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El Código Simbólico, Volumen 04, Números 10-12

Vol. 4 Codigos Simbolico No. 10-12

La Iglesia En La Profecía

LA IGLESIA EN LA PROFECÍA

Como la iglesia de hoy entiende la historia pasada de la iglesia, pero es totalmente ignorante de las predicciones divinas que se relacionan con ella, nosotros, en el empeño por llevarle la luz, expondremos en este artículo la razón de su ignorancia de las profecías. Pero primero refresquemos nuestras mentes con una revisión breve del pasado antes de traer nuestra atención al futuro. {4SC10-12: 2.1.1}

En los pocos párrafos siguientes veremos como el Señor ha predicho cabalmente el rumbo que su iglesia debería y también el curso que debe seguir y los resultados finales en cada caso. {4SC10-12: 2.1.2}

Abraham, por la voz de la profecía, fue informado que Dios le había prometido que en algún momento le daría la localización de la tierra que no era conocida entonces. Mas tarde se le dijo que él y su simiente habitarían en una tierra extraña “cuatrocientos treinta años” antes de poseer la tierra prometida. Cuando el cumplimiento de este período profético llegó, aún el “mismo día”, Israel fue sacado de la tierra de Egipto. Pero debido a sus constantes rebeliones, el Señor vio que no estaban preparados para llevarlos a la tierra prometida; por lo tanto, les dio a conocer que deberían permanecer en el desierto por otros cuarenta años. Al final de este período de tiempo profético, los hijos de Israel, por un milagro tan grande como aquél cuando cruzaron el mar rojo, cruzaron también el Jordán y fueron a la tierra que se les prometió. {4SC10-12: 2.1.3}

Tampoco el Señor los dejó en tinieblas mientras estuvieron en la tierra prometida, porque les envió profeta tras profeta, (2Cr. 36:15), advirtiéndoles de las consecuencias consiguientes que tendrían debido a su condición espiritual depravada, diciéndoles que por su actitud hacia los profetas y por su comportamiento estaban tomando su última decisión a favor o en contra de ellos mismos. {4SC10-12: 2.1.4}

Como fracasaron en salir de su mal camino, la voz de la profecía declaró que habrían de ser entregados en las manos de los caldeos y que allí habrían de permanecer cautivos setenta años. Al cierre de este período de tiempo, Dios, por la mano de Ciro y Darío, los reyes de Medo- Persia, nuevamente liberó a su pueblo y estos reyes ordenaron que reconstruyeran el templo y la ciudad santa. (Esdras 1:1,2). Como las profecías que tienen que ver con la iglesia fueron cumplidas entonces, Dios en Su fidelidad, hizo saber a Su pueblo aquello que habría de ocurrir durante el período de “dos mil trescientos días” o años (Dn. 8:14), comenzando en el tiempo cuando fue dada la orden para reconstruir la ciudad, terminando en 1844. Entre los eventos que ocurrieron durante ese período de tiempo, estuvo la primera venida de Cristo y Su crucifixión. (Dn. 9:26). {4SC10-12: 2.1.5}

Así, estos períodos de tiempos proféticos, que están conectados uno con el otro, nos llevan a través de la historia desde los tiempos de Abraham hasta 1844. Pero como nos hemos referido solamente a unas pocas profecías, pudiéramos mencionar que hay muchos otros eventos proféticos entrelazados en los anteriores períodos de tiempo, tales como el período de los mil doscientos sesenta años de Daniel 7:25 y las profecías concernientes al movimiento del Advenimiento del primer día anterior a 1844, etc., demostrando todos estos que no ha sucedido nada en la historia de la iglesia que la voz de la profecía no haya dicho. {4SC10-12: 2.1.6}

Como las profecías conectadas con el Movimiento Del Advenimiento del Primer Día y la denominación de los Adventistas del Séptimo Día, son de la mayor importancia para nosotros como lo son cualquiera de las otras, vamos a tratarlas de forma más completa. Sin embargo, como les estamos escribiendo directamente a los Adventistas del Séptimo Día, no es necesario explicar las escrituras con las cuales ellos ya están familiarizados; por lo tanto nos referiremos a ellas y extraeremos las lecciones que Dios quiere que Su pueblo conozca ahora. {4SC10-12: 2.2.1}

