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1950 Especial Para la Conferencia General

1950 Especial Para la Conferencia General

1950 ESPECIAL PARA LA CONFERENCIA GENERAL

Este libro especial para la Conferencia General de Adventistas del Séptimo Día resuelve las preguntas: {GCS: 3.1}

¿Quién es el Elías de hoy?/p>

¿Restaurará él todas las cosas?/p>

¿Qué debe hacerse con los vástagos?/p>

Estas preguntas se están haciendo entre nosotros por una familia de vástagos que sigue aumentándose continuamente. De estos vástagos, los más prominentes y atormentadores son aquellos del mensaje “ La Vara del Pastor”. De hecho, estas molestias han aumentado a tal punto, como para obligar a todo verdadero Adventista del Séptimo Día a hacer frente concienzudamente con el problema. Por cierto, hermanos, la gravedad creciente de ello nos desafía a cada uno de nosotros a dejar de evitar el problema, como hacían los Judíos en su tiempo perdiéndose así. Más bien debiéramos arrostrarlo como Cristo hizo frente al concilio del Sanedrín y de este modo triunfar gloriosamente. {GCS: 3.2}

Este año de la Conferencia General debería resolver, una vez para siempre, en toda mente las preguntas en cuanto a, quienes son y de que se tratan realmente. Tal vez usted no sea uno de los que se ven atormentados por el mensaje de la Vara, pero debería, no obstante, fortalecerse con los hechos para que pudiera administrar el bálsamo de la verdad a los que se vean atormentados. {GCS: 3.3}

Para traer ante ustedes la gravedad

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de la situación en la que se encuentra la iglesia a esta hora tan tarde, y el remedio que Dios quiere que tenga su pueblo para deshacerse de la tortura de este “Vástago”, yo por la segunda vez, me propongo presentar ante ustedes los hechos revelados a fin de que nadie, sea ministro o laico, ande ciegamente y en tinieblas. {GCS: 3.4}

Por cuanto que es reconocido generalmente que sólo la Inspiración directa del trono de Dios constituye nuestra visión espiritual, entonces, si le permitimos a Dios guiarnos, deberíamos ponernos de acuerdo. Sobre todo, amados hermanos, ahora es el momento oportuno para investigar el asunto, puesto que por doquiera el pueblo de Dios se está despertando por las siguientes preguntas: {GCS: 4.1}

“¿Ha llegado ya el Profeta Elías?” “¿Aparecerá personalmente el profeta antiguo?” “¿Será que un grupo de personas desempeñará el papel de Elías de antaño?” “¿O de qué se trata realmente?” {GCS: 4.2}

Puesto que nadie puede, con honestidad o sin castigo, alejarse de la respuesta que viene de la palabra infalible de Dios, seguramente hermanos les conviene prestar atención a esta urgente consideración. No permitan que nada les distraiga de ella, porque ustedes, igual que yo, deberíamos saber que es cuestión de la vida y la eternidad para nosotros. {GCS: 4.3}

Las realidades graves que surgen de estas

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preguntas, exigen que dejemos de engañarnos o permitir que otros nos engañen. Si estas preguntas no pueden contestarse con la verdad positiva, será mucho mejor entonces dejarlas hasta que el rollo sagrado se despliegue más en lugar de permitir que se contestasen con las ficciones de los hombres, las cuales sólo confunden y crean perplejidades. {GCS: 4.4}

Ahora podemos preguntar, ¿se ha desenvuelto el rollo en forma suficiente para aclarar estas preguntas? ¿Será que nos está rogando el Espíritu de Dios a que nos paremos, miremos y escuchemos, o es que todavía hemos de esperar? Para la respuesta divina, examinemos pues, “la palabra profética más segura”, la que ahora está alumbrando nuestro sedero: {GCS: 5.1}

“He aquí, yo os envío el profeta Elías antes que venga el día del Señor, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición”. Malaquías 4:5-6. {GCS: 5.2}

En la luz que esta profecía arroja sobre el tema, ninguno puede escapar a la conclusión de que un profeta una persona ha de ser enviado “antes que venga el día del Señor, grande y terrible”. Y que solamente así, puede haber un grupo de gente en conexión con el mensaje de Elías. Las Escrituras revelan en definitiva la promesa, el tiempo y la obra, también la

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vía para nuestra seguridad en el día grande y terrible, “no sea que”, como dice el Señor “yo venga y hiera la tierra con maldición”. Malaquías 4:6. {GCS: 5.3}

Nadie puede atreverse a cometer el absurdo de tratar este tema con frivolidad o de hacer invenciones suyas. Debemos recordar, además, que no es posible que Dios nos abandone ni siquiera a uno de nosotros en tinieblas si realmente deseamos saber la verdad y si anhelamos hacer la voluntad de Dios ( El Conflicto de los Siglos, página 616). Para que todos reciban ésta feliz experiencia, deberíamos orar que el Espíritu que guía a la verdad dirija esta tentativa. {GCS: 6.1}

Sin embargo, hermanos, tengo que recordarles que ningún profeta de Dios ha recibido jamás una buena acogida de parte de la iglesia. Al contrario, cada uno en su tiempo fue rechazado, maltratado y los más de ellos fueron martirizados por aquellos a quienes se les habían enviado, o sea por las mismas personas que profesaban servir a Dios. De hecho el Señor mismo pagó el mismo precio. {GCS: 6.2}

Por consiguiente, tenemos que recordar que al venir el último profeta le confrontará la más grande oposición, por cuanto sabe Satanás que si pierde ahora, pierde para siempre. Lo que obstaculizará especialmente la obra de Elías, es que se le inculcaba diligentemente y por mucho tiempo al cristianismo la idea de que no había otro profeta, que ya hay suficiente verdad para llevar la gente dentro de las. Puertas de Perlas.

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Por eso, es de esperar que el Elías predicho será denunciado como falso profeta, tal vez aún denominado el anticristo, vástago o cualquier cosa. {GCS: 6.3}

Además, el antiguo Diablo está realmente poniendo todo su esfuerzo para obrar, entonando armonías encantadoras para inducir a los escudriñadores de la verdad a entrar en su dorado bando. Su centellante oropel de verdad, ya está seduciendo a muchos con sus artículos mientras sus capitanes y generales están a la cabeza de sus voces gritando sus “Aleluyas”, “Espíritu Santo”, “Don de sanidad”, “Don del lenguas”, “Don de milagros”, y todo el resto, aunque toda su completa fanfarria es carente o desprovista de una chispa de vida. Todo viento de doctrina está soplando, falsos reavivamientos y reformas habrían llegado a su culminación. Todo cuanto sea posible se estará haciendo para torcer la verdad y así distraer y desalentar a los creyentes a fin de desviar su atención del mensaje de Elías a cualquier otra cosa. {GCS: 7.1}

