseñar necesariamente

El Juicio Investigador de los Vivos. {TN3: 42.1}

“Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro” ordena Cristo, en cuanto a la convivencia del trigo y la cizaña, “hasta la siega, y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; mas juntad el trigo en el alfolí” Mateo 13:30. {TN3: 42.2}

El Señor está enseñando aquí, parabólicamente que ha de venir un tiempo de investigación en el cual los ángeles removerán los pecadores de “la congregación de los justos” Salmos 1:5. {TN3: 42.3}

“Así mismo el reino de los cielos es semejante a la red, que echada en la mar, saca toda suerte de peces; la cual estando llena, la sacaron a la villa; y sentados, juntaron lo bueno en vasos, lo malo echaron fuera. Así será al fin del siglo; saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos”. Mateo 13:47-49. {TN3: 42.4}

En ambas parábolas, Cristo advierte que el juicio investigador

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se ha de llevar a cabo durante el tiempo llamado “la siega”, el cual es el fin del mundo – el tiempo en el cual culminan los 2.300 días, tal como el ángel declaró: “Entiende hijo de hombre, porque al tiempo del fin se cumplirá la visión” Daniel 8:17. “… y tu guarda la visión, porque es para muchos días” Daniel 8:26. “… porque la visión es aún para días” Daniel 10:14. {TN3: 42.5}

Señalando directamente al tiempo en que el juicio investigador ha de tomar lugar entre los vivos, Malaquías hace un paralelismo de ambas parábolas en su profecía: {TN3: 43.1}

“… Vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis … ¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia” Malaquías 3:1-3. {TN3: 43.2}

Siendo que la purificación a que hace referencia la parábola y el profeta Malaquías nunca se han llevado a cabo, obviamente, entonces, el juicio investigador de los vivos todavía está en el futuro. Esta obra investigadora es, por lo tanto, ocasionada por la obra de separación en el santuario terrenal (la iglesia) tal como se trae a continuación en Ezequiel 9: {TN3: 43.3}

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“Y he aquí que seis varones venían del camino de la puerta de arriba que está vuelta al aquilón, y cada uno traía en su mano su instrumento para destruir. Y entre ellos había un varón vestido de lienzo, el cual traía a su cintura una escribanía de escribano; y entrados, parándose junto al altar de bronce. Y la gloria del Dios de Israel se alzó de sobre el querubín sobre el cual había estado, al umbral de la casa. Y llamó Jehová al varón vestido de lienzo, que tenía a su cintura la escribanía de escribano. Y díjole Jehová: pasa por medio de la ciudad, por medio de Jerusalén, y pon una señal en la frente de los hombres que gimen y claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella. {TN3: 44.1}

“Y a los otros dijo a mis oídos: pasad por la ciudad en pos de él, y herid. No perdone vuestro ojo ni tengáis misericordia. Matad viejos, mozos y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno. Mas a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no llegaréis. Y habéis de comenzar desde mi santuario. Comenzaron pues desde los varones ancianos que estaban delante del templo” Ezequiel 9:2-6. {TN3: 44.2}

Aquí el pueblo se encuentra en un estado mixto (el trigo y la cizaña habitando juntos), con el tiempo más adelante mientras que por una parte los que gimen y claman por las abominaciones en medio de ella reciban la marca de liberación, por la otra parte aquellos

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que no gimieron ni clamaron serán dejados sin la marca, para que perezcan (en sus pecados) bajo las armas de matanza de los ángeles. {TN3: 44.3}

De esta separación – la única en la iglesia – surgen los primeros frutos. {TN3: 45.1}

A esta le sigue la separación de entre las naciones, tal como lo vemos en la parábola de Mateo 25, en donde se describe proféticamente la venida de Cristo; no la que fue mostrada en 1ª Tesalonicenses 4:16-17, porque en la venida allí descrita, “los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes a recibir el Señor en el aire”; mientras que al tiempo de la primera “cuando el hijo del hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con El, entonces se sentará sobre el trono de Su gloria [La iglesia-reino, la cual en esta etapa consiste solamente de los primeros frutos]. {TN3: 45.2}

“Y serán reunidas delante de él todas las gentes; los apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas su derecha, y los cabritos a la izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha [estos son los segundos frutos]: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo … Entonces dirá también a los que estarán a la izquierda: Apartaos de Mí, malditos, al

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fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” Mateo 25:31-34, 41. {TN3: 45.3}

De esta separación – la única entre las naciones – surgen los segundos frutos. {TN3: 46.1}

Los ángeles que están alrededor del trono en el santuario celestial durante el juicio de Daniel 7:9-10 y de Apocalipsis 5:11, como explican las parábolas, descenderán con “El Hijo del hombre” cuando El venga “a su templo” (su iglesia) para separar mediante el juicio “los malos de entre los justos”, y para pulir como a oro y plata aquellos que “pueden sufrir el tiempo de su venida …y ofrecerán a Jehová ofrenda en justicia” Malaquías 3:2-3. {TN3: 46.2}

En una demostración gráfica de que El si vendrá a la tierra con todos sus ángeles a ejecutar juicio sobre los vivos, el Señor se reveló a si mismo a Ezequiel proféticamente como siendo traído en Su trono a la tierra por cuatro seres vivientes justamente antes de que tome lugar la matanza de los hipócritas en la iglesia. Y así como cada ser viviente tiene rostro de león, rostro de buey, rostro de hombre y rostro de águila (Ezequiel 1:10), – la misma insignia judicial que tienen las bestias que están delante del trono en el santuario celestial (Apocalipsis 4:7) durante el tiempo del juicio de los muertos, – y como descienden a la tierra, muestran simbólicamente que la obra del trono juicio-mediador que se convoca y

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preside para el juicio de los muertos, es extendido a la tierra. {TN3: 46.3}

Esta extensión, hasta donde conocemos ahora, debe tomar lugar cuando se abra el séptimo sello (Apocalipsis 8:1), ya que en ese tiempo las voces celestiales, que dieron comienzo al juicio de los muertos, cesan en el santuario celestial y comienzan después de la media hora de silencio, a escucharse en la tierra. En otras palabras, así como en la apertura del juicio de los muertos en el cielo hubo “relámpagos y truenos y voces” (Apocalipsis 4:5), de la misma forma en la apertura del “juicio de los vivos” en la tierra hay “voces y truenos y relámpagos, y un terremoto” Apocalipsis 8:5. {TN3: 47.1}

Con el juicio de los muertos, sin embargo, la obra de separación toma lugar en los libros en el santuario celestial; mientras que con el juicio de los vivos, la separación toma lugar entre los miembros de la iglesia así como en los nombres en los libros en el santuario celestial, mostrando así que finalmente ambos santuarios serán purificados. {TN3: 47.2}

Ineludiblemente, por lo tanto, la venida del Señor a su templo (Malaquías 3:1-3), Su venida con todos Sus ángeles (Mateo 25), y Su venida en el trono sobre los seres vivientes (Ezequiel 1), – representando los tres, como se ha mostrado, el mismo evento, – toma lugar al comienzo del juicio de los vivos; el mismo tiempo en el cual las actividades judiciales del santuario celestial

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son extendidas al santuario terrenal – la iglesia. {TN3: 47.3}

“Y miré y he aquí una nube blanca”, exclamó Juan el revelador, contemplando la misma venida descrita diversamente por Malaquías, Mateo, y Ezequiel, “y sobre la nube uno sentado semejante al hijo del hombre, que tenía en su cabeza una corona de oro, y en su mano una hoz aguda. Y otro ángel salió del templo, clamando en alta voz al que estaba sentado sobre la nube: Pon tu hoz, y siega; porque la hora de segar es venida, porque la mies de la tierra está madura. Y el que estaba sentado sobre la nube echó su hoz sobre la tierra, y la tierra fue segada”. Apocalipsis 14:14-16. {TN3: 48.1}

Claramente, por lo tanto, la venida del Hijo del hombre no es cuando los justos vivos y los resucitados son juntamente arrebatados a recibir al Señor en el aire; porque los versículos 17-20, que siguen a los citados en el párrafo anterior, revelan que después que El viene y siega la tierra, “otro ángel … teniendo una hoz aguda” vino y segó una segunda siega antes de que la ira de Dios – las siete postreras plagas (Apocalipsis 15:1) – fuesen derramadas sobre los impíos. {TN3: 48.2}

Así, nuevamente, vemos por cuarta vez que hay dos venidas diferentes del Hijo del hombre: una “para separar los impíos de los justos” en la iglesia (Mateo 13:49), y entonces inmediatamente llamar los justos de entre los impíos en

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Babilonia (Apocalipsis 18:4); y la otra para arrebatar los santos, ambos, los resucitados y los vivos, a las mansiones que El ha preparado para ellos (1ª Tesalonicenses 4:16; Juan 14:1-3). {TN3: 48.3}

En la primera venida del Hijo del Hombre, la piedra que hirió la gran imagen fue cortada no con mano (sin la ayuda del hombre, sino por el Señor mismo) porque, como dice el Señor, “no había quien me ayudara, y maravillóme que no hubiera quien sustentase; y salvóme mi brazo, y sostuvome mi ira. Y con mi ira hollé los pueblos, y embriaguélos con mi furor, y derribé a tierra su fortaleza” Isaías 63:5-6. {TN3: 49.1}

Esta obra de separación, o purificación, traída a la vista en la parábola de Mateo 13:30 y de nuevo en la de Mateo 13:47-49; y otra vez en la profecía de Malaquías 3:1-3 y en la de Ezequiel 9, al igual que en Apocalipsis 14, se aplica directamente al día del juicio de los vivos, porque la purificación del santuario al fin de los 2.300 días, de acuerdo con Daniel 8:14 y Daniel 7:9-10, se aplica directamente al

Juicio de los Muertos. {TN3: 49.2}

Aunque la purificación del santuario, como hemos visto en las profecías de Daniel, iba a tomar lugar después de 1844 D.C., sin embargo, siendo que los justos vivos todavía están mezclados con los pecadores en la iglesia, y siendo que Daniel vio el Anciano