En el capítulo diez de Apocalipsis leemos: “Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre”. (Ap. 10:10) Esta escritura es interpretada correctamente por la denominación, al ser un símbolo profético que encaja perfectamente con la indescriptible alegría y la aplastante desilusión del Movimiento del Advenimiento del Primer Día, que declararon antes de 1844 la verdad de la profecía de los “2300” días, cuyos seguidores creyeron lo que predicaron, vendieron todas las cosas de los bienes de este mundo y gastaron todos los fondos para la predicación del evangelio, siendo que otros junto con ellos estarían listos para la venida de Cristo en el año 1844. {4SC10-12: 2.2.2}

Así, la idea de tomar un vuelo a través de los cielos estrellados y entrar a través de las perlinas puertas en la ciudad eterna del Rey de reyes y Señor de señores donde no hay pesar, ni dolor, ni muerte, fue un dulce pensamiento para ellos, como la miel en el paladar de la lengua. Por lo tanto, para Juan, el incidente fue representado simbólicamente al comer el librito – la Palabra de Dios – y por ser al comienzo tan dulce como la miel. Pero cuando la fecha establecida pasó a la eternidad y el Señor a quien ellos esperaban que viniera no apareció, ellos, como Juan, sintieron que su gozo inexpresable se convertía en amarga hiel. {4SC10-12: 2.2.3}

Además, el versículo siguiente que se refiere al chasco, dice, “Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez, sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes” (Ap. 10:11). Esto prueba ser una profecía certera del entendimiento y la experiencia del movimiento anterior a 1844, porque pensaron que la obra del evangelio había entonces terminado y que la gracia se habí

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cerrado. Por lo tanto, el ángel declaró: “Es necesario que profetices otra vez”; es decir, has cometido un error y ahora debes repetir la predicación de tu mensaje. Así, la denominación de los Adventistas del Séptimo Día, compuesta en su gran mayoría por aquellos quienes habían sido Adventistas del Primer Día, se levantó para cumplir la comisión celestial, mientras algunos de los Adventistas del Primer Día han mantenido su propia organización hasta este día. {4SC10-12: 2.2.4}

Ahora se llama nuestra atención a la pregunta más importante: ¿podría ser posible que las escrituras contengan una profecía tan completa de la iglesia hasta 1844 y no contengan nada en lo absoluto para ésta a partir de entonces? Todos debemos honestamente estar de acuerdo que dejar a la iglesia sin profecía en cualquier momento es ilógico y también imposible, porque Dios nunca ha dejado a Su pueblo en la oscuridad y El seguramente no hará eso ahora en el momento más importante de la historia del mundo. Entonces ¿por qué la iglesia de hoy conoce tanto de las profecías del pasado y tan poco de las profecías que tienen que ver con su propio destino? {4SC10-12: 3.1.1}

Hay dos grandes razones para este misterio. La principal razón es dada por el apóstol Pedro: {4SC10-12: 3.1.2}

“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones”. (2ª Ped. 1:19). {4SC10-12: 3.1.3}

Esta escritura declara que la profecía es la palabra más segura, y que es como una antorcha que alumbra en lugar oscuro y que cuando ésta es comprendida, deja el asunto tan claro, que su claridad es comparada por la Inspiración como un “lucero” en nuestros corazones. Sin embargo, los versículos siguientes dicen: {4SC10-12: 3.1.4}

“… entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2Pedro 1:20, 21); es decir, si las Escrituras vinieran por voluntad de hombre, entonces podrían ser interpretadas por la voluntad de hombre sin la ayuda del Espíritu. Pero el hecho de que los “santos hombres de Dios” recibieron las Escrituras por el Espíritu de Dios y como es imposible que un hombre por sí mismo conozca la mente del Espíritu Santo, no puede interpretar las Escrituras sin la ayuda del Espíritu. Debe por lo tanto, ser inspirado, así mismo como aquellos a quienes las Escrituras fueron dadas al principio. {4SC10-12: 3.1.5}

Esto está corroborado por el hecho de que hoy tenemos miles de istmos que son el resultado de miles de interpretaciones de las Escrituras, lo que demuestra que los hombres han interpretado las Escrituras independientemente del Espíritu, porque el Espíritu de Profecía no puede dar a una persona una interpretación de la Escritura y dar a otra una interpretación diferente de la misma Escritura. Además, puesto que es verdad que la iglesia de Laodicea noconoce las profecías concernientes a ella misma, es evidente que el Espíritu de Profecía no está más activo en el medio de ella. {4SC10-12: 3.1.6}