Esto será el modo de proceder del diablo a medida que va acercándose el día del Señor, y mientras Elías está haciendo el anuncio de esto, como el rollo va desenrollándose y mientras las profecías concernientes al Día de Dios están siendo deselladas, su obra y sus interpretaciones de las profecías del gran día del Señor lo van a identificar como el profeta Elías prometido ( Testimonios para los Ministros,

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página 475) y por eso se indignará el diablo más que nunca. Sin embargo, la única seguridad para todos se hallará en las enseñanzas de Elías porque no habrá ninguna otra voz de autoridad divina con la verdad presente (el tema del día del Señor grande y terrible) a quien uno puede dirigirse. Cualquier otro arrastrará a sus víctimas, ciegos, a la perdición. {GCS: 7.2}

Desde ahora, no deje para otros el escudriñar de este tema. Luego de escuchar todas las evidencias usted mismo, solo en su cuarto de oración y con la ayuda del Espíritu Santo puede determinar si el Elías ha venido ya, o todavía ha de venir. {GCS: 8.1}

No se olvide, sin embargo, que el mensaje mismo que él trae llevará dentro de si las credenciales divinas de la verdad, y que ningún sacerdote o ministro puede decidir por usted quien puede ser o no puede ser, el Elías. No, ni aún la apariencia de lo que está haciendo el mensaje o no está haciendo, o si el mensaje parece estar prosperando o muriendo, puede considerarse como evidencia puesto que Dios está en éste. Ni puede numerar los seguidores, porque tales nunca obtienen significado una causa justa en ningún tiempo ni aún en los días cuando Cristo mismo predicó el Evangelio del Reino. El mensaje que él trae es la única cosa que pasa. {GCS: 8.2}

Pues, por cuanto el Diablo no puede eludir o refutar la verdad, hace cuanto puede para eludir o refutar la verdad, hace cuanto pueda para calumniar el carácter y buscar defectos en personalidades. El mensaje del profeta, no obstante, no puede juzgarse por el comportamiento

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de sus profesos creyentes, por cuanto que aún los Apóstoles tenían la misma conducta que ellos mismos antes de la ascensión de Cristo. También las multitudes que seguían a Moisés no eran de ninguna manera ejemplar en su conducta. De hecho en muchos casos su comportamiento fue ignominioso. Y “los santos hombres de Dios”, quienes escribían las Escrituras eran hombres con defectos. Aún Moisés mismo no era sin falta. No obstante, no dejó por ello de ser Moisés, y el mensaje y el movimiento suyos fueron los únicos para su tiempo. {GCS: 8.3}

Asimismo, independiente de consideraciones de defectos, fracasos o debilidades personales, el mensaje y el movimiento de Elías serán los únicos enviados por Dios, los únicos para temer, amar, defender, y, por los cuales vivir o morir. No, no habrá ningún otro escudo, cuando se abra el cielo, y comience la tormenta en su furia pavorosa sobre el mundo, derramando de los cielos sus relámpagos mortíferos. {GCS: 9.1}

Finalmente, ¿Con qué otro propósito, podrán suponer las mentes racionales, que enviaría Dios a su profeta sino para que ellos lo escuchen, y para que sobrevivan el día del Señor grande y terrible? ¿Con qué otro designio, realmente, ha hecho Dios escribir la profecía y la promesa de su profeta del día? Piensen en esto, hermanos; considérenlos a fondo. {GCS: 9.2}

Además, nadie debería olvidar que cuando alguien se une a la iglesia (si su mente es racional) lo hace sin la aprobación de sus ministros anteriores. Tampoco se une a la iglesia por tener ésta una

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congregación larga o miembros que se comportan bien, sino porque sabe que él ha escuchado la verdad como revelado por el Espíritu de Profecía mismo. Por cuanto que fue al seguir este prudente proceder que cualquiera de nosotros llegó a aceptar al profeta y al mensaje, así debería ser todavía si hemos de saber y recibir al Elías. Por lo tanto, nos amonesta el Espíritu de Profecía: “Como nunca antes, debemos orar no sólo que sean enviados obreros al gran campo de la mies, sino pedir un claro concepto de la verdad, a fin de que cuando lleguen los mensajeros de la verdad podamos aceptar el mensaje y respetar al mensajero”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 6, página 420. No se atreva nadie a desviar de este proceder en este asunto. La corona de la vida exige que la guardemos con vigilancia, por cuanto un enemigo malévolo procura arrebatárnosla. {GCS: 9.3}

Tengo confianza, hermanos, que ustedes queden convencidos, de la pura verdad que hemos considerado hasta aquí. Ahora al proseguir, estoy seguro también que, están de acuerdo, de que si tenemos discernimiento espiritual adecuado para reconocer el tiempo en que ha de venir Elías, entonces tendremos menos problemas buscando respuestas a las preguntas que quedan. {GCS: 10.1}

Aún cuando es importante recordar que el tiempo en el cual se debe esperar a Elías es antes “del día del Señor grande y terrible”, este aviso por sí solo no basta. Resulta muy importante comprender el tiempo igual que la naturaleza de este día grande y terrible.

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Sin este conocimiento, ¿Quién podría posiblemente discernir cuando el Elías habría de venir?. Para que este conocimiento no escape de nosotros, la Inspiración se empeña en localizar de nuevo el tiempo en la profecía de Malaquías. {GCS: 10.2}

“He aquí, yo envío mi mensajero (Elías el profeta, capítulo 4, versículo 5), el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo, el Señor a quien vosotros buscáis … ¿Y quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, y los afinará como a oro y como a plata y traerán al Señor ofrenda en justicia”, Malaquías 3:1-3. {GCS: 11.1}

El día del Señor, se nos dice en estos versículos, es un día para refinar y limpiar y zarandear. Además la pregunta “¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida?” Recalca en forma forzosa que algunos no podrán soportarlo, se perderán durante el zarandeo ( Primeros Escritos, página 270) y no podrán soportar el proceso de refinación ( Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, página 75; Testimonios para la Iglesia, Volumen 8, página 261). {GCS: 11.2}

¿Quién será zarandeado? ¿Yo?, ¿Usted?. Esta es la pregunta más grande para nosotros. Sin embargo, no puede ser uno de nosotros, si inteligentemente somos resueltos a no ser zarandeados. Seguramente, hermanos nadie

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necesita quedar en incertidumbre. Todos pueden con certeza, conocer el día y el Elías como él proclama esto. El nos sorprenderá señalando que cada profeta bíblico describe este día y que es lo que el Señor quiere que hagamos mientras que éste está aproximándose y subsecuentemente mientras nosotros estamos yendo a través de éste, todos verán que nadie sino Elías puede proclamar el día. {GCS: 11.3}

Y ahora, miremos el acontecimiento por los ojos del profeta Joel. Si no tuviéramos ninguna otra visión sino la suya, ella habría bastado para dar un cuadro claro de lo grandioso y lo pavoroso del día. Dice él: {GCS: 12.1}