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de días sentarse para juzgar, no para herir a aquellos que tenían “la marca”, sino a juzgar con “los libros” que “fueron abiertos, obviamente la visión que él tuvo del juicio es en relación con los muertos. {TN3: 49.3}

En cuanto a la purificación de la iglesia en la tierra, se ha de efectuar primero echando fuera la abominación, segundo restaurando la verdad, y tercero sacando la cizaña. Mas con relación a la purificación del santuario celestial, ésta se está llevando a cabo al presente removiendo del Libro de la Vida los nombres de aquellos que son hallados faltos; y escribiéndolos en el libro que contiene los nombres de aquellos que han de ser levantados en la resurrección de los impíos después de los mil años (Apocalipsis 20:5); quedando por este medio en el Libro de la Vida solamente los nombres de aquellos que han ganado la victoria sobre el pecado, y que por lo tanto esperan a ser levantados en la resurrección de los justos (Apocalipsis 20:6). Juan, consecuentemente, “vio los muertos, pequeños y grandes, delante de Dios; y los libros se abrieron, y otro libro fue abierto el cual es el Libro de Vida. Y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras” Apocalipsis 20:12. {TN3: 50.1}

Además de las razones ya aducidas, todavía quedan

Otras Razones para Ambos Juicios. {TN3: 50.2}

Siendo que la purificación del santuario Celestial es una obra de purificación en los libros

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borrando de estos los nombres de los apóstatas y las cizañas, y siendo que durante el “tiempo de angustia cual nunca fue después que hubo gente hasta entonces”, los únicos que “serán libertados” son aquellos cuyos nombres se encuentran escritos en el libro, la purificación de los libros, por lo tanto, obviamente toma lugar antes de la resurrección, y antes del tiempo de angustia cual nunca fue. Así pues, los muertos infieles serán dejados en sus tumbas en la primera resurrección, y los vivos infieles no serán librados en el tiempo de angustia. Pero si sus nombres quedaran escritos en los libros, entonces de acuerdo con los registros o los impíos muertos tendrían que ser resucitados con los justos, y los impíos vivos librados con los justos vivos o de otra forma tanto los justos muertos como los justos vivos tendrán que ser abandonados con ellos – alternativas, las cuales, por supuesto son imposibles, haciendo por lo tanto obligatorio una separación absoluta, tal como se ejemplifica en tipo en tiempos de Josué: {TN3: 50.3}

“Anatema hay en medio de ti, Israel” dijo el Señor, “No podrás estar delante de tus enemigos, hasta que hayáis quitado el anatema de en medio de vosotros … Entonces Josué, y todo Israel con el, tomaron a Acan … y todo cuanto tenía … y todos los Israelitas los apedrearon” Josué 7:13, 24-25. {TN3: 51.1}

De este baluarte de evidencia en prueba de la purificación de la iglesia en la tierra

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y de los libros en el cielo sobresale la impregnable verdad de que los vivos, que son fieles hasta el fin, retienen sus nombres en el Libro de la Vida, y en este tiempo de separación recibirán la marca de Dios, o el sello, de liberación, mientras que los que no lo son no reciben el sello y perecen en sus pecados. Y correspondientemente, los muertos cuyos nombres son retenidos después del juicio, en el libro de los muertos, han de levantarse en la primera resurrección (Apocalipsis 20:6), mientras que aquellos que fueron infieles en vida esperan hasta después de los mil años, para ser levantados entonces con todos los pecadores en la segunda resurrección (Apocalipsis 20:5). {TN3: 51.2}

Así como es necesario en la congregación de los muertos, separar los impíos de los justos que esperan ahora la mañana de la resurrección, es justo como necesario, en la congregación de los vivos, separar los impíos de los justos que se están preparando ahora para ser librados de la angustia venidera, y esperando la segunda venida de Cristo – su venida visible para levantar los santos muertos y arrebatarlos junto a los santos vivos. {TN3: 52.1}

Hay por lo tanto dos separaciones; una entre los justos muertos y la otra entre los justos vivos; los muertos son señalados para ser resucitados y los vivos para la traslación. {TN3: 52.2}

Por otra parte, aquellos cuyos nombres deben ser borrados de los libros son aquellos que no se pusieron su “vestido

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de bodas” Mateo 22:11. Y al mandato del Maestro (Mateo 22:13), ellos serán echados fuera, para nunca más ser hallados entre los convidados a la boda. {TN3: 52.3}

La purificación del Libro de la Vida veremos más adelante que es necesario para habilitar a los ángeles a seleccionar correctamente los santos, porque cuando el Hijo del hombre venga con todos sus ángeles, El los enviará, con gran voz de trompeta, y juntarán a sus elegidos [los resucitados] de los cuatro vientos, de un cabo del cielo hasta el otro” (Mateo 24:31), y llevarlos a unirse con los vivos. {TN3: 53.1}

La luz concentrada brillando ahora de las profecías vistas en su conexión correlativa, muestran que el santuario del cielo y el de la tierra están contaminados ambos, no por conquistas militares o políticas de poderes paganos, sino por el contrario, primeramente, por algunos de los conversos que no han perseverado (Mateo 10:22); en segundo lugar, por la cizaña que ha traído Satanás mientras los hombres dormían (Mateo 13:25); y tercero, por el cuerno pequeño que creció sobremanera y echó por tierra el “continuo”, hollando la verdad, y trayendo la prevaricación asoladora; envolviendo así ambos santuarios, el terrenal y el celestial. {TN3: 53.2}

Esta sorprendente revelación muestra concluyentemente que de acuerdo a Daniel 8:14 la purificación toma lugar primeramente en el santuario celestial y luego en el santuario terrenal. {TN3: 53.3}

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Con toda la importancia que merece, cualquiera que deje de hacer un estudio cuidadoso y diligente de la naturaleza y significado de esta gran obra en la cual Dios investiga los invitados que asisten a la boda, está siendo simplemente indiferente a la esperanza de vida eterna – “una salvación tan grande”. Porque cuando el juicio de una persona está pendiente, y él no está al tanto de ello, no estará preparado ni apto para enfrentarlo cuando su caso sea investigado. A un tema tan importante “por tanto, es menester que con más diligencia atendamos” Hebreos 2:1. Y haciendo esto debemos estudiar el juicio

A la Luz de las Parábolas. {TN3: 54.1}

El sembrador, la semilla, el campo, la temporada de cultivo y crecimiento, y la temporada de la siega deben ser todas calculadas perfectamente para ilustrar el reino espiritual; de otra forma la representación sólo puede conducir hacia el error en lugar de la verdad. {TN3: 54.2}

Siendo requeridas todas las cuatro estaciones del año para completar el proceso de plantar, crecer y recoger la producción del año, y siendo el otoño el comienzo del año agricultural (así como el final del verano es “la fiesta de la cosecha, la cual es al fin del año, cuando hayas recogido tus labores del campo” – Exodo 23:6), esta parábola, por lo tanto ilustra en los doce meses del año un período de historia evangélica, al fin de la cual el reino de Cristo ha de ser establecido, y el comienzo del cual es

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El Tiempo de Sembrar la Semilla. {TN3: 54.3}

Habiendo un período de historia de la iglesia ilustrado en estos doce meses del período de la cosecha,

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debemos, por lo tanto, determinar el tiempo en que comienza – el tiempo de sembrar la semilla, y el tiempo cuando termina – el tiempo de segar. {TN3: 55.1}

“El que siembra la buena simiente”, dice Cristo, “es el Hijo del hombre”, y el enemigo que siembra la cizaña “es el diablo”. Mateo 13:37, 39. {TN3: 56.1}

“El Hijo del hombre”, El que “siembra la buena semilla”, no es otro que Cristo. Mas siendo que El no puede ser llamado “Hijo del hombre”, antes de haber nacido de una mujer, por consiguiente El no podía haber sembrado “la buena semilla” de la siega espiritual hasta después de su nacimiento en Belén de Judea. {TN3: 56.2}

Como Su ministerio – la siembra de “la buena semilla”, la verdad – comenzó justamente después de Su bautismo (Mateo 4:17), para establecer el comienzo del período parabólico de la siega, debemos averiguar la fecha en que El fue bautizado. {TN3: 56.3}

“Y después de las sesenta y dos semanas”, profetizó Daniel concerniente al ministerio de Cristo y su muerte, “se quitará la vida al Mesías, y no por sí; … y en una semanaconfirmará el pacto a muchos, y a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda” Daniel 9:26, 27. {TN3: 56.4}

Podemos ver que este es tiempo profético, que se debe calcular usando la regla de día por año de Ezequiel 4:6, por el hecho de que hubieron siete años

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desde el tiempo en que Cristo fue bautizado al tiempo en que se permitió a los apóstoles llevar el evangelio a los Gentiles. Durante este período, Cristo confirmó o cumplió el pacto. “A la mitad de la semana”, o al fin de los tres años y medio, El iba a ser crucificado, haciendo así que el sacrificio terrenal cesara. {TN3: 56.5}

Habiendo establecido el hecho (véase la ilustración en la página 55) que los tres años y medio del ministerio de Cristo terminaron el día 16 del primer mes, luego contando tres años y medio (siga la ilustración de la página 55), encontramos que Su bautismo tomó lugar el día 16 del séptimo mes, el cual ocurrió en la semana de los Tabernáculos, y la celebración del cual fue el fin de el año agricultural, el cierre de la siega (Levítico 23:39). {TN3: 57.1}

Vemos así que la parábola está en perfecta armonía con la naturaleza, y que el “Hijo del hombre” comenzó a sembrar la semilla justo a tiempo – al fin del pasado año de siega, y al comienzo del nuevo año de siega – precisamente en la temporada correcta del año. La siembra de la semilla comenzando con el bautismo de Cristo, y la siega comenzando al “fin del mundo”, obviamente el período de la parábola abarca toda la dispensación evangélica – desde el comienzo del ministerio de Cristo hasta el fin del tiempo de prueba. Entre estos dos está

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El Tiempo de Crecimiento del Trigo. {TN3: 57.2}

Siendo los tres años y medio, desde el comienzo del ministerio de Cristo hasta Su crucifixión, el tiempo de la siembra, y el tiempo de la siega el fin del mundo, entonces el período ocurrido entre uno y otro es el tiempo para el crecimiento y maduración del grano, y también el