La segunda razón de su ignorancia de “la palabra profética más segura” es que ella se considera como siendo “rica, y enriquecida” y “sin necesidad de ninguna cosa”, cuando por otro lado, las profecías declaran que ella es, “desventurada, miserable, pobre, ciega y desnuda”: y que, además, no lo sabe. (Apoc. 3:16). Así, las profecías que tienen que ver “con su desventurada” condición espiritual y su resultado final, (si ella no reconociera, ni se arrepintiera de su pobreza espiritual) están en oposición directa a su supuesta prosperidad espiritual, en donde ella sólo las interpreta parcialmente o las mal interpreta, las usa mal o las abandona completamente. {4SC10-12: 3.2.1}

En el siguiente párrafo, haremos el esfuerzo por probar que la iglesia de hoy está repitiendo los errores que cometió la iglesia del pasado. Por ejemplo, como los fariseos de antaño rechazaron la interpretación inspirada de las Escrituras y como temían que el común del pueblo pudiera ver sus errores, mataban a los profetas para silenciarlos. Consecuentemente, fueron dejados en tinieblas espirituales, y como ellos interpretaron privadamente – sin la inspiración – las Escrituras, no comprendieron y aplicaron mal aún la más simple porción de la Palabra de Dios, con el resultado que ellos crucificaron al mismo por Quien ellos habían gastado millones de dólares en sacrificios y a Quien rindieron cientos de años de servicios ceremoniales. {4SC10-12: 3.2.2}

“El cuerno pequeño” de Daniel siete es una profecía bien definida de la jerarquía romana. Esta profecía ha sido predicada por muchos años, pero los Romanos nunca han aceptado ésta, aunque no han sido capaces de aplicar su cumplimiento en otra parte, ni han podido desubicar el tiempo de su cumplimiento. Justo como las profecías que no alabaron los hechos de los judíos y de los líderes romanos no fueron comprendidas por ellos, así las profecías que señalan los errores de las iglesias protestantes, de la misma manera son consideradas como grandes misterios. {4SC10-12: 3.2.3}

Esta falta de entendimiento no se debe a que las profecías son difíciles de entender, sino debido a que éstas revelan los hechos que las iglesias no están dispuestas a aceptar y que quieren esconder con mucho celo. Así los defensores de la “palabra profética más segura” se encuentran con oposición, son odiados y ridiculizados, mientras sus adversarios declaran que las profecías son misterios sellados. Por lo tanto, como resultado, la ignorancia de las Escrituras prevalece entre el pueblo en todas partes. {4SC10-12: 3.2.4}

Así, mientras por un lado la profecía revela la pobreza, la desventura y la miseria de la iglesia de hoy, ella por otro lado se jacta de sus supuestos grandes logros y de ser rica y enriquecida y sin necesidad de ninguna cosa. Esta condición prevaleciente hace

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imposible que ella interprete correctamente o acepte “la palabra profética más segura”. De esta manera, está repitiendo los errores de los judíos, de los romanos y de los protestantes. {4SC10-12: 3.2.5}

Compararemos ahora cuidadosamente la voz de la profecía con la voz de la iglesia. De acuerdo con las profecías, la denominación Adventista del Séptimo Día fue comisionada a “profetizar otra vez sobremuchospueblos, naciones, lenguas y reyes”. (Apoc. 10:11). La palabra “muchos” es una palabra limitada, no significa a todos. De este modo, la profecía en términos muy ciertos declara que la comisión del Evangelio a la iglesia A. S. D. no se extiende a todas las naciones, sino sólo a “muchos”, demostrando que antes de que el Evangelio sea proclamado a todas las naciones, tiene que haber otro encargo. Este hecho es atestiguado también por el Espíritu de Profecía: {4SC10-12: 4.1.1}

“Dios llama a un reavivamiento espiritual y a una reforma. A menos que esto ocurra, aquellos que son tibios continuarán siendo tibios hasta que lleguen a ser detestables para el Señor y él rechace reconocerlos como hijos suyos”. {4SC10-12: 4.1.2}

“Un reavivamiento y una reforma deben ocurrir bajo la ministración del Espíritu Santo. El reavivamiento y la reforma son dos cosas diferentes. El reavivamiento significa una renovación de la vida espiritual, un avivamiento de las facultades de la mente y el corazón, una resurrección de la muerte espiritual. La reforma significa unareorganización, un cambio de ideas y teorías, en hábitos y prácticas. La reforma no producirá el buen fruto de justicia a menos que esté conectada con el reavivamiento del espíritu”. “Cristo Nuestra Justicia”, p. 154 (en inglés). (las itálicas son nuestras) {4SC10-12: 4.1.3}