“Tocad trompeta en Sión, y dad alarma en mi santo monte, tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día del Señor, porque está cercano. Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra; como sobre los montes se extiende el alba, así vendrá un pueblo grande y fuerte; semejante a él no lo hubo jamás, ni después de él lo habrá en años de muchas generaciones. {GCS: 12.2}

“Delante de él consumirá fuego, tras de él abrasará llama; como el huerto del Edén será la tierra delante de él, y detrás de él como desierto asolado; ni tampoco habrá quien de él escape. Su aspecto, como aspecto de caballos, y como gente de a caballos

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correrán. Como estruendo de carros saltarán sobre las cumbres de los montes; como sonido de llama de fuego que consume hojarascas, como pueblo fuerte dispuesto para la batalla. {GCS: 12.3}

“Delante de él temerán los pueblos; se pondrán pálidos todos los semblantes. Como valientes correrán, como hombres de guerra subirán el muro; cada cual marchará por su camino y no torcerá su rumbo. {GCS: 13.1}

“Ninguno estrechará a su compañero, cada uno irá por su carrera; y aún cayendo sobre la espada no se herirán. Irán por la ciudad, correrán por el muro, subirán por las casas, entrarán por las ventanas a manera de ladrones”. {GCS: 13.2}

“Delante de él temblará la tierra, se estremecerán los cielos; el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor. Y el Señor dará su voz delante de su ejército; porque muchos son sus reales y fuertes, que ponen en efecto su palabra, porque grande es el día del Señor, y muy terrible, ¿quién podrá sufrirlo?”. “Por eso pues ahora, dice el Señor, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y llanto. Y lacerad vuestro corazón, y no vuestros vestidos; y convertíos al Señor

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nuestro Dios: Porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira, y grande en misericordia, y que se arrepiente del castigo. ¿Quién sabe si volverá, y se apiadará y dejará bendición tras de él, presente y libración para el Señor nuestro Dios? {GCS: 13.3}

“Tocad trompeta en Sión, pregonad ayuno, llamad a congregación. Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los viejos, congregad a los niños y a los que maman; salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia. Entre la entrada y el altar, lloren los sacerdotes, ministros del Señor, a tu pueblo, y no pongas en oprobio tu heredad, para que las gentes se enseñoreen de ella. ¿Porqué han de decir entre los pueblos: ¿Dónde está tu Dios?. {GCS: 14.1}

“Y el Señor celará su tierra, y perdonará a su pueblo. Y perdonará a su pueblo. Y responderá el Señor, y dirá a su pueblo: He aquí yo os envío pan, y mosto, y aceite, y seréis saciados de ellos; y nunca más os pondrá en oprobio entre las gentes: {GCS: 14.2}

“Y haré alejar de vosotros al del aquilón, y lo echaré en la tierra seca y desierta; su faz será hacia el mar oriental, y su fin al mar occidental, y exhalará su hedor,

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y subirá su pudrición, porque hizo grandes cosas. {GCS: 14.3}

“Tierra, no temas. Alégrate y gózate; porque el Señor ha de hacer grandes cosas. Animales del campo, no temáis; porque los árboles llevarán su fruto, la higuera y la vid darán sus frutos. {GCS: 15.1}

“Vosotros también, Hijos de Sión, alegráos en el Señor nuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia arregladamente, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio. Y las eras se henchirán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite. {GCS: 15.2}

“Y os restituiré los años que comió la oruga, la langosta, el pulgón y el revoltón; mi gran ejército que envié contra vosotros. Y comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre del Señor nuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros. Y nunca jamás será mi pueblo avergonzado. Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy el Señor vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado. {GCS: 15.3}

“Y será después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas;

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vuestros viejos soñarán sueños, y vuestros mancebos verán visiones. Y aún también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi espíritu en aquellos días. {GCS: 15.4}

“Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre y fuego y columnas de humo. El sol se tornará en tinieblas y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso del Señor. {GCS: 16.1}

“Y será que cualquiera que invocare el Nombre del Señor será salvo; porque en el monte de Sión y en Jerusalén habrá salvación, como el Señor ha dicho y en los que quedaren, a los cuales el Señor habrá llamado. {GCS: 16.2}

“Porque en aquellos días, y en aquel tiempo en que haré tornar la cautividad de Judá y de Jerusalén. Juntaré todas las gentes, y las haré descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellos a causa de mi pueblo, y de mi heredad, a los cuales esparcieron entre las naciones, y partieron mi tierra. Y echaron suertes sobre mi pueblo, y a los niños dieron por una ramera, y vendieron las niñas por vino para beber. {GCS: 16.3}

“Y también, ¿qué tengo yo con vosotras, Tiro y Sidón, y todos los términos de Palestina? ¿Queréis vengaros de mí?

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Y si de mí os vengáis, bien pronto haré yo recaer la paga sobre vuestra cabeza. Porque habéis llevado mi plata y mi oro, y mis cosas preciosas y hermosas llevasteis a vuestros templos. Y vendisteis a los hijos de Judá y a los Hijos de Jerusalén a los Hijos de los Griegos, por alejarlos de sus términos. {GCS: 16.4}

“He aquí los levantaré yo del lugar donde los vendisteis, y volveré vuestra paga sobre vuestra cabeza. Y venderé vuestros hijos y vuestras hijas en la mano de los hijos de Judá, y ellos los venderán a los sabios, nación apartada; porque Jehová ha hablado. {GCS: 17.1}

“Pregonad esto entre las gentes, proclamad guerra, despertad a los valientes, lléguense, vengan todos los hombres de guerra. Haced espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces, diga el flaco: Fuerte soy. {GCS: 17.2}

“Juntaos y venid, gentes todas de alrededor, y congregaos; haz venir allí, oh Jehová, a tus fuertes. Las gentes se despierten, y suban al valle de Josafat; porque allí me sentaré para juzgar a todas las gentes de alrededor: Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended; porque el lagar está lleno, rebosan las lagaretas, porque mucha es la maldad de ellos. {GCS: 17.3}

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“Muchos pueblos en el valle de la decisión: porque cercano está el día del Señor en el valle de la decisión. El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor. Y el Señor bramará desde Sión, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra. Más el Señor será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel. {GCS: 18.1}

“Y conoceréis que yo soy el Señor vuestro Dios, que habito en Sión, monte de mi santidad, y será Jerusalén santa, y extraños no pasarán más por ella. {GCS: 18.2}

“Y será en aquel tiempo, que los montes destilarán mosto, y los collados fluirán leche, y por todos los arroyos de Judá correrán aguas, y saldrá una fuente de la casa del Señor, y regará el valle de Sitim. Egipto será destruido, y Edom será vuelto en asolado desierto, por la injuria hecha a los hijos de Judá, porque derramaron en su tierra la sangre inocente. {GCS: 18.3}

“Más Judá para siempre será habitada, y Jerusalén en generación y generación. Y limpiaré la sangre de los que no limpie, y el Señor morará en Sión”. Joel 2:1-32; 3:1-21. {GCS: 18.4}