Tiempo en que es sembrada la Cizaña. {TN3: 58.1}

Una vez hubo terminado de sembrar la buena semilla, “El Hijo del hombre … dejó su casa y dio facultad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase” Marcos 13:34. Pero una vez El hubo partido, “los hombres se durmieron” como hacen muchos hombres cuando su patrón se ausenta. Así pues, algún tiempo después de Cristo haber ascendido en las alturas “vino su enemigo, y sembró cizaña entre el trigo y se fue” Mateo 13:25. ¡Más Sus siervos dormidos no lo notaron! ¡Que cuadro tan trágicamente irónico! ¡Los atalayas de Sión se quedaron dormidos en las murallas mismas, mientras que el enemigo se desliza al interior sin ser visto ni hallar oposición! ¡Oh, que culpa terrible por haber abandonado el deber descansa sobre los atalayas desde los días apostólicos! {TN3: 58.2}

Al denunciar aquellos que hoy día son responsables por faltar al deber de proteger la iglesia de aceptar en su feligresía virtualmente a cualquiera que profesa interés y muestra deseo de asociarse, aunque el tal ni está cimentado en la verdad ni mostrando “frutos dignos de arrepentimiento”, el

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Espíritu de Profecía declara: “Se está obrando apresuradamente al añadir nombres a la lista de la iglesia. Serios defectos de carácter son evidentes en algunos que se unen a la iglesia. Aquellos que les dan entrada dicen: Primero los admitimos como miembros de la iglesia y luego los reformamos. Mas esto es un error. La primera obra que debe ser hecha es la de la reforma … No les permitan unirse al pueblo de Dios como miembros de la iglesia hasta tanto muestren evidencias convincentes que el Espíritu de Dios está obrando en sus corazones. Hay muchos cuyos nombres están registrados en los libros de la iglesia que no son Cristianos” – Review & Herald, 21 de Mayo de 1901. {TN3: 58.3}

¿Qué mayor evidencia es necesaria para estar convencido que el atalaya ha perdido la visión espiritual que tenían Juan el Bautista y los apóstoles? Muy trágicamente cierta es la tajante denuncia: “Predicadores dormidos que le predican a congregaciones dormidas” – Testimonios para la Iglesia, Volumen 2, página 303. {TN3: 59.1}

Con claro discernimiento, “viendo él muchos de los fariseos y saduceos, que venían a su bautismo”, que más tarde ellos habrían de crucificar a su Señor, Juan les dijo: “Oh generación de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira que vendrá? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento” Mateo 3:7-8. Así expuso y desbarató Juan el intento del Diablo de introducir la cizaña en aquel tiempo. Pues bien sabía él que una vez la cizaña se introduce, al tratar de arrancarlas hubiese arrancado también el trigo. {TN3: 59.2}

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Como fiel atalaya de la iglesia en el tiempo de los apóstoles, Pedro detectó el engaño cuando el diablo nuevamente quiso introducir la mala semilla y le dijo a los culpables: “Ananías, ¿qué ha llenado Satanás tu corazón a que mintieses al Espíritu Santo, y defraudases del precio de la heredad? … Y Ananías oyendo estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron …Y pasado espacio como de tres horas, sucedió que entró su mujer, …Entonces Pedro le dijo: ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella le dijo: Si, en tanto …Y luego cayó a los pies de él, y expiró”. Hechos 5:3, 5, 7, 8, 10. {TN3: 60.1}

El hecho de que también la congregación ha fallado en discernir cuando el diablo está sembrando la semilla en su medio, amerita nuevamente la denuncia: “Predicadores dormidos que le predican a congrega-ciones dormidas” (Testimonios para la Iglesia, Volumen 2, página 303), y comprueba que toda la iglesia, tanto los ministros como los laicos, están profundamente dormidos, en cumplimiento a las palabras de Cristo: “Entonces el Reino de los cielos será semejante a diez vírgenes … cinco de ellas eran prudentes, y cinco fatuas. Pero tardándose el esposo, cabecearon todas, y se durmieron” Mateo 25:1-5. {TN3: 60.2}

El permitirle al diablo que libremente siembre cizaña entre el Trigo, es un mal que ha existido en la iglesia cristiana después de la era apostólica, y como resultado de que cada vez que

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el Señor ha enviado un mensaje a Su pueblo, la cizaña que hay en su medio, inmediatamente (siguiendo las instrucciones de sus líderes), levantan sus manos y votan para sacar a cualquiera que oye al mensajero y obedece al mensaje. ¡Así una y otra vez, venden su primogenitura por menos de un plato de lentejas, el pueblo profeso de Dios sufre la pérdida, y todavía la iglesia no aprende la trágica lección!. {TN3: 60.3}

“Oh casa de Israel”, amonesta el Señor, “Basta ya de todas vuestras abominaciones, oh casa de Israel; de traer extranjeros, incircuncisos de corazón e incircuncisos de carne, para estar en mi santuario y para contaminar mi casa” Ezequiel 44:6-7. {TN3: 61.1}

Dado que la cizaña ha crecido tanto que ha desplazado a los fieles de su medio, en alentadora palabra de seguridad el Señor dice: “Bienaventurados seréis, cuando los hombres os aborrecieren, y cuando os apartaren de ti, y os negaren, y desecharen vuestro nombre como malo, por el Hijo del hombre. Gozaos en aquel día, y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres a los profetas” Lucas 6:22-23. {TN3: 61.2}

Como el período desde la era apostólica es el tiempo en que crecen el trigo y la cizaña, y como además, la iglesia de Laodicea es la última de las siete secciones de la iglesia Cristiana en la cual están mezclados el trigo y la cizaña, es menester que conozcamos la respuesta a la pregunta:

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¿Cuál es la Iglesia de Laodicea? {TN3: 61.3}

Laodicea puede ser reconocida infaliblemente entre los muchos “ismos” del Cristianismo por la obra que ella está haciendo – declarando el juicio. Ciertamente, esta marca de identificación está señalada por el nombre Laodicea, que está compuesto de dos palabras griegas lao y dekei, la una que significa “pueblo”, también “hablar”, y la otra “juicio”, para un significado combinado que quiere decir: El pueblo declarando juicio. Por lo tanto, la iglesia que declare, “temed a Dios, y dadle honra, porque la hora de Su juicio es venida” (Apocalipsis 14:7), es evidentemente Laodicea. Y es bien conocido tanto fuera como dentro de los círculos Adventistas que la iglesia Adventista Del Séptimo Día está esforzándose por dar el mensaje del juicio de Apocalipsis 14:7, lo cual le garantiza el título indiscutible de Laodicea. {TN3: 62.1}

Claramente entonces, los nombres de “las siete iglesias” (representando las secciones sucesivas de la iglesia Cristiana, de la cual Laodicea es la última) no son “sólo nombres”. Tomemos como ejemplo adicional el nombre de la sexta iglesia, “Filadelfia”. Su significado, “Amor Fraternal”, no encaja en la descripción de la condición espiritual de la organización de cualquier otra iglesia en toda la era Cristiana, sin embargo encaja muy bien con el estado de amor que manifestó la sexta iglesia – La iglesia Millerista. {TN3: 62.2}

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Siendo el ejemplo vivo de una iglesia que nunca fue culpable de obstruir o tratar de impedir que sus miembros ejercieran el derecho inalienable de investigar y aceptar por si mismos lo que sus conciencias le permitieran investigar y aceptar, fue la única que no contribuyó en nada a la grave condición a la que elude la escritura cuando dice: “Oid palabra de Jehová, vosotros los que tembláis a Su palabra: vuestros hermanos los que os aborrecen, y os niegan por causa de Mi Nombre, dijeron: Glorifíquese Jehová. Mas el se mostrará con alegría vuestra, y ellos serán confundidos” (lsaías 66:5) en la

Separación de la Cizaña de Entre el Trigo. {TN3: 63.1}

El fin del período en el que el trigo y la cizaña están mezclados es el tiempo de la obra final por la iglesia de Laodicea (la última de las siete iglesias). Esta obra es identificada por la fundadora de la iglesia como el sellamiento de Ezequiel 9, el sellamiento del Israel espiritual, los 144.000. (Véase Testimonios para los Ministros, página 445;Testimonios para la Iglesia, Volumen 3, página 295; Joyas de los Testimonios, Tomo 1, página 335; Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, página 196; Joyas de Testimonios, Tomo 2, páginas 65-66). Esta identificación es substanciada concluyentemente por el hecho, como vimos aquí, de que la profecía de Ezequiel es una separación de dos clases – aquellos que “gimen y claman por las abominaciones que se hacen en medio de ella” (la iglesia) y aquellos que

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no lo hacen. Y como los primeros son librados mientras que los últimos caen bajo las armas de matanza de los ángeles, se puede ver claramente que hay una completa separación de la cizaña de entre el trigo en el

Tiempo de la Siega. {TN3: 63.2}

Aunque el verdadero significado y tiempo de la siega es en gran medida confuso para algunos y confundido para muchos, si estudiamos muy de cerca la Palabra quedará aclarada en forma simple; tal como aclaró el tiempo de sembrar la semilla y el período del trigo y la cizaña. {TN3: 64.1}

Con sus ojos, capaces de penetrar la densa niebla de los siglos, Cristo anticipó la negligencia de Sus Atalayas y la maldad que habría de brotar en Su iglesia. No obstante, cuando Sus sirvientes le preguntaron: “¿No sembraste buena simiente en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? … ¿Quieres, pues, que vayamos y las arranquemos? … El les dijo: No, porque sacando la cizaña, no arranquéis con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega, y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; mas juntad el trigo en mi alfolí”. Mateo 13:27-30. {TN3: 64.2}

La siega es el “resultado de esfuerzo”, de trabajo, “juntar del grano” segar el resultado del trabajo y llenar los graneros con granos. Así, en lugar de terminar el año de labor