“Revestida de la armadura de la justicia de Cristo, la iglesia entrará en su conflicto final. Hermosa como la luna, esclarecida como el sol, imponente como ejércitos en orden, ha de salir al mundo, vencedora y para vencer”. “Profetas y Reyes” p. 535. {4SC10-12: 4.1.4}

Mientras la voz de la profecía por un lado declara que debe haber una “reorganización” y después de esto comisiona a la iglesia a ir a todas las naciones, la voz de la iglesia en su condición actual, sin tener más autoridad por lo que dice que la que tienen los observadores del domingo en su creencia que el domingo es el día correcto que guardar, clama en voz alta que la organización de los Adventistas del Séptimo Día está “avanzando” y que los laicos, así como los laicos de las iglesias nominales, no piden pruebas de la “palabra profética más segura”, sino que en su lugar, ¡ciegamente exclaman “amén” a la voz de los hombres contra la voz de Dios! A la misma vez, para mantenerlos en las tinieblas, se les dice que ¡no escuchen a ninguna otra voz a no ser que sean engañados! {4SC10-12: 4.1.5}

A nosotros como la denominación Adventista del Séptimo Día se nos ha comisionado ir a “muchas” naciones y reunir a los ciento cuarenta y cuatro mil, los primeros frutos, como está demostrado claramente en Apocalipsis 11:1,2: “Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo; Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él. Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles”. {4SC10-12: 4.1.6}

Las palabras “medir” y “número” son sinónimos, porque al medirse algo debe ir acompañado de un número. Además, como aquellos que adoran adentro son personas, deben ser medidos teniendo un número. Así, desde 1844 hasta el tiempo de esta “reforma y reorganización” profética, representa el tiempo cuando se mide o se numera la cosecha de los 144.000, los primeros frutos, las doce tribus o aquellos que adoran dentro del templo, mientras que, “el patio que está fuera” ha de ser llenado con los gentiles, los segundos frutos, una gran multitud que nadie podía contar, quienes han de ser reunidos después de que la mencionada reforma y reorganización sean efectuadas, tal como es manifestado en el Apocalipsis. El revelador vio a los 144.000 sellados y después de esto, la gran multitud. (Apoc. 7:3-9) {4SC10-12: 4.2.1}

El Espíritu de Profecía declara que “solo aquellos quienes hayan soportado y vencido la tentación en la fuerza del Todopoderoso se les permitirá tomar parte activa en la proclamación de este mensaje cuando éste aumente hasta convertirse en un Fuerte Pregón”. (R. & H., Nov. 19, 1908). Este extracto lleva la plena evidencia de que no estamos ahora en el tiempo del Fuerte Pregón, ni nunca lo hemos estado, porque el Fuerte Pregón será proclamado solamente por aquellos quienes han vencido la tentación, mientras que el mensaje ha sido y es proclamado ahora por ministros santificados y no santificados. Por lo tanto, si el mensaje en el tiempo del Fuerte Pregón ha de ser proclamado solamente por aquellos que han vencido la tentación, debe haber necesariamente una reforma y que ésta separará a todos los ministros no santificados. (5T p. 75 ; C.S., p. 477, 478) {4SC10-12: 4.2.2}

La palabra profética más segura a través de “el profeta del evangelio” arroja gran luz sobre el asunto. Leemos: {4SC10-12: 4.2.3}

“Porque el Señor juzgará con fuego y con su espada a todo hombre; y los muertos del Señor serán multiplicados. Y pondré entre ellos señal, y enviaré de los escapados de ellos a las naciones, a Tarsis, a Fut y Lud que disparan arco, a Tubal y a Javán, a las costas lejanas que no oyeron de mí, ni vieron mi gloria; y publicarán mi gloria entre las naciones. Y traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, por ofrenda al Señor, en caballos, en carros, en literas, en mulos y en camellos, a mi santo monte de Jerusalén, dice el Señor, al modo que los hijos de Israel traen la ofrenda en utensilios limpios a la casa del Señor”. (Isa. 66:16, 19, 20). {4SC10-12: 4.2.4}

La matanza del Señor presentada aquí a nuestra vista, debe ocurrir en Su iglesia, porque aquellos