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Los dos capítulos de Joel nos dan una perspectiva más compacta y gráfica del “día del Señor grande y terrible”. De estos sólo podemos ver a las claras la naturaleza del día. Y como el Elías viene poco antes del comienzo del día necesariamente ha de ser el que interpreta estas profecías del día, y quien por lo tanto, anuncia que el día se acerca. {GCS: 19.1}

Por cuanto Elías ha de ser el heraldo del gran día, queda confirmada la conclusión, que será el único quien interpretará con exactitud las profecías del día, las cuales todavía son misterios para el cristianismo, incluso nuestra denominación. Efectivamente, para reiterar, por esta misma razón es enviado el profeta. El está desenrollando el rollo, para explicar cómo será el día del Señor, que hará el Señor en ese tiempo, y como podemos sobrevivir sus juicios. Para recalcar de nuevo este hecho, vuélvese a declarar que siendo el último de los profetas, Elías, por lo tanto, es el único que puede abrir para nuestro entendimiento todas las profecías de las Escrituras tocante al día del Señor, profecías que hasta ahora no eran nada más que misterios. De esta manera, como dicen las Sagradas Escrituras, tocará él trompeta en Sión y dará alarma en el santo monte del Señor o sea su Iglesia. {GCS: 19.2}

Haciendo todas estas cosas él pone en marcha

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el Poder que ha de restaurar todas las cosas. De ahí la declaración positiva de Cristo:”A la verdad, Elías viene primero, y restaura todas las cosas”, Mateo 17:11.Ineludiblemente entonces sin su mensaje moriremos en nuestra ignorancia sin vivir para presenciar la restauración completa. {GCS: 19.3}

La conclusión de la profecía de Joel en el capítulo 2 y también en el capítulo 3 revela en forma definitiva que “el día del Señor grande y terrible” es el tiempo en que Dios libera a su pueblo de las naciones de los gentiles, y limpia o purifica su sangre. Pero dice usted, ¿no hemos oído nunca tal cosa? Pues, si se encuentra en la palabra de Dios debiéramos oírlo. Esto es precisamente la razón por la cual se envía a Elías. En cuanto a la purificación, dicen las Escrituras: {GCS: 20.1}

“Y todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo; porque en el monte de Sión y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho el Señor, y entre el remanente el cual habrá llamado. Pero Judá será habitada para siempre, y Jerusalén por generación y generación. Y limpiare la sangre de los que no había limpiado; y el Señor morará en Sión”. Joel 2:32; 3:20-21. {GCS: 20.2}

Y si preguntamos cuando se producirá esto, Joel nos da más luz: {GCS: 20.3}

“Porque he aquí en aquellos días, y en

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aquel tiempo en que haré volver la cautividad de Judá y de Jerusalén, reuniré a todas las naciones, y las hará descender el valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellas a causa de mi pueblo, y de Israel mi heredad, a quien ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra”. Joel 3:1-2. {GCS: 20.4}

Joel pone aún mayor énfasis en lo terrible del día que como Malaquías lo hace, porque él dice: {GCS: 21.1}

“…porque grande es el día del Señor, y muy terrible; quien podrá soportarlo?”. Joel 2:11. {GCS: 21.2}

El énfasis más grande del profeta, se ve, queda en lo terrible del día más bien que lo grandioso de ello. Vuelve a advertir: {GCS: 21.3}

“¡Ay del día¡ porque cercano está el día del Señor y vendrá como destrucción por el Todopoderoso”. Joel 1:15. {GCS: 21.4}

Una vez más, por medio del profeta Ezequiel, ahora, la Inspiración lo describe en estas palabras: {GCS: 21.5}

“Por tanto, di a la casa de Israel [la iglesia]: Así ha dicho el Señor Jehová: No lo hago por vosotros, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo Nombre, el cual profanasteis vosotros entre las gentes a donde habéis llegado. Y santificaré mi grande Nombre profanado entre las gentes, el cual profanasteis vosotros en

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medio de ellas; y sabrán las gentes que yo soy Jehová, cuando fuere santificado en vosotros delante de sus ojos. {GCS: 21.6}

“Y yo os tomaré de las gentes, y os juntaré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país. Y esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. {GCS: 22.1}

“Y os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis mandamientos, y guardéis mis derechos, y los pongáis por obra. {GCS: 22.2}

“Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres; y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios”. Ezequiel 36:22-28. {GCS: 22.3}

Puesto que las Escrituras a las claras pintan a Elías y su obra, y como será el día, nadie que humildemente investiga sobre él y su obra necesita conjeturar o quedar en tinieblas tocante tanto a su identidad como su cometido, porque es su cargo de parte de Dios publicar las oportunas verdades para la actualidad como le fueron reveladas de las profecías. Así que todos los que sean obedientes, y deseosos de hacer la voluntad de Dios, no tendrán dificultad para reconocerle y su mensaje, (Juan 7:17). Sabrán que cualquiera

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que venga con un mensaje, que no sea el mensaje de las profecías concernientes al día del Señor grande y terrible, no es el Elías prometido. {GCS: 22.4}

Más aún, debería el Señor enviar otro Elías, que es, alguno con un mensaje aparte de el del día del Señor grande y terrible, él no profesará ser él Elías, él no mentirá. Por lo tanto, porque cualquiera que hace la afirmación que es el Elías, pero sostiene otro mensaje de el día del Señor grande y terrible, este en sí mismo es prueba positiva que él no es un profeta de Dios en todo, sino un impostor. Y si alguien le dijera que un profeta anterior ha cumplido esta promesa, aunque dicho profeta no lo haya dicho, entonces sepa que seguramente que tales personas no trabajan de parte del Dios de Elías, sino del diablo, y que su conducta es el laodiceanismo de la peor clase. {GCS: 23.1}

“ … Actuemos como cristianos, leales como acero a Dios y a su santa obra; listos para descubrir las artimañas de Satanás en la obra oculta y engañosa que realiza por medio de los hijos de la desobediencia”. Testimonios para los Ministros, página 276. {GCS: 23.2}

Puesto que el Elías prometido ha de ser el último profeta para la iglesia de hoy, como Juan el Bautista fue el último profeta para la iglesia de su día y por cuanto que la última obra en la tierra es el juicio para los vivientes, la verdad se destaca como la luz

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del día que el mensaje de Elías es el mensaje del juicio para los vivientes, el último, es por la misma naturaleza del Evangelio, de importancia y de resultados muchos mayores que cualquier otro mensaje que jamás se haya llevado a un pueblo. {GCS: 23.3}