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con el comienzo de la siega, es cuando comienza el trabajo más arduo. Y aunque el tiempo de la siega es el más corto de todos los períodos del año de cosecha, el trabajo de segar no se lleva a cabo en un momento: esto toma tiempo. La cosecha no es almacenada por llevar el campo al alfolí; no, eso se llamaría un conglomerado y no una siega. Primero se mete la hoz en el grano, luego el grano es juntado en manojos, después es desgranado, y después que es almacenado en el granero; entonces la paja y la cizaña son destruidas. Habiéndose completado este trabajo durante el otoño, muestra que la siega es un período de tiempo después que “acabóse el verano”, y es seguido por el período infructuoso del invierno. {TN3: 64.3}

De la misma forma debe suceder con la siega espiritual, de otra forma la siega literal no sería una ilustración literalmente. No estimemos en poco la sabiduría de Dios: Sus ilustraciones son perfectas. {TN3: 65.1}

Considere ahora con qué exacta fidelidad a la siega natural el Maestro ha declarado las verdades de la siega espiritual: “Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega”. El dice: “y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; mas juntad el trigo en Mi alfolí” Mateo 13:30. {TN3: 65.2}

En estas palabras parabólicas Cristo ha hecho el método espiritual de segar

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análogo al método natural. Si uno no fuera precisamente como el otro, él hubiese hecho distinción en la diferencia. Sean, por lo tanto amonestados, a no permitir que la vana imaginación entre en la mente, sino estad firmes en las Escrituras, porque ellas están llenas de significado de inigualable valor – verdaderamente son su propia vida. {TN3: 65.3}

Como la palabra “hasta” quiere decir “al momento de”, la cizaña, por lo tanto, ha de juntarse, no antes ni después de la siega, sino al comienzo de ésta. Y el “tiempo de la cosecha”, siendo “el fin del tiempo de gracia” (Palabras de Vida del Gran Maestro, página 50), entonces la siega misma necesariamente precede el fin del tiempo de gracia – la temporada infructuosa del invierno. Por consiguiente, la cizaña es separada del trigo antes y no después del fin del tiempo de gracia. {TN3: 66.1}

El trigo, “los hijos del reino” (Mateo 13:38), son juntados en el alfolí, el reino; la cizaña, “los hijos del malo” (Mateo 13:38), – meros profesos, aquellos que son sólo oidores y no hacedores de la Palabra, y a quienes se les otorgó la membresía mientras “los hombres dormían” – son juntados y lanzados al fuego” (Mateo 13:40), después que el trigo es juntado en manojos. Pero,

¿Quiénes son los Segadores? {TN3: 66.2}

“Los segadores son los ángeles” quienes “saldrán y apartarán a los malos de entre los justos”. Mateo 13:39, 49. Estos ángeles no son los mismos que han de “venir”

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con Cristo en Su segunda venida, sino aquellos que El “envía”. Ellos son como los tres ángeles de Apocalipsis 14:6-11. De hecho, el tercer ángel “es el ángel que ha de separar el trigo de la cizaña, y sellar o atar el trigo para el granero celestial” – Primeros Escritos, página 118. Por lo tanto, los ángeles, los segadores, a quienes Cristo envía, incluye al ángel del sellamiento, o que junta el grano, y los que le siguen para llevar a cabo la matanza (Ezequiel 9:2, 5-6), primero en la iglesia, y luego en el mundo. Así es, la

Separación en dos Secciones. {TN3: 66.3}

La orden, “y juntarán de su reino todos los escándalos, y los que hacen iniquidad”, no significa juntar Sus santos de la tierra para el cielo; tampoco significa destruir los impíos de la tierra; porque los primeros han de ser juntados, no directamente para el cielo, sino primeramente para “el granero”, el reino terrenal; y los últimos no son destruidos inmediatamente “en el tiempo de la siega”, sino que primero son juntados en manojos, y luego son destruidos, como se ilustra más adelante en la parábola de la red: {TN3: 67.1}

“Así mismo el reino de los cielos es semejante a la red, que echada en la mar, saca toda suerte de peces; la cual estando llena, la sacaron a la villa; y sentados, juntaron lo bueno en vasos, y lo malo echaron fuera” Mateo 13:47-48. {TN3: 67.2}

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Esta parábola también muestra la separación de los impíos de entre el pueblo de Dios en la iglesia (“la red”), siendo ésta la primera sección de la obra de separación, el comienzo de la siega. La sección subsiguiente sigue en el mundo, mientras la tierra es iluminada con la gloria del ángel del “Fuerte Pregón” y “otra voz del cielo” dice: “Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis participantes de sus pecados, y no recibáis de sus plagas” Apocalipsis 18:4. {TN3: 68.1}

Note que en la primera sección de la separación, la que se lleva a cabo en la iglesia, los impíos son sacados de entre los justos, mientras que en la segunda, la que tome lugar en Babilonia, los justos son llamados de entre los impíos. {TN3: 68.2}

Como el ‘’campo” es “el mundo” (Mateo 13:38), la parábola del trigo y la cizaña necesariamente incluye ambas secciones de la siega. Por el contrario, como la “red” levanta los “peces”, los conversos que ha producido la iglesia que proclama el evangelio, la parábola de la red por lo tanto está limitada a la separación en la iglesia. Combinadas ellas ilustran la

Relación de las Primicias y los Segundos Frutos. {TN3: 68.3}

A Isaías también se le mostró esta doble siega. “Porque Jehová juzgará con fuego y con su espada”, profetizó él, “a toda carne; y los muertos de Jehová serán multiplicados. Los que se santifican y los que se purifican en los

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huertos, unos tras otros, los que comen carne de puerco, y abominación, y ratón; juntamente serán talados, dice Jehová” Isaías 66:16-17. {TN3: 68.4}

Los muertos del Señor, en esta escritura, son aquellos que profesan estar en la fe, que se adjudican santificación y purificación, basados en los méritos de su propia justicia – de “sí mismos” – no en los méritos de la justicia de Cristo. Ellos caminan, es decir, en sus propias sendas, no en obediencia a la verdad. Cubiertos en estos mantos espurios de santificación y purificación, posan como reformadores, mientras que todo el tiempo se han extasiado en las abominaciones de los paganos; haciendo en secreto – en inglés dice “detrás de un árbol” – o como explica el texto en inglés al margen, dejándose guiar “unos tras otros”. Y la comida (carne de cerdo, y ratón, y abominación, cualquiera sea o dondequiera que estén estos cristianos paganos, alimentos usados respectivamente sólo en ciertas partes del mundo, entre diferentes clases y razas) con los cuales gratifican sus apetitos, muestra que la destrucción consecuente entre estos autosantificados y autopurificados está en la iglesia a nivel mundial. {TN3: 69.1}

Que esto no fue entre los gentiles, los cuales no conocían la verdad de Dios y Su gran poder, puede verse claramente en las palabras del Señor: “Enviaré de los escapados de ellos a las naciones, a Tarsis, a Fut y Lud que disparan arco, a Tubal y

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a Javán [las naciones gentiles de hoy día llamadas por sus antiguos nombres], a las costas lejanas que no oyeron de mí, ni vieron mi gloria; y publicarán mi gloria entre las naciones” Isaías 66:19. {TN3: 69.2}

Siendo que estos que han escapado (las primicias, los 144.000 siervos de Dios – Apocalipsis 7:3) “traerán a todos vuestros hermanos” (los segundos frutos, la gran multitud, Apocalipsis 7:9) “por ofrenda a Jehová … de entre todas las naciones” (Isaías 66:20, primera parte) esta gran reunión necesariamente por lo tanto, es la obra final del evangelio – la segunda sección de la siega. {TN3: 70.1}

Y además, puesto que estos escapados han de traer todos sus hermanos “a mi santo monte de Jerusalén, dice el Señor”, “en vasos limpios a la casa de Jehová” (Isaías 66:20), se hace evidente el hecho de que la destrucción de los impíos resulta en la purificación de la iglesia. Los “vasos limpios” son, por lo tanto, la iglesia purificada, compuesta de los que han escapado – las primicias, los 144.000 – quienes, libres de los impíos (la cizaña) “como siervos de nuestro Dios” traerán entonces los segundos frutos, la gran multitud que no se puede contar, de entre todas las naciones. {TN3: 70.2}

Habiéndose completado la segunda sección de la separación se cierra el tiempo de gracia. En consecuencia de lo cual se escuchará el horrible lamento de perdición de los impíos: “Pasóse la siega, acabóse el verano, y nosotros no hemos sido salvos” Jeremías 8:20. {TN3: 70.3}

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Siendo esta la terrible experiencia de la cizaña en Babilonia, en la segunda sección de la siega, debe haber, como tipo, una experiencia similar precedente para la cizaña en la iglesia de Laodicea, en la primera sección de la siega, paralelo que muestra concluyentemente que

La Iglesia No Es Babilonia. {TN3: 71.1}

La razón por la cual la iglesia no es figurativamente “Babilonia” es que ella es denominada Jerusalén (Ezequiel 9:4, 8), y porque de entre los buenos en ese lugar, losimpíos (la cizaña) son destruidos, echados fuera, por los seis varones con las armas de matanza (Ezequiel 9:6-9), y luego de esto los buenos (el trigo) son juntados en “el granero”, mientras que de entre los impíos en Babilonia, los justos (“Pueblo mío”) son llamados a salir de ella para ser juntados en “el granero” y entonces los siete ángelesderraman las siete últimas plagas, y los impíos restantes son destruidos. {TN3: 71.2}

De este modo, en la primera sección de la siega, la separación en la iglesia, los impíos son destruidos por seis varones con armas de destrucción, antes de haber sacado a los buenos; y en la segunda sección, la separación entre las iglesias en Babilonia, los impíos son destruidos por siete ángeles con las siete últimas plagas, después que los buenos han salido de allí. Hay por lo tanto dos separaciones y dos frutos: La primera produce los primeros frutos, los 144.000, que no se han contaminado con mujeres (Apocalipsis 14:4). Estos son aquellos a quienes el mensaje del sellamiento les halla

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en la iglesia de Dios no en las iglesias paganas. Y la segunda produce los segundos frutos, la gran multitud de todas las naciones, algunos de los cuales puede que tampoco se hayan contaminado con mujeres – iglesias paganas. {TN3: 71.3}