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que escapan deben ser Cristianos conocedores del Señor, de otro modo no podrían proclamar Su fama y Su gloria. Además, como las naciones gentiles permanecerán después que ocurre la matanza, y como ellos tendrán el privilegio de escuchar el evangelio, esto prueba que esta matanza del Señor tendrá lugar antes del cierre de la gracia. {4SC10-12: 4.2.5}

Mas allá, el Espíritu de Profecía escribe que cuando el sellamiento de los 144.000 y la matanza de Ezequiel 9 están a punto de ocurrir, los ministros habrán traicionado su confianza (5T, p. 196) y como el mensaje debe ser predicado por un ministerio puro, esto prueba nuevamente que esta purificación debe ocurrir justo antes del comienzo del Fuerte Pregón, haciendo así posible el cierre de la obra del evangelio por un movimiento reformado y reorganizado, comisionado a ir atodaslas naciones en lugar de a “muchas” naciones. {4SC10-12: 5.1.1}

Aunque hemos tocado por encima las profecías relacionadas con la iglesia de hoy, vemos que éstas son tan completas como las profecías relacionadas con la iglesia del pasado y que el mensaje de los tres ángeles seguirá adelante pero con este sistema de organización y no con aquellos que no prestan atención ahora para vencer la tentación y que perecerán en “la matanza del Señor”. {4SC10-12: 5.1.2}

Hay muchos que no ven la necesidad de una reorganización, aunque ven la necesidad de una reforma. Por esta razón, agregaremos algunas palabras de explicación. {4SC10-12: 5.1.3}

Como no habría habido la necesidad de una reforma si la iglesia hubiera permanecido en la verdad, no habría habido la necesidad de una reorganización si la iglesia se hubiera organizado correctamente y hubiera permanecido así. Pero como el espíritu del mundo conquistó a la iglesia, así el espíritu del mundo conquistó a la organización, lo que está evidenciado inequívocamente por el hecho de que tanto el Departamento Médico como el Educacional de la Denominación están ahora dirigidos por las normas del mundo. Por lo tanto, en lugar de que la iglesia dirija al mundo, el mundo está ahora dirigiendo a la iglesia, o, en otras palabras, la iglesia en lugar de ser la cabeza como Dios la designó, se ha convertido en la cola, y en lugar de que el mundo comparta el espíritu de la iglesia, la iglesia está compartiendo el espíritu del mundo, engañando así al mundo para que no reciba la luz celestial y haciendo que ella se dirija a las tinieblas deshonrando a Dios y honrando a Mamón. Así, existe la necesidad tanto de una reforma como de una reorganización, porque ¿cómo puede Dios finalizar Su obra, bendecir a Su pueblo y salvar al mundo con la organización de esta iglesia cuándo ella misma está buscando la ayuda del mundo?{4SC10-12: 5.2.1}

Habiendo visto el Señor el camino que la iglesia proseguirá le ha dado forma a las profecías para el beneficio de la iglesia en un intento para despertar a la iglesia y salvar a su pueblo. Así escuchemos la palabra profética más segura cuando ésta dice: “Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones”. (Heb. 4:7). {4SC10-12: 5.2.2}

TOMANDO LAS RIENDAS EN SUS PROPIAS MANOS

Como la mayoría de nuestro pueblo apenas entiende lo que el Espíritu de Profecía quiere decir con la cita: “El Señor tomará las riendas en Sus propias manos” (“Testimonios para los Ministros”, p. 300) estamos escribiendo los siguientes párrafos. {4SC10-12: 5.1.4}

La cita profética anterior revela dos cosas bien definidas. Primero, que el Señor no está ahora tomando las riendas en Sus propias manos, y segundo, que en algún momento Él lo hará. Es decir, como Dios no está rigiendo la denominación a través de su presente organización, El debe reorganizarla. Además, está dicho que Dios hará esto utilizando medios tan sencillos que incluso “los obreros se sorprenderán”, es decir, que El no va a empezar una reorganización de la denominación con algo grande o con algo complicado, o algo que el mundo llame maravilloso, sino por medios sencillos, con tranquilidad, despacio, constante y tan natural como está representado en la semilla de mostaza (Mat. 13:31,32) y también como el poco de levadura escondida leudando la masa (versículo 33), cuando por el contrario, los obreros que quieran “controlar la obra” serán derrotados como el pasto es sofocado por el trigo. {4SC10-12: 5.1.5}

Que Dios está tomando las riendas en Sus propias manos ha sido demostrado en tiempos pasados y nadie necesita permanecer ignorante del método que El empleará ahora para “perfeccionar su obra en justicia”, ni del sistema que El usará para gobernar a los suyos. {4SC10-12: 5.1.6}