La pregunta surge naturalmente ahora con respecto al juicio para los vivientes. Puesto que como Adventistas del Séptimo Día estamos familiarizados con la obra del juicio para los muertos, no deberíamos tener muchas dificultades para comprender la naturaleza del juicio para los vivos. Sabemos que el primero es para separar, en los libros del cielo, los nombres de los apóstatas y pecadores de los nombres de los penitentes y los perseverantes quienes están entre los muertos. Quita solamente sus nombres porque sus cuerpos ya no existen. Sabemos, también, que es para determinar a los que han de resucitarse en la primera resurrección (Apocalipsis 20:6) y quienes serán dejados hasta la resurrección post-milenial (Apocalipsis 20:5). Por eso, pues, ¿qué otro propósito podría tener el juicio para los vivientes sino para “echar fuera” corporalmente a los pecadores que todavía se encuentran entre los penitentes, como se muestra figurativamente en la parábola de la red, la separación de los peces malos de los buenos. {GCS: 24.1}

Este mismo acontecimiento se hace resaltar de nuevo a la vista en la parábola de la separación del trigo de la cizaña, Mateo 13:30, también en las parábolas del vestido de bodas

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y de los talentos (Mateo 22:1-14; Mateo 25:14-30). Cada una de éstas da evidencia adicional que la separación es el juicio, durante el cual, se lleva el tamo y recoge al granero el trigo. Puesto que cada parábola aquí, tiene que ser con la separación, el juicio de los que están en la iglesia, en la casa de Dios, de donde provienen los 144.000 (las primicias), tal recalca el mismo hecho como lo hace el Apóstol Pedro: {GCS: 24.2}

“Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen el evangelio de Dios?”. 1a. Pedro 4:17. {GCS: 25.1}

En adición a la declaración anterior, el profeta Sofonías declara en 1:12-18: {GCS: 25.2}

“Y será en aquel tiempo, que yo escudriñaré a Jerusalén con candiles, y haré visitación sobre los hombres que están sentados sobre sus heces, los cuales dicen en su corazón: el Señor ni hará bien, ni mal. Por tanto, será saqueada su hacienda, y sus casas asoladas; y edificarán casas, más no las habitarán; y plantarán viñas, más no beberán el vino de ellas. {GCS: 25.3}

“Cercano está el día grande del Señor, cercano y muy presuroso; su voz amarga del día del Señor; gritará allí el valiente. Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto,

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día de alboroto y de asolamiento, día de tinieblas y de oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento. Día de trompeta y de algazara, sobre las ciudades fuertes, y sobre las altas torres. {GCS: 25.4}

“Y atribularé a los hombres, y andarán como ciegos, porque pecaron contra el Señor; y la sangre de ellos será derramada como polvo, y su carne como estiércol. Ni su plata, ni su oro podrá librarlos en el día de la ira del Señor; pues toda la tierra será consumida con el fuego de su celo; porque ciertamente consumación apresurada hará con todos los moradores de la tierra” Sofonías 1:12-18. {GCS: 26.1}

Estos versículos son tan transparentes que no necesitan comentarios. {GCS: 26.2}

Nuestro tema nos trae de nuevo la profecía de Joel: {GCS: 26.3}

“El sol se tornará en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso del Señor. Y será que cualquiera que invocare el Nombre del Señor, será salvo; porque el monte de Sión y en Jerusalén habrá salvación, como el Señor ha dicho, y en los que quedaren, a los cuales el Señor habrá llamado. Porque en aquellos días, y en aquel tiempo en que haré tornar la cautividad de Judá y de Jerusalén. Juntaré todas las gentes,

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y las haré descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellos a causa de mi pueblo, y de Israel mi heredad, a los cuales esparcieron entre las naciones, y partieron mi tierra”. Joel 2:31-32; 3:1-2. {GCS: 26.4}

De estos versos se ve con una sola mirada que la separación (el juicio) toma lugar no solo en la casa de Dios sino también en el mundo. Dice el Señor muy enfáticamente,”reuniré a todas las naciones, y allí entraré en juicio con ellas a causa de mi pueblo…” Joel 3:2. {GCS: 27.1}

El mismo acontecimiento, la separación en la iglesia, se ve predicho en el Apocalipsis: {GCS: 27.2}

“Y la serpiente [el Diablo] echó de su boca tras la mujer agua como un río [multitud de inconversos] a fin de que fuese arrebatada por el río. Y la tierra ayudó a la mujer, y la tierra abrió su boca, y sorbió el río que había echado el dragón de su boca [arrojando a los hipócritas, a los que dudan y a los seguidores de hombres]. Entonces el dragón fue airado contra la mujer [la iglesia]; y se fue a hacer guerra contra los otros [con aquellos que escaparon] de la simiente de ella [aquellos que son sus verdaderos hijos], los cuales guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo”. Apocalipsis 12:15-17. {GCS: 27.3}

Así, tanto las Sagradas Escrituras como la lógica hacen

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claro que estos escapados y separados, son el remanente pueblo de Dios, de hecho. {GCS: 27.4}

Una vez purificada la iglesia, y los pecadores quitados de en medio de ella, entonces la llamada hecha por “el remanente” para el pueblo de Dios a salir de Babilonia se proclama con un fuerte pregón: {GCS: 28.1}

“Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados ni recibáis parte de sus plagas”. Apocalipsis 18:4. {GCS: 28.2}

Aquellos que son sacados de Babilonia son llamados con señas a un lugar (Ezequiel 36:24; Isaías 66:20) donde no hay pecado (Isaías 35:8; 52:1; 62:12), sin temor de que las plagas caigan sobre ellos (Isaías 4:5-6; 32:17-20; Salmos 91:10); es decir son recogidos en la iglesia purificada, el reino de las primicias (primeros frutos). {GCS: 28.3}

Esta última separación, la que se realiza en el dominio de Babilonia, queda más reforzado en la parábola de Jesús: {GCS: 28.4}

“Y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda”. Mateo 25:32-33. {GCS: 28.5}

Con respecto a la primera separación, la

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cual ocurre en la casa de Dios, se expone en la profecía de Ezequiel y la de Isaías. {GCS: 28.6}

Ezequiel declara: {GCS: 29.1}

“Y dijo el Señor: Pasa por medio de la ciudad, por medio de Jerusalén, y pon una señal en la frente de los hombres que gimen y claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella. Y a los otros dijo a mis oídos: Pasad por la ciudad en pos de él, y herid. No perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia. Matad viejos, mozos y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno. Más a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no llegareis. Y habéis de comenzar desde mi Santuario. Comenzaron pues desde los varones ancianos que estaban delante del templo”. Ezequiel 9:4-6. {GCS: 29.2}

Isaías declara: {GCS: 29.3}

“Porque he aquí que el Señor vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para tornar su ira en furor, y su reprensión en llama de fuego. Porque el Señor juzgará con fuego y con su espada a toda carne; y los muertos del Señor serán multiplicados. {GCS: 29.4}

“Y pondré entre ellos señal, y enviará de los escapados de ellos a las gentes, a Tarsis, a Fut y Lud, que disparan arco, a Tubal y a