Habiendo estudiado hasta ahora el juicio, la siega, a la luz de los testimonios de los profetas y las parábolas de Cristo, ahora lo examinaremos

A LA LUZ DEL SERVICIO CEREMONIAL. {TN3: 72.1}

Así como el Espíritu de Profecía declara que “el sistema de los tipos y símbolos era una profecía compacta del Evangelio, una presentación en la cual estaban resumidas las promesas de la redención” (Hechos de los Apóstoles, página 12), también el plan de salvación es revelado no sólo en los testimonios de los profetas y en las parábolas de Cristo sino también en los tipos y símbolos del santuario terrenal. En adición a esto, las experiencias del pueblo en el período típico “les acontecieron”, se nos ha informado “como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” 1ª Corintios 10:11. Lógicamente estamos obligados por el mismo principio a prestar atención a las instrucciones de Dios a Moisés: {TN3: 72.2}

“A los diez de este mes séptimo será el día de las expiaciones … Para reconciliarnos delante de

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Jehová vuestro Dios. Porque toda persona que no se afligiera en este mismo día, será cortada de sus pueblos”. “Expiar a los hijos de Israel … una vez al año”. Levítico 23:27-29; 16:34. {TN3: 72.3}

Cuando uno es “cortado de entre su pueblo” por causa de pecado, su nombre también debe ser “removido del libro de los vivos” Salmos 69:28. Consecuentemente, el día de la expiación era un día de juicio, llamado así comúnmente por los Judíos, y porque esta señal era fundamental como tipo del gran día antitípico de expiación (el juicio investigador) – el día en el cual el Señor removerá de su libro los nombres de todos los pecadores, y “separará” de la congregación de Su pueblo aquellos cuyos nombres no están escritos en el libro. {TN3: 73.1}

Con relación al día típico de expiación, el Señor ordena a través de Moisés: “en este día se os reconciliará para limpiaros; y seréis limpios de todos vuestros pecados delante de Jehová, … Y expiará el Santuario santo, y el tabernáculo del testimonio; expiará, también el altar” Levítico 16:30, 33. {TN3: 73.2}

Siendo el día de expiación un tipo para ambos, muertos y vivos, el servicio del tabernáculo terrenal, por lo tanto, proyecta el día de expiación en el antitipo la purificación del santuario celestial de

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nombres indignos de estar en los libros, y la purificación de la iglesia aquí en la tierra de sus miembros inconversos e inestables – trayendo así el tiempo de libros puros, una iglesia pura, y un pueblo puro. {TN3: 73.3}

Proyectando su mirada hacia ese día de purificación, Zacarías profetizó: “En aquel tiempo estará sobre las campanillas de los caballos: Santidad a Jehová; y las ollas en la casa de Jehová serán como los tazones delante del altar. Y será toda olla en Jerusalén y en Judá santidad a Jehová de los ejércitos … y no habrá más cananeo alguno en la casa de Jehová de los ejércitos en aquel tiempo” Zacarías 14:20-21. {TN3: 74.1}

Envisionando la misma escena, el profeta Isaías declara: “Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará. Y serás corona de gloria en la mano de Jehová, y diadema de reino en la mano de Dios tuyo. Nunca más te llamarán Desamparada … sino que serás llamada Hefzibá … pueblo santo” Isaías 62:2-4,12. {TN3: 74.2}

“Empero vosotros los que dejáis a Jehová, que olvidáis el monte de mi santidad, … dejaréis vuestro nombre, por maldición a mis elegidos; y el Señor Jehová os matará, y a sus siervos llamará por otro nombre” Isaías 65:11, 15. {TN3: 74.3}

“El pueblo sin entendimiento caerá” Oseas. 4:14. “Muchos serán

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limpios, y emblanquecidos, y purificados; más los impíos obrarán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero entenderán los entendidos”. Daniel 12:10. {TN3: 74.4}

Aquellos que tienen una visión clara sobre la verdad de la siega tal como es enseñada en los testimonios de los profetas y en las parábolas tendrán una visión aún más clara a medida que estudiamos el significado de

Las Gavillas Mecidas, Los Panes Mecidos y la Fiesta de los Tabernáculos. {TN3: 75.1}

Para ilustrar nuestra salvación en plenitud, los ritos de la siega del sistema ceremonial deben, por lo tanto, corroborar los testimonios de los profetas y las parábolas concernientes a la siega, ya que todos están intrínsecamente unidos. Las ceremonias de los primeros y segundos frutos del grano, por consiguiente, deben revelar la verdad concerniente a los primeros y segundos frutos de la humanidad. En la ley dada a los levitas leemos: {TN3: 75.2}

“Traeréis al sacerdote una gavilla por primicia de los primeros frutos de vuestra siega. Y el sacerdote mecerá la gavilla delante de Jehová, para que seáis aceptos; el día siguiente del día de reposo la mecerá … No comeréis pan, ni grano tostado, ni espiga fresca, hasta este mismo día, hasta que hayáis ofrecido la ofrenda de vuestro Dios … Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas

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cumplidas serán. Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová. De vuestras habitaciones traeréisdos panes para ofrenda mecida, que serán de dos décimas de efa de flor de harina, cocidos con levadura, como primicias para Jehová. Pero a los quince días del mes séptimo, cuando hayáis recogido el fruto de la tierra, haréis fiesta a Jehová por siete días” Levítico 23:10, 11, 14-17, 39. {TN3: 75.3}

Vemos aquí ordenada la observancia de tres ritos para la siega (1) La ceremonia de las gavillas mecidas, al comienzo de la primera siega; (2) La ceremonia de los panes mecidos, al cierre de la primera siega; y (3) La fiesta de las Cabañas, al concluir la segunda siega. Debido a que son tipos, estas dos siegas de granos con sus tres sacramentos literales, consecuentemente prefiguran dos cosechas de almas con tres ritos espirituales, el primero de los cuales son

Los Primeros Frutos con las Gavillas Mecidas y los Panes Mecidos. {TN3: 76.1}

Siendo que hay que cortar el tallo del grano, la gavilla mecida significaba que eran frutos para ser cosechados. Y como la gavilla iba a ser ofrendada antes de haber metido la hoz en el grano y juntarlas en manojos, obviamente señalaba a una cosecha espiritual de primeros frutos que habrían de ser recogidos. {TN3: 76.2}

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En el Pentecostés, cincuenta días después de haber ofrendado la gavilla, el tipo, todo Israel debía ofrendar “Nuevo presente a Jehová …

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[dos panes para ofrenda mecida, cocidos con levadura”] por primicias a Jehová” Levítico 23:16-17. {TN3: 77.1}

Tanto las gavillas mecidas como los panes mecidos eran ofrendas de agradecimiento por los primeros frutos. Uno era dedicado al comienzo de la siega y el otro al terminar la misma. En contraste con las gavillas mecidas de los granos recogidos todavía en eltallo, prefiguraban frutos que iban a ser recogidos después que las gavillas habían sido ofrendadas, los panes mecidos, un producto ya completado, significaba frutos ya recogidos. (Para comprender mejor el significado de la celebración de estas tres fiestas ceremoniales tan importantes para nuestra salvación, véase la ilustración en la página 77, como procede). {TN3: 78.1}

Veremos que el mandamiento que ordena la observancia del Sábado, el séptimo día de la semana, tanto como la ordenanza en relación a la observación de las fiestas ceremoniales anuales, fueron registradas en el capítulo veinte y tres de Levítico, versículo 3. Por lo tanto debemos tener cuidado de no confundir una verdad con la otra. {TN3: 78.2}

Las gavillas mecidas debían ser ofrecidas “el día siguiente al Sábado” – esto es, el primer día de la semana, conocido hoy comúnmente como Domingo. Esta ofrenda debía ser presentada, no en un día especial del mes, sino en un día especial de la semana, antes de haber cortado el grano y haberlo juntado en manojos (Levítico 23:11, 14). Viniendo en el momento justo, en el tiempo de los primeros frutos, la semana

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pascual que era el período en el cual se ofrecían usualmente las gavillas mecidas delante del Señor, proyectaba en su ritual profético a

Cristo, El Antitipo de las Gavillas Mecidas. {TN3: 78.3}

Por más de mil años la fiesta anual de las gavillas mecidas señalaba este evento antitípico, la resurrección de Cristo. Y el hecho de que Cristo resucitó el día en que la gavilla mecida era ofrecida, el mismo día siguiente al Sábado, no debe atribuirse la singular concurrencia de estos dos eventos de este día a mera coincidencia o a ninguna otra causa ajena al designio divino. “El fue el antitipo de las gavillas mecidas”, declara el Espíritu de Profecía, “y su resurrección se realizó en el mismo día en que esa gavilla era presentada delante del Señor” – El Deseado de Todas Las Gentes, página 729. {TN3: 79.1}

Así Cristo, las primicias, y aquellos quienes se levantaron de la tumba con El, cuando El resucitó, siendo levantados para vida eterna, fueron el antitipo de las gavillas mecidas de los muertos. Y por cuanto las gavillas mecidas de grano, señalaban hacia la recolección de los primeros frutos del campo, también aquellos que resucitaron con Cristo, siendo las primicias de los muertos, señalaban hacia la recolección de las primicias del evangelio – los 120 discípulos. Pero como aquellos que se levantaron con Cristo ascendieron con El como trofeos de Su victoria sobre la muerte y la tumba, ellos a su vez vienen a ser un tipo viviente, y de esa forma

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Las Gavillas Mecidas de Los Vivos. {TN3: 79.2}

Así como Cristo se levantó en el mismo día en que las gavillas eran ofrendadas, el Espíritu Santo, de la misma manera descendió sobre los 120 discípulos en el mismo día en que los panes mecidos eran presentados delante del Señor. El Pentecostés apostólico fue, por consiguiente el prototipo del Pentecostés ceremonial (el día en que se ofrendaban los panes mecidos). Y por cuanto las gavillas mecidas eran figura de Cristo y de aquellos que resucitaron con El como los primeros de las primicias de los muertos, entonces los panes mecidos fueron una figura de los 120 discípulos llenos del Espíritu Santo quienes fueron el complemento de los primeros frutos de los muertos y que fueron juntados después de la resurrección. {TN3: 80.1}