En los días cuando el Faraón reinó sobre el pueblo de Dios, el Señor no envió un gran ejército dirigido por un general entrenado en la escuela del mundo para liberarlos y para darle a Él la oportunidad de regir sobre ellos, sino que envió a Moisés, el medio sencillo con su vara de pastor. Al Faraón le pareció tan sencillo, tan pequeño, que le prestó muy poca atención a lo que estaba ocurriendo. Sin embargo, cuando vio la levadura trabajando en su reino, por momentos llegó a convencerse de que podría dejar ir a Israel, pero cuando vio la obra de Moisés, tan sencilla como era, su corazón se endureció y dijo: “Ajá, esto no puede ser de Dios y no dejaré ir a Israel”. Esto se repitió una y otra vez. Finalmente vino el golpe con la muerte de su primogénito y entonces hubo un gran clamor por toda la tierra de Egipto cuando Israel salió. Pero como el Faraón no estaba aún convencido de que Dios había tomado las riendas en sus propias manos, él y su ejército salieron a traerlos de regreso. Por lo tanto, Dios empleó el Mar Rojo como un medio para proteger a Su pueblo

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y como un medio para destruír al Faraón y a su ejército. El Señor obrará de una forma no menos milagrosa ahora para liberar a Su pueblo de ser dirigido por una organización mundana. El comandará la obra de la misma manera como lo hizo en los días de Moisés y de David.{4SC10-12: 5.2.3}

Además, la voz de la profecía declara que: “estarán los hijos de Israel sin rey” y que “después volverán los hijos de Israel, y buscarán al Señor su Dios, y a David su rey; y temerán al Señor y a su bondad en el fin de los días”. (Oseas 3:4,5) Esto significa que el antiguo Israel habría de ser esparcido entre las naciones y que no sería un reino para “muchos días”, pero después de “muchos días”, han de regresar y nuevamente ser un reino y “buscarán al Señor su Dios y a David su rey”. Por lo tanto, como estamos viviendo ahora en el tiempo del regreso de los 144.000, las doce tribus, es evidente que estos llegarán a ser un reino en las manos del Señor, Dios, en vez de ser dirigidos por hombres a través de una organización mundana. {4SC10-12: 6.1.1}

En los días de Moisés y en los días de David, cuando el Señor tenía la obra en sus propias manos, le habló al pueblo a través de Moisés y a través de David y con ellos gobernó. De la misma manera dirigirá la obra en este tiempo cuando El tome las riendas en Sus propias manos.{4SC10-12: 6.1.2}

En la profecía, Dios reveló a Ezequiel la injusticia que sería hecha contra el pueblo de Dios en los últimos días, en nuestro tiempo, por sus pastores, y dijo: “Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor. Yo el Señor les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos. Yo el SEÑOR he hablado”. (Eze. 34:23, 24) Así, a Ezequiel también le fue dicho que el sistema presente, una organización de muchos pastores, sería reemplazada por una nueva y sería conducida por un pastor en lugar de muchos. {4SC10-12: 6.1.3}

El pueblo sobre el cual el Señor ha de tomar las riendas en Sus propias manos, es por supuesto aquel que compondrá Su reino. “Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo; Conoce al Señor; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice el Señor; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado”. (Jer. 31:34) Por lo tanto, cuando el Señor está tomando las riendas en Sus propias manos es el comienzo del establecimiento de Su reino eterno, justo antes de Su venida visible en las nubes. Daniel también en visión testificó de este hecho y declaró al rey de la siguiente manera: “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre. (Dan. 2:44) {4SC10-12: 6.1.4}

Observe que el reino es establecidono despuésde los “días de estos reyes”, sinoensus días, y que aquellos reinos serán destruidos por éste. Por lo tanto, aunque al comienzo y antes de la resurrección, el reino no estará completo con todos sus súbditos, éste tendrá su comienzo antes de la segunda venida de Cristo. {4SC10-12: 6.2.1}

Las mismas parábolas de Cristo revelan esta verdad, porque Él dice: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”. (Mat. 25:31-34, 41). {4SC10-12: 6.2.2}

Se entiende por lo general que cuando aparezca visiblemente, las naciones serán destruidas con el resplandor de su venida y de este modo los impíos no tendrán oportunidad ya sea que el Señor les hable o ellos le hablen al Señor. Además, de acuerdo