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Javán, a islas apartadas que no oyeron de mi, ni vieron mi gloria; y publicarán mi gloria entre las gentes. Y traerán a todos vuestros hermanos de entre las naciones, por presente a el Señor, en caballos, en carros, en literas, en mulos y en camellos, a mi santo monte de Jerusalén, dice el Señor, al modo que los hijos de Israel traen el presente en vasos limpios a la casa del Señor”. Isaías 66:15, 16, 19 y 20. {GCS: 29.5}

Nadie, sino un laodicense incurable, quien se aferra invariablemente a su ilusión de que no tiene necesidad de ninguna cosa, o sea no de más luz ni de más profetas, puede dejar de ver que las profecías referentes al día del Señor, no son más que juicios aterradores para él; que él tiene necesidad de todo, aunque piensa no tener necesidad de ninguna cosa, y que la obra que hacen ahora los laodicenses no es la obra de Elías. El mensaje predicado por Laodicea (el juicio de los muertos), definitivamente, no es el mensaje de Elías, aunque muchos piensen que lo es. Que muchos son ciegos al respecto, el Señor señala: Porque tú dices: yo soy rico y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tu eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. {GCS: 30.1}

Por otra parte, sabemos todos que la obra de Elías típico acarreó la destrucción de los profetas y sacerdotes que rendían culto a Baal en lugar de Dios, aquellos que encaminaban al Israel antiguo

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en las cosas más engañosas e insensatas de su tiempo. Asimismo, Elías antitípico, cuya obra es en el espíritu y poder de Elías típico, tiene que hacer una obra igual que la del tipo, es decir, hace un trabajo semejante a Elías Tísbita en cuanto a la restauración de la verdad y la justicia, y acarreando juicios sobre los falsos profetas y maestros en día antitípico, el cual es realmente la separación del tamo del trigo, la obra del juicio de los vivientes. {GCS: 30.2}

El peso substancial de la evidencia el cual las Escrituras sobre este tema tienen amontonadas para este punto, han, yo estoy seguro impresionado el discernimiento que él está aquí cara a cara con la solemne verdad de Dios para estas horas del cierre del tiempo de gracia. Todos los que han considerado objetivamente todas las pruebas hasta este punto por cierto seguirán ahora con la próxima parte a “probar todas las cosas”; y retener lo que es bueno. {GCS: 31.1}

La pregunta ahora: ¿Aparecerá de nuevo el antiguo profeta Elías, o es algún otro, teniendo el mismo espíritu y poder para tomar su lugar? {GCS: 31.2}

La declaración de Juan el Bautista, que el mismo no era el Elías, y la declaración de Jesús que Juan era el Elías de su tiempo, no del nuestro, ponen de manifiesto tres puntos: {GCS: 31.3}

(1) Que Juan no cumplía en ningún sentido de la palabra la misión de

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Elías quien ha de venir antes del día del Señor grande y terrible, pero que Juan el último profeta para la iglesia de su tiempo, vino en el espíritu y poder de Elías para preparar el camino para la primera venida del Señor. De semejante modo, el Elías del día del Señor grande y terrible, el último profeta para la iglesia de hoy día, viene en el mismo espíritu y poder para preparar el camino para la segunda venida del Señor. {GCS: 31.4 }

(2) Como Juan era el Elías de su tiempo, pero no Elías Tisbita mismo, entonces la promesa del profeta Elías no tiene que cumplirse en la persona del Elías antiguo mismo. {GCS: 32.1}

(3) Igual que el Elías de la primera venida de Cristo era una sola persona, y también el Elías del Monte Carmelo era una persona, no una multitud de sacerdotes, entonces, por la misma lógica, el Elías de hoy debe ser una persona, no una multitud de ministros. {GCS: 32.2}

La promesa misma, es además, solo para una persona, no para más. Con una sola excepción, no sabemos de ningún otro tiempo cuando Dios empleó aún dos profetas (cuanto menos varios) a una vez para llevar un mensaje a un pueblo. Invariablemente, llamaba a uno, y este mismo, bajo la dirección del Espíritu, empleaba a otros para ayudarle a llevar el mensaje a la gente. Solo de este modo, otros llegaban a ser identificados con la persona llamada. {GCS: 32.3}

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¡Que robo más blasfemo si uno intentase hurtar la verdad referente al papel del profeta y promulgar en su lugar la mentira de que Elías no es un individuo, sino un grupo de personas, pues la luz de los tipos, tanto como la de las profecías no permite tal cosa! ¡Así, este acto de contrariar las Escrituras, es un esfuerzo intencionado para deshacerse del profeta prometido, de Dios igual que Faraón procuraba eliminar a Moisés ahogando a los niños hebreos varones, y asimismo como Herodes intentó deshacerse de Cristo, matando a los niños de su tiempo! ¡Que terrible maldad! Considérenlo a fondo hermanos. {GCS: 33.1}

De nuevo, si posiblemente cualquiera albergara la idea que esta promesa de un profeta quiere decir una multitud de predicadores, entonces, tan ciertamente como vive su alma, esa persona se está engañando tan gravosamente como los seguidores extraviados de Coré, Datan y Abiram se engañaron en su creencia presuntuosa de que esos tres buscadores y autoproclamadores del oficio profético, fuesen también profetas como lo fue Moisés. Aquellos tres impostores, no se le olvide, hasta pretendían que toda la multitud fuera santa, (Números 16:1-3) ¿Pero, lo era? Y tan seguramente que la tierra se los tragara, con igual seguridad, los tales de hoy día, serán tragados por la tierra cuando abra su boca para tragar el río, Apocalipsis 12:6. {GCS: 33.2}

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Lamentablemente, los que quieran creer una mentira y así jugar al tonto, lo harán; nada los impedirá. Es esperar religiosamente, sin embargo, hermanos, que ustedes sean seguidores de Dios y de su Espíritu en verdad; que no sean seguidores de hombres, o del “yo”, porque la gravedad del asunto los desafía a todos que hagan la consideración más honesta y la decisión más valerosa. Deberíamos, ahora, por lo tanto, con mayor diligencia proseguir con estas consideraciones finales: {GCS: 34.1}

Por cuanto que Dios no está experimentando, que El es muy serio con lo que dice, no debiera caber ninguna duda en sus mentes, que las Escrituras referentes al Elías antitípico (el que ha de despertar la iglesia y de advertir a los laodicenses del día del Señor grande y terrible) hacen claro que él es una persona. Cierto es que, tendrá adeptos fieles, pero según el profeta Nahum se valdrá grandemente de la prensa y esparcirá su mensaje, mediante el correo, por todas partes iguales que las hojas del otoño. No se preocupará de lo que hagan con sus publicaciones, pero asegurará que se encuentren en todas las manos, las faldas, los bolsillos, corrales o basureros por todo lugar en Laodicea. Se presenta a continuación, lo que la Inspiración misma revela en cuanto a los medios del profeta para llevar el mensaje a la iglesia: {GCS: 34.2}