De estos hechos podemos ver más claramente que aquellos que Cristo tomó con El fueron las gavillas mecidas vivientes y las únicas que han sido ofrendadas en el santuario celestial; y que como resucitados de entre los muertos, son las primicias de los muertos, mientras que como vivientes perpetuamente delante del Padre, son las gavillas mecidas vivientes de las primicias de los vivos, los 144.000 siervos de Dios, quienes consecuentemente preceden a

Los Segundos Frutos y La Fiesta de los Tabernáculos. {TN3: 80.2}

Siendo los 120 discípulos en el día de Pentecostés, las primicias del evangelio de los muertos, a esta le sigue la gran multitud añadida diariamente a la iglesia de allí en adelante, fueron, naturalmente, los segundos frutos del evangelio de entre los muertos. {TN3: 80.3}

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Empero a los quince del mes séptimo, cuando hubieres allegado el fruto de la tierra, haréis fiesta a Jehová por siete días”, dice el registro Levítico de los mandamientos del Señor en relación con los ritos de la siega, …y tomaréis el primer día gajos con fruto de árbol hermoso, ramas de palmas, ramas de árboles frondosos, y sauces de los arroyos; y os regocijaréis delante de Jehová vuestro Dios por siete días. En cabañas habitaréis siete días, todo natural de Israel habitará en cabañas” Levítico 23:39-40, 42. {TN3: 81.1}

Como las gavillas mecidas y los panes mecidos son tipos, entonces la Fiesta de los Tabernáculos debe ser también un tipo. De otra manera la ceremonia no hubiese sido observada como parte del rito de la siega. Y así como en el tipo la fiesta debía ser celebrada al concluir la recolección final de la siega anual, entonces para corresponder con el antitipo también ésta debe celebrarse al cierre de la recolección final de la siega terrenal, la cual se está acercando a su cumplimiento. Así que el tiempo que se tomaba en producir y ofrendar las gavillas mecidas y los panes mecidos, y también en observar la Fiesta de los Tabernáculos es representativo de todo el tiempo de la siega espiritual de los vivos y de los muertos. {TN3: 81.2}

Tomando en consideración este hecho el Espíritu de Profecía dice: {TN3: 81.3}

“La fiesta de las cabañas no era sólo una conmemoración, sino también un tipo o figura … celebraba

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la recolección de los frutos de la tierra, y apuntaba hacia algo futuro: el gran día de la siega final, cuando el Señor de la mies mandará a sus segadores a recoger la cizaña en manojos destinados al fuego y a juntar el trigo en su granero. En aquel tiempo todos los impíos serán destruídos” – Patriarcas y Profetas, página 583. {TN3: 81.4}

Claramente entonces, por cuanto los primeros y segundos frutos de la siega literal y sus ritos concurrentes prefiguraban una siega espiritual de primeros y segundos frutos, los mismos han de ser culminados con la antitípica Fiesta de los Tabernáculos. {TN3: 82.1}

“Vi a los santos”, dice la sierva del Señor al describir esta celebración, “abandonar las ciudades y los pueblos y juntarse en grupos para vivir en los lugares más apartados. Los ángeles los proveían de comida y agua, mientras que los impíos sufrían hambre y sed” – Primeros Escritos, página 282. {TN3: 82.2}

De esta forma el Israel antiguo, habitando en cabañas, tipifica el Israel moderno, eventualmente, habitando en los bosques. Irrefutablemente, por lo tanto, la siega de Mateo 13 precede el fin del tiempo de gracia, y es el tiempo de juntar los primeros y segundos frutos – los 144.000 y “la gran multitud” – todos los santos que han de ser trasladados. {TN3: 82.3}

Tal como la luz que enfoca este punto, revela claramente que el Pentecostés después de la resurrección

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fue para la cosecha de aquellos que habrían de morir, correspondientemente debe haber un Pentecostés para la cosecha de aquellos que han de ser trasladados. Y por la misma lógica, las gavillas mecidas y los panes mecidos deben tener también una aplicación doble, tanto para los muertos como para los vivos, comprendiendo ambos el total de frutos de la siega antitípica. {TN3: 82.4}

El Pentecostés de la era apostólica, en el poder proporcionado para la recolección de los segundos frutos hasta el comienzo del juicio de aquellos que al presente han muerto, prefigura el Pentecostés final, el cual está todavía en el futuro y que ha de traer el poder para juntar los segundos frutos de los vivos, aquellos que no verán la muerte. En otras palabras, aquellos que murieron previo al Pentecostés final han de ser juzgados por la luz de la verdad reflejada a través del poder del Pentecostés del tiempo apostólico. {TN3: 83.1}

(Desde Su bautismo hasta su ascensión, Cristo enseñó ampliamente la verdad que había de preparar a aquellos que la aceptaran para impartirla. Y en el día de Pentecostés, él les habilitó con Su Espíritu para que la proclamaran con poder). {TN3: 83.2}

Concerniente al juicio, la siega, la sierva del Señor declara: {TN3: 83.3}

“Vi luego el tercer ángel. Dijo mi ángel acompañante: “Su obra es terrible. Su misión es tremenda. Es el ángel que ha de separar el trigo de la cizaña, y

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sellar o atar el trigo para el granero celestial” – Primeros Escritos, página 118. {TN3: 83.4}

“Ahora pues, no os burléis, porque no se aprieten más vuestras ataduras; porque consumación y acabamiento sobre toda la tierra he oído del Señor Jehová de los ejércitos. Estad atentos, y oid mi voz; estad atentos, y oid mi dicho” Isaías 28:22-23. {TN3: 84.1}

Y ahora que aquellos que honestamente desean escuchar y obedecer la voz de la Verdad han tenido la oportunidad de comprender con la mayor claridad posible los varios aspectos del tópico del juicio, la siega, son traídos aquí a un enfoque consolidado: {TN3: 84.2}

El lector ha de acordarse que aquellos que fueron resucitados con Cristo el día 18 del primer mes (siga la ilustración de la página 55), fueron inmortalizados y recibidos en el cielo como la gavilla antitípica, indicando a la cosecha de frutos que no mueren. Su resurrección de entre los muertos significaba el comienzo de la cosecha de las primicias de los 120 discípulos que habrían de morir y ser resucitados. El hecho de que los seguidores de Cristo no estaban unánimes antes de la resurrección, es testimonio muy positivo que las primicias (los 120) de aquellos que dormían no maduraron (completamente convertidos) hasta después de la resurrección. {TN3: 84.3}

Los 40 días de la presencia personal de Cristo sobre la tierra después de Su resurrección fue

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el tiempo en el cual los primeros frutos fueron juntados, ya que después de Su ascensión los Cristianos se encerraron en el aposento alto y no salieron a predicar la verdad hasta el día del Pentecostés. Los 120, que recibieron el poder del Espíritu Santo el mismo día en que los panes mecidos eran ofrecidos, fueron, por lo tanto, antitipos de los panes mecidos, señalando la terminación de la siega de las primicias. Subsecuentemente vinieron los segundos frutos de los muertos, en el período de los cuales la cizaña crecía junto con el trigo. {TN3: 84.4}

Maravillosa es sin duda la forma en la cual Dios ha obrado el plan de salvación y lo ha revelado paso a paso según ha sido necesario. Cuando en 1.844 comenzó el juicio investigador de los muertos y se comenzó a juntar las primicias de los vivos, el Señor no dejó a su pueblo en obscuridad concerniente a estos eventos. La primera visión que recibió la Hermana White en 1.844 fue acerca de las primicias, los 144.000, los “siervos de nuestro Dios” que nunca han de conocer la muerte (Véase Primeros Escritos, páginas 13-16). {TN3: 85.1}

Así como Cristo y aquellos que El resucitó y llevó con El vinieron a ser las gavillas prototípicas, indicando la recolección de las primicias (los 120) de aquellos que han de ser resucitados, de la misma manera cuando El comenzó su ministerio sacerdotal en el primer departamento del santuario celestial, y se presentó a sí mismo y Sus trofeos ante Su Padre, ellos vinieron a ser antitipo de las gavillas, como indicio de la

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recolección de las primicias de aquellos que han de ser trasladados (los 144.000 santos vivientes). A la luz de este paralelo, la condición espiritual de los 120 antes del Pentecostés apostólico es claramente vista como tipo de la condición espiritual de los 144.000 antes del futuro Pentecostés. {TN3: 85.2}

Los 40 días (Hechos 1:3,9) de la resurrección a la ascensión son por consiguiente tipo del período de 1844 hasta que se complete el sellamiento y matanza registrados en Ezequiel 9 y Apocalipsis 7:3-8; 14:1-5, respectivamente, y en Testimonios para los Ministros, página 445; Testimonios para la Iglesia, Tomo 3, página 295; y Primeros Escritos, páginas 270-273. {TN3: 86.1}

Después que las primicias son sellados y las cizañas removidas de su medio, separados de la influencia del mundo, tal como estaban los 120 en el día de Pentecostés, el “Espíritu Santo acompañará en medida mucho más abundante la obra que nos toca cumplir con mucho mayor fervor, porque el aumento de la impiedad exige una amonestación tanto más decidida al arrepentimiento”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 7, página 34. {TN3: 86.2}

Las primicias de los muertos (120) siendo una compañía numerada, y los segundos frutos de los muertos (las multitudes que se han juntado después del Pentecostés) una compañía innumerable, así, por consiguiente, debe ser con los primeros y segundos frutos de los vivientes. De aquí el sellamiento de los 144.000 primicias; y además, dice Juan, “Después de estas cosas miré, y he aquí una gran compañía,

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la cual ninguno podía contar, de todas las gentes y linajes y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y palmas en sus manos … Y todos los ángeles estaban alrededor del trono, y de los ancianos y los cuatro seres vivientes”. Apocalipsis 7:9, 11. {TN3: 86.3}

Noten cuidadosamente que esta gran multitud estaba delante del trono, no físicamente, sino figurativamente, como vemos en Primeros Escritos, página 55 y como deja de manifiesto el doble hecho de que (1) los ángeles “estaban alrededor del trono, y de los ancianos y los cuatro seres vivientes”, mostrando que la gran multitud estaba fuera del circulo angelical; y además (2) la presencia de los ángeles, los ancianos, y los cuatro seres vivientes cerca del trono muestra que el juicio (Apocalipsis 4:2-6) todavía estaba en sesión, y que por lo tanto la gracia no había terminado. {TN3: 87.1}

Las palmas en las manos de la gran multitud (Apocalipsis 7:9,11), y las “palmas de la victoria” puestas “en todas las manos” de “la innumerable hueste de los redimidos” (El Conflicto de los Siglos, página 704), indican dos eventos completamente diferentes: Porque en el último reciben las “palmas de la victoria y una arpa brillante”, mientras que en el primero no tiene arpas sino palmas solamente.