“He aquí sobre los montes los pies del que trae buenas nuevas, del que anuncia (pública) la paz. Celebra, o Judá

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tus fiestas, cumple tus votos, porque nunca más volverá a pasar por ti el malvado; pereció del todo”. Nahum 1:15. {GCS: 34.3}

Así que el Señor le muestra, mediante su profeta Nahum que él es quien anuncia que ha llegado el tiempo para que los pecadores sean cortados de entre el pueblo de Dios, y que el juicio para los vivientes, (el cual ya hemos visto es el “día del Señor grande y terrible”) está por ocurrir, ha de anunciar estos acontecimientos mediante sus publicaciones. Además, concerniente a esta verdad oportuna, este “alimento a su tiempo”, el profeta Isaías dice que será repartido a todos gratuitamente “sin dinero, sin precio”. Les insta, también, a que dejen de gastar dinero “en lo que no es pan” (Isaías 55:1-2) eso que no sea inspirado por Dios. {GCS: 35.1}

¿Qué aconseja el Señor en cuanto a la Voz de las publicaciones de Elías? ¿Cuál es el título de ellas? {GCS: 35.2}

La respuesta viene por medio del profeta Miqueas. {GCS: 35.3}

“La voz del Señor clama a la ciudad, y el sabio mirará a tu nombre. Oid la vara y a quien la establece”. Miqueas 6:9. {GCS: 35.4}

Aquí se presenta una vara que habla; y su voz, las Sagradas Escrituras señalan, es la

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voz del Señor a su pueblo. Y puesto que “La Vara del Pastor”, las publicaciones que contienen el mensaje del “día del Señor grande y terrible”, es la única Vara que ha siempre hablado, entonces son a las publicaciones de la Vara que el Señor exige que todos presten atención. Algunos, puede ser, que las denominen “vástagos”, otros pueden llamarla “basura” ( Consejos sobre la Obra de la Escuela Sabática, página 30), pero el título que el Señor le da a ella es “La Vara” y su consejo es que escuchemos su Voz. De cierto, por cuanto la Vara es un símbolo de autoridad, corrección y liberación, entonces ¿qué otro título puede ser más idóneo para significar que ella ha de librar al penitente y eliminar al impío?. Esta fue la Vara del Pastor que liberó al antiguo Israel, y el Señor ha escogido “La Vara del Pastor”para liberar al moderno Israel. Esta fue una Vara que guió el primer Éxodo, y ahora vemos que esta Vara está lista para guiar el segundo Éxodo. Isaías 11:11; Miqueas 7:14-15; Ezequiel 20:36-37. {GCS: 35.5}

Ahora hemos aprendido lo que la Biblia dice en cuanto al tema. Examinemos ahora lo que los fundadores de la denominación Adventista del Séptimo Día decían al respecto en su tiempo: {GCS: 36.1}

¿Pero se cumplió del todo la profecía con Juan el Bautista?, respondemos, No; por cuanto que ella es más estrechamente vinculada con el día grande del Señor que fue la misión de Juan. La obra de Juan se limitaba exclusivamente a la primera venida; pero

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la profecía debe aplicarse más especialmente a la segunda venida, la cual es la coronación que introduce el día del Señor grande y terrible”. Review and Herald, Febrero 23, 1864. {GCS: 36.2}

“¿Dice usted que la profecía tiene que cumplirse por una persona?. Contestamos, no necesariamente; la misión de Juan nos ha mostrado que no es el individuo, pero el Espíritu y Poder que cumple la profecía; y por qué no pueden este espíritu y poder acompañar tanto a un grupo de hombres como a un solo individuo, sobre todo si la magnitud y la importancia de la obra requieren semejante agencia aumentada?”. Review and Herald, Febrero, 23, 1864. {GCS: 37.1}

“Decimos entonces que creemos que el mensaje del tercer ángel está cumpliendo ahora la profecía de Malaquías 4:5-6. Por eso, nadie se engañe con la noción que Elías personalmente ha de presentarse, pero que preste atención a la obra que se está realmente llevando delante de sus ojos”. Review and Herald, Febrero 23, 1864. {GCS: 37.2}

Los fundadores de la denominación, se ven aquí, desacreditando la idea que el viejo profeta hubiese de presentarse de nuevo. Además de estos pasajes muestran que aunque la profecía misma exige a un individuo profeta, no limita la obra a un individuo, sino a un grupo, un cuerpo de auxiliadores dirigidos por el Señor y dotados con el espíritu

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y poder de Elías. {GCS: 37.3}

Estas citas se aclaran más en “ Primeros Escritos”. {GCS: 38.1}

“Vi luego el tercer ángel. Dijo mi ángel acompañante: Su obra es terrible, su misión es tremenda, es el ángel que ha de separar el trigo de la cizaña y sellar o atar el trigo para el granero celestial. Estas cosas deberían absorber completamente la mente y la atención”. Primeros Escritos, página 118. {GCS: 38.2}

En esa cita se nos dice en forma clara que el mensaje del tercer ángel en su fase final es “la cosecha”, el juicio para los vivientes. {GCS: 38.3}

Otra vez: {GCS: 38.4}

“El tiempo del juicio es un período muy solemne, cuando el Señor reúne a los suyos de entre la cizaña”. Testimonios para los Ministros, página 234. {GCS: 38.5}

El mensaje del tercer ángel, en su primera fase, el juicio para los muertos, fue desarrollado por una persona, la fundadora de la denominación, y aquella dirigía a otros asistentes. Así también tiene que ser con el mensaje en su última fase, el juicio para los vivientes. Además, puesto que la primera parte del mensaje del tercer ángel, el juicio para los muertos, no incluye el último

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mensaje, ni termina el juicio, sino más bien cubre solo la primera fase, entonces, la última parte del mensaje del tercer ángel, el juicio para los vivientes, es necesariamente el último mensaje y la fase final del juicio. Efectivamente, los mensajes de los tres ángeles se aplican sólo indirectamente al juicio para los muertos, porque el juicio para los vivientes es el evento de abrumadora importancia; es decir, que el ángel no es enviado particularmente para explicar lo que el juicio hace con los muertos, sino más bien lo que hará con los vivientes. {GCS: 38.6}

El juicio para los muertos, además, no es el mensaje del “día del Señor grande y terrible”. Ni siquiera toca las profecías del día del Señor grande y terrible. Y puesto que la persona por quien llegó el mensaje del juicio para los muertos ha muerto hace algunos años, y puesto que nada sin mencionar “todas las cosas”, ha sido restaurado, y ya que esa persona nunca pretendió ser el Elías, ni revelar las profecías del juicio para los vivientes, nadie puede decir con honestidad e inocencia que Elías ya ha venido y se ha ido. Con todos estos hechos, sería la tontería en su forma más baja, o la blasfemia, que alguien hiciera tales pretensiones por parte de ella (Elena G. de White), o se imaginara que su oficio profético cumpliese más que una parte preparatoria de la misión de Elías. {GCS: 39.1}