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Claramente, entonces, mientras las arpas y las palmas de las huestes de los redimidos en el cielo son galardones actuales de victoria, las palmas de la gran multitud en la tierra son palmas de victoria figurativas. {TN3: 87.2}

Vemos ahora que a través del testimonio de los profetas, mediante parábolas, y los tipos ceremoniales, Dios ha labrado el hecho estructuralmente imponente de que (1) el juicio es la siega – la separación de la cizaña del trigo el fin del mundo; (2) el juicio, la siega, cubre dos fases, dos períodos: el primero para los muertos y el último para los vivos; y además (3) que uno toma lugar conforme a los registros en los libros del santuario celestial, mientras que el otro toma lugar simultáneamente en la iglesia, en la tierra, y en los libros en el cielo; y finalmente que (4) el hecho mismo de que el tema está siendo revelado en toda su plenitud da testimonio que estamos justo al borde de pasar de la primera a la última fase y período, y que estamos viviendo, por lo tanto, en los últimos días de la historia de este mundo. {TN3: 88.1}

Esta visión cuádruple del juicio, la siega, exalta de esta forma la verdad como una perla de gran precio, y revela que las profundidades de la Palabra de Dios son inmensurables: ¡Su sabiduría inescrutable e infinita – sin principio, ni fin; Su caudal de conocimiento una fuente perpetua de verdad: Su presencia sempiterna; y

Su belleza inefable! {TN3: 88.2}

Habiendo sido fortalecido el lector para asirse firmemente a esta verdad tan importante y fundamental, así como a todo el resto de la verdad, le instamos a seguir el método de Dios (La Inspiración) al estudiar las Escrituras, y mediante esa práctica

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Evitar Infinidad de Engaños. {TN3: 88.3}

Entre las multitudes que son engañados mientras hacen todo lo posible por escapar de la interpretación inspirada de las Escrituras están, quizá en primer lugar, los extremistas, entre los cuales hay por lo menos dos clases, una que tiene la tendencia a interpretar en forma literal; la otra con tendencia a interpretar en forma espiritual. {TN3: 89.1}

Tomemos por ejemplo la declaración de Juan el revelador: “… Vi delante del altar las almas de los que habían sido muertos por la palabra de Dios, … Y clamaban en alta voz diciendo: ¿Hasta cuándo Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre?” Apocalipsis, 6:9-10. {TN3: 89.2}

Los que ven todo literalmente por un lado, interpretarían esta declaración bíblica con el significado de que las almas estaban conscientes y realmente clamaban, aunque la Biblia es muy explícita al señalar que “los muertos nada saben”. Eclesiastés 9:5. Además, si las almas debajo del altar estaban clamando literalmente por venganza sobre sus homicidas, entonces, para ser consecuente, la declaración del Señor, “La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra” (Génesis 4: 10) además de la declaración, “todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso” (Isaías 55:12), deben igualmente ser interpretadas en forma literal, a pesar del hecho de que físicamente es imposible que la sangre clame y que los árboles aplaudan. {TN3: 89.3}

Sin embargo, si todos estamos obligados a admitir que la sangre de Abel no podía clamar literalmente,

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y que los árboles sólo figurativamente pueden aplaudir, entonces, para continuar siendo consistente, quien se va al extremo de aplicar todo en forma literal debería estar dispuesto a aceptar que actualmente “los muertos nada saben”, que “duermen” – inconscientes. Fácilmente debería también percibir que las almas de los mártires clamando por venganza sobre sus homicidas, y que la sangre de Abel clamando por venganza sobre su homicida, son casos virtualmente idénticos en circunstancias y condición. Ambos casos hallan una ilustración apropiada en la frase poética: “Escucho una voz clamando, la voz del campo marchito. Oh, Señor, ten piedad de mí. Caigan las lluvias del cielo.

Apaga, Señor, mi alma ardiente”. {TN3: 89.4}

Un alma que está prisionera, en estado consciente, bajo algo, por cientos de años, sin nada más que hacer sino quejarse y languidecer en espera por la mañana de la resurrección y clamando por venganza sobre aquellos que derramaron su sangre, – ¡Que estado intolerable e inexpresivo el de esa alma!. {TN3: 90.1}

La doctrina, sin embargo, del estado inconsciente, de los muertos no solamente trae paz a la mente preocupada del ser humano sino que a su vez adjudica amor y misericordia de parte de Dios hacia el impotente ser humano, siendo de esta forma la única posición en el asunto que puede conducir al pecador, racionalmente a amar y confiar en Dios. {TN3: 90.2}

Quienes por el otro lado se inclinan, por el contrario, a espiritualizar las

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almas, la matanza, los cielos, la tierra nueva, etc., – para ellos esto no tiene individualidad ni realidad. Y con relación a la doctrina de la matanza cuando se le hace la simple pregunta, ¿Qué clase de matanza seria una matanza espiritual? No encuentra una respuesta. {TN3: 90.3}

En conexión con este asunto existe en todos, una gran necesidad: El Espíritu de Verdad, a Quien únicamente interpreta las Escrituras correctamente. {TN3: 91.1}

La causa más común de confusión doctrinal entre estudiantes de la Biblia radica en que muy a menudo dejamos de ver el asunto en la perspectiva total del punto de vista del escritor, – falta cuyo resultado hace que lo vean de un punto de vista ajeno al intencionado disminuyendo su visión de tal forma que en lugar de beneficiarse en las ideas del escritor con relación al tema, consiguen una idea falsa del asunto. ¡Y si la idea es de su agrado la magnifican y la promueven celosamente como verdad, mientras que si no es de su agrado, la oponen vigorosamente, y ponen entonces la responsabilidad sobre el escritor!. {TN3: 91.2}

Para ilustrar cómo es que adquirimos una idea errónea de un asunto cuando tenemos una perspectiva errónea del mismo: un niño que acompaña a su madre al parque zoológico, y que nunca ha visto un pavo real antes, de momento se cruza con uno que huye de él y abre su plumaje real a toda capacidad creando ante sus ojos la ilusión de un abanico gigante andante! {TN3: 91.3}

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Emocionado con la maravilla ilusoria que pasa ante él, exclama excitado por el paisaje sólo para recibir la afirmación desilusionadora de su madre asegurándole que era sólo un pavo real. En otra ocasión, sin embargo, cuando acompañaba al padre al zoológico, nuevamente el niño vuelve a ver el pavo real, pero esta vez el pavo está de frente, con su plumaje extendido y mostrando un cuadro, en apariencia, enteramente nuevo y diferente. Rápidamente se vuelve al padre con gran emoción para preguntarle lo que para él es una pregunta emocionante sólo para oírle decir: ¡Es un pavo real! {TN3: 92.1}

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Dando lugar entonces a que comience una discusión en donde el hijo protesta porque el pavo real que él vio cuando estaba con la madre no se parecía en nada al que estaba viendo ahora. Y viéndose incapaz de armonizar, como simples aspectos mayores y menores del mismo asunto, lo que él está observando de frente o del punto de vista principal, y lo que él vio anteriormente de espaldas a él, o sea el punto de vista extraño, su mente vacila en confusión tratando de decidir si creer a la madre o al padre. {TN3: 93.1}

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Así sucede con la Biblia cuando uno considera un tema desde un punto de vista ajeno al del autor. Encuentra discrepancias en la posición sostenida por aquel que ve el tema a través de los ojos del autor. Por consiguiente, para mantener la falsa idea resultante de su punto de vista discordante, recurre entonces a fuentes externas: A un comentario o el otro; una versión u otra; a técnicas e inferencias del lenguaje: En el Griego, en el Hebreo, en este, o aquel, o en el otro (lenguajes, ninguno de los cuales posiblemente escribe o lee); o hace referencia a este o aquel manuscrito original (el cual con toda probabilidad nunca ha visto). {TN3: 94.1}

Al final de esta carretera torcida y distante, lo único que ha conseguido es magnificar un pasaje de la escritura del tamaño de un hormiguero al tamaño de una montaña, o reducir, y aún a veces marginar, otros pasajes bíblicos del tamaño de una montaña al tamaño de un hormiguero, y todo porque la Biblia que el Señor ha depositado en sus manos, no apoya sus ideas. Estos procedimientos presuntuosos son calculados para demostrar sus alcances escolásticos en la esperanza de prestar a su falsa idea una apariencia de autoridad tal que obligue a aquellos que son puestos en contacto con sus teorías a aceptarlas. {TN3: 94.2}

Concretamente: cuando estamos tratando con el asunto del juicio, en ninguna instancia es imparcial dar la primera y la mayor consideración, a cualquier escrito que trata directamente con el tema

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de la salvación, mientras que se hace sólo referencia incidental al tema del juicio. Tomemos por ejemplo la declaración del apóstol Pablo: {TN3: 94.3}

“La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que entra hasta dentro del velo; Donde entró por nosotros como precursor, Jesús; hecho Pontífice eternamente según el orden de Melquisedec” Hebreos 6:19-20. {TN3: 95.1}

En lugar de mirar en el contexto de estos versículos la luz de todo lo que ha sido revelado con relación al tema, procedimiento que aseguraría la forma de pensar que refleja el autor en estos versículos, algunos estudiantes de la Biblia, perdiendo de vista el punto de vista de Pablo, magnifican tan desproporcionalmente la debida importancia de la declaración de estos versículos, que pone sobre estas interpretaciones las cuales, aunque tal vez sean suficientemente plausibles al tomarlas solas, son manifiestamente torcidas, forzadas e insostenibles cuando se vieron a la luz de todas las escrituras relacionadas al tema. Forzar de tal manera la interpretación, inútil es decir que es ser injusto con el autor, peligroso para el que se vea afectado y un acto criminal al que tal hace. {TN3: 95.2}