Así que vemos que cuanto más consideramos

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el tema tanto más obvio resulta la verdad que el mensaje del tercer ángel en su fase final es el juicio para los vivientes, la cosecha. Claramente, pues la obra de Elías ha de derramar luz sobre el juicio para los vivientes. Por consiguiente: {GCS: 39.2}

“… Los que han de preparar el camino para la segunda venida de Jesús, son representados por el fiel Elías, igual que Juan vino en el espíritu de Elías para preparar el camino para la primera venida de Cristo”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 3, página 71; Consejos sobre el Régimen Alimenticio, página 84. {GCS: 40.1}

Resulta muy obvio que los laodicenses no pueden posiblemente preparar el camino para la segunda venida de Cristo sin el mensaje del juicio de los vivos, el último mensaje, y por otra parte ellos mismos, declara el Señor, están al borde de ser vomitados. Necesariamente, entonces, los laodicenses mismos están si es posible siendo despertados si sea posible, por el profeta Elías, a no ser que, mientras que sueñan con ser ricos sin su mensaje, perezcan en su pecado y así el juicio. {GCS: 40.2}

Aquí se encuentra la profecía de la Hermana White de la obra del día grande y terrible, el cual cuando ella lo escribió estaba todavía en lo futuro: {GCS: 40.3}

“Las palabras finales de Malaquías son una profecía referente a la obra que debería hacerse en preparación para la primera y la segunda venida de Cristo”. Southern Watch- man, Marzo 21, 1905. {GCS: 40.4}

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“La obra de Juan el Bautista, y la de los que en los últimos días salen en el espíritu y poder de Elías para despertar la gente de su apatía, son en muchos aspectos iguales. Su obra es un tipo del trabajo que necesita hacerse en esta época. Cristo ha de venir la segunda vez para juzgar al mundo en justicia. Los mensajeros de Dios que llevan el último mensaje de amonestación para el mundo, han de preparar el camino para la segunda venida de Cristo, como Juan lo preparó a su primera venida”. Southern Watchman, Marzo 21, 1905. {GCS: 41.1}

“…en la hora del mayor peligro, el Dios de Elías suscitará instrumentos humanos para proclamar un mensaje que no será acallado”. Profetas y Reyes, página 139. {GCS: 41.2}

“Que el Cielo nos guíe”

“La profecía debe cumplirse. El Señor dice: He aquí, yo os envío al profeta Elías, antes que venga el día del Señor, grande y terrible. Alguien debe venir con el espíritu y poder de Elías, y cuando aparezca, los hombres posiblemente dirán: Eres demasiado piadoso, no interpretas las Escrituras en la debida manera. Déjame decirte como tienes que predicar su mensaje”. Testimonios para los Ministros, páginas 475-476. (citada de Review and Herald, Febrero 18, 1890). {GCS: 41.3}

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“Esto es el mayor peligro para todos aún de los creyentes. Por eso de veras “tenemos más que temer dentro de la iglesia que afuera. Los impedimentos de la fuerza y del éxito son muchos mayores en la iglesia que en el mundo”. Review and Herald, Marzo 22, 1887. ¡Por lo menos, los que están dentro de la iglesia debieran saber mejor que intentar estabilizar el arca, como si Dios los hubiese autorizado de estar en Su lugar y dirigir a Su profeta, codiciando no sólo el oficio del profeta, sino también la autoridad de Dios! Que insulto no solo a nuestra propia inteligencia sino también a Dios mismo. {GCS: 42.1}

De la luz derramada sobre el tema pueden ver, hermanos, como nunca antes, que hemos llegado a la hora más solemne de la vida, un tiempo en el cual no podremos tratar este asunto por más tiempo livianamente e indiferente sino deberíamos rogar a Dios que nos guíe en su verdad para este tiempo, no sea que andemos ciegamente (sin la inspiración) hacia la perdición. También con aún más anhelo y solemnidad debiera tomarse a pecho esta verdad, al considerar a continuación, estas palabras dirigidas a la iglesia: {GCS: 42.2}

“… En la solemne obra final pocos hombres prominentes serán empeñados. Tienen mucha confianza en sí mismos, son independientes de Dios por lo cual El no los puede usar. El Señor tiene fieles siervos quienes en el zarandeo, el tiempo de la purificación se manifestarán”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, página 76. {GCS: 42.3}

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“… Los mensajes del cielo son de tal índole que despierta la oposición. Los testigos fieles de Cristo y la verdad reconvendrán el pecado. Sus palabras serán como un martillo para romper el corazón empedernido; como fuego para consumir la escoria. Hay una necesidad constante de fervientes y terminantes mensajes de amonestación. Dios tendrá hombres fieles al deber. Al tiempo oportuno envía a sus fieles mensajeros para hacer una obra semejante a la de Elías”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, página 235. {GCS: 43.1}

“Solo los que han resistido a la tentación y la han vencido en la fortaleza del omnipotente serán permitidos a participar en proclamarlo (el mensaje del tercer ángel) cuando ella se haya intensificado para ser el fuerte clamor”. Review and Herald, Noviembre 19, 1908. {GCS: 43.2}

Hermanos, los que estas páginas presentan aquí, para su consideración con ferviente oración, no es una teoría, una fábula ociosa de alguien, sino procedente de la misma inspiración. Por consiguiente solo puede ser la verdad. Por lo tanto, tomándolo en cuenta debería alegrárseles sobremanera. Si, sin embargo, hay alguna duda, entonces les ruego que presenten

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sus argumentos. Que nos muestren, que otro significado tendrán estas profecías y parábolas. Y No las pongan a un lado diciendo: Oh … separatista (vástago), o dándoles algún nombre desfavorable, porque cuanto más tiempo hacen esto, tanto más tiempo se atormentarán. Les ruego que escriban a la Asociación Publicadora Universal, pidiendo publicaciones gratuitas sobre el mensaje para este tiempo. Estúdienlas a fondo, esfuércense con toda honestidad y gravedad solemne. Entonces ya no se verán atormentados por vástagos o separatistas. {GCS: 43.3}

De modo que, hermanos, antes de opinar, consideren cuidadosamente si rechazan la revelación de esta ¿qué verdad oportuna tendrán para sí mismos y para el mundo, después del juicio para los muertos?, ¿Y que tendrán para cualquier persona, incluso ustedes mismos, cuando empiece “el juicio para los vivos?; ¿qué sino unas lámparas vacías, a menos que ahora consigan el aceite adicional para sus vasijas? ¿A menos que en otras figuras, el rollo se desenrolle y otras verdades divinamente reveladas, “alimento a su tiempo” (Mateo 24:45), serán dadas a ti? ¿Y qué pasaría si tú repitieses los errores de los Judíos, los Romanos y los Protestantes, los cuales rechazaron los mensajes de Dios? Que Dios prohíba que esto acontezca a nadie a quien se le haya hecho esta apelación. {GCS: 44.1}

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