Para ilustrar el asunto aún más extensamente: Alrededor de una mesa están seis estudiantes de la Biblia y un infiel. En un lado están Pedro, Juan, y Santiago; en el otro están Verde, Moreno, y Negro; mientras que al extremo de la mesa está el infiel. El escucha atentamente a los seis

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mientras discuten el ministerio de Cristo después de Su ascensión a la luz de Hebreos 6:19-20, 9:12, 26. {TN3: 95.3}

“La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que entra hasta dentro del velo; Donde entró por nosotros como precursor, Jesús; hecho Pontífice eternamente según el orden de Melquisedec”. Hebreos 6:19-20. {TN3: 96.1} “Y no por sangre de macho cabríos ni de becerros, más por su propia sangre, entró una sola vez en el Santuario, habiendo obtenido eterna redención”. Hebreos 9:12. {TN3: 96.2}

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“De otra manera fuera necesario que hubiera padecido muchas veces desde el principio del mundo. Mas ahora, una vez en la consumación de los siglos, para deshacimiento del pecado se presentó por el sacrificio de sí mismo”. Hebreos 9:26. {TN3: 96.3}

Pedro, Santiago, y Juan que comparten la perspectiva del autor, están en completo acuerdo que uno no puede, en una escritura que trata de la salvación, y refiriéndose al ministerio de Cristo solo en forma incidental, construir una comprensión básica correcta de Su ministerio, sino que por el contrario uno debe tomar los escritos de los profetas que bregan directamente con el santuario y su servicio, y entonces armonizar los escritos de Pablo con los de los profetas, y no los de los profetas con los de Pablo. {TN3: 96.4}

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En cuanto a Pedro, Santiago y Juan, su discusión resulta en que llegaron a la conclusión de que Pablo, para estar en armonía con ambos, él mismo y los profetas, debe entenderse que en Hebreos 6:19 está hablando en pasado profético (o sea, los hechos son futuros, aunque en tiempo presente o pasado), y que por lo tanto él está señalando al tiempo en que sus conversos estén con Cristo “una vez en la consumación de los siglos” (Hebreos 9:26), para entrar “dentro del velo”, “donde entró por nosotros como precursor, [Cristo]” Hebreos 6:20. ¿Cuándo? – No en tiempos de Pablo, sino alp resente, “en la consumación de los siglos,” pues Él “entró una vez para siempre en el Lugar Santo [versión en Inglés].” Heb.9:12. {TN3: 97.1}

Negro, Moreno, y Verde, sin embargo, con sus puntos de vista extraños a los de estos versículos, están en desacuerdo aún entre sí mismos: Negro, enfatizando Hebreos 6:19-20, está convencido que Pablo enseña que Cristo entró al lugar Santísimo inmediatamente después de Su ascensión; Moreno, asiéndose firme en Hebreos 9:12, asegura que Cristo entró, no en el lugar Santísimo, sino en el lugar Santo; y Verde, basándose en la afirmación del versículo 26, insiste en que Cristo ha de entrar en el Santuario “una vez en la consumación de los siglos”, después de la segunda venida. {TN3: 97.2}

Aún viendo desde de sus puntos de vista, Negro todavía arguye que al usar el término, “el Santuario” Pablo se refería al “lugar Santísimo”, mientras que Moreno contiende que si Pablo, usa el término “Santuario” livianamente, significando el “lugar Santísimo”, entonces, ¿cómo podemos saber si cuando él dice el “lugar Santísimo”, no está haciendo referencia al “lugar Santo”?. {TN3: 97.3}

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Entonces, basado en el peso de la declaración de Moisés, “Di a Aarón tu hermano, que no en todo tiempo entre en el santuario detrás del velo, delante del propiciatorio que está sobre el arca” (Levítico 16:2), Negro, además, mantiene que Pablo, en las palabras, “mas por su propia sangre entró … en el Santuario” (Hebreos 9:12), se refiere al “lugar Santísimo” Hebreos 9:3. Pero Pedro insiste que para interpretar el uso que Pablo le da al término “Santuario” significa el “lugar Santísimo”, es injusto e irrazonable, ya que ningún escritor en su sano juicio, hablando de ambos apartamentos, intercambiaría los términos indiscriminadamente, esperando que los lectores comprendieran la idea que él está tratando de proyectar. Negro, sin embargo, recalca que Moisés usó el término “lugar santo” (Levítico 16:2) refiriéndose al segundo departamento. {TN3: 98.1}

En respuesta a esto, Pedro protesta que Moisés lo hace así porque mientras que él llama el segundo apartamento “el Santuario detrás del velo”, llama el primer apartamento “el tabernáculo de la congregación” (Levítico 16:16), en tanto Pablo eligió para referirse al primer apartamento “el lugar Santo” y para el segundo apartamento, “el lugar Santísimo”. {TN3: 98.2}

De nuevo: Pedro insiste que si en los escritos de Pablo, donde se discuten ambos apartamentos, uno está justificado al interpretar “el Santuario” como queriendo decir en el “lugar Santísimo”, entonces otra persona, por la misma lógica, está igualmente justificado en interpretar “el lugar Santísimo” como refiriéndose al “lugar Santo”. {TN3: 98.3}

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Aunque la lógica clara de Pedro disipa completamente el peso del argumento de Negro, debido a que las diferencias en opiniones son tan amplias entre un grupo de creyentes cristianos, el resultado final de la discusión sin embargo es que, lo que la armonía entre Pedro, Juan y Santiago logró en favor de la conversión del inconverso al cristianismo, Negro, Moreno y Verde al estar en desacuerdo entre sí, además del hecho de que Negro discrepaba con Pedro, lo contrariaba. Una discordia tal confirma al infiel en su infidelidad, convenciéndole, sin lugar a dudas, que el cristianismo no es sino una burbuja estupenda; en consecuencia de lo cual Satanás, en júbilo diabólico, da a Negro, Moreno, y Verde, “su trono y gran autoridad”. Y el cristianismo, repleto de confusión doctrinal, continúa sosteniendo disputas divisorias, nutriendo a los infieles en su hostilidad hacia el cristianismo, en lugar de convertirlos al mismo. {TN3: 99.1}

Si Cristo pronuncia un lamento sobre quienes rehúsan dar un vaso de agua fresca al más pequeñito de Sus seguidores, ¡cual será la condenación y fin de quienes como Negro, Moreno y Verde, por su espíritu de grandeza propia, desparraman mientras profesan estar recogiendo con Cristo! {TN3: 99.2}

En ningún momento es correcto interpretar cualquier pasaje bíblico aislado de su contexto, pues hacer tal es automáticamente violentar su significado. Por ejemplo, la escritura: “Mas, oh amados, no ignoréis esto: que

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un día delante del Señor es como mil años y mil años como un día” (2ª Pedro 3:8), cuando ha sido aislada de las demás escrituras ha sido interpretada de forma tan variada que solo ha añadido confusión y dudas a las tantas que ya existen en el mundo cristiano. Pero sólo una interpretación se admitirá cuando la tomamos dentro del contexto: “sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias. Y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación” 2ª Pedro 3:3-4. {TN3: 99.3}

Considerando el contexto, vemos que en el versículo en consideración el apóstol está haciendo un esfuerzo por mostrar en lenguaje figurativo que los burladores que él vio se levantarían en nuestros días, intentando destruir la fe de aquellos que creen en la declaración que rinde Moisés sobre el diluvio y esperando el retorno del Señor, sin darse cuenta que su burla va dirigida a su propia ceguera. Porque no pueden ver que lo que a ellos les parece, al medirlo en comparación a sus cortos días de vida, una tardanza perpetua de la segunda venida de Cristo, para el Eterno no es sino un efímero momento de espera, y que su sabiduría tan finita es sólo insensatez. Y por el contrario lo que ellos consideran un corto tiempo e inútil para el uso práctico, el Señor lo considera extenso y precioso en nuestras cortas vidas. Claramente, entonces, cuando esta escritura es interpretada conforme al contexto, las medidas de tiempo humanas no son

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iguales a las medidas de Dios, así como los pensamientos humanos no son sus pensamientos (Isaías 55:7, 8). {TN3: 100.1}

La luz de este ejemplo pone en claro que así como se necesita una válvula de seguridad para prevenir que una caldera explote con un aumento excesivo de presión también se debe guardar un fiel respeto al contexto de las Escrituras para evitar que los que la interpretan exploten con teorías e ideas ajenas a las ideas bíblicas. {TN3: 101.1}

Cuando quienes aman la verdad estudian cualquier tema doctrinal, nunca deben, tratar de armonizar sus opiniones personales con la escritura en cuestión, pues esto hace aparecer que la escritura interpretada contradice otras porciones de la Biblia o la autoridad que esta representa, mas por el contrario abandonarán sus opiniones privadas. {TN3: 101.2}

Habiendo forjado una idea equivocada en el tópico del juicio, algunos, aunque sin darse cuenta, han tratado en realidad de cambiar su tiempo y naturaleza correctos, en lugar de mantenerse en ellos. Este esfuerzo involuntario a su vez les ha llevado a escoger ideas equivocadas en muchas otras verdades bíblicas. El hecho, sin embargo, que esta gran doctrina central todavía permanece intacta y sólida, es evidencia incontestable que de la misma forma permanecen todas sus doctrinas habladas. {TN3: 101.3}

Aquellos que se han dedicado a interpretar las Escrituras independientemente de la Inspiración, un ejercicio privado que es contrario

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a la orden dada en 2ª Pedro 1:20-21, y aquellos que han aceptado tales ideas, a menos que abandonen sus errores y abracen la verdad, un día se encontrarán víctimas de las circunstancias desastrosas con las que se han envuelto y se hallarán terriblemente confundidos al oír el horrible pronunciamiento: “yo no les hablé, y ellos profetizaban”; “Apartaos de Mí, obradores de maldad” Jeremías 23:21; Mateo 7:23. {TN3: 101.4}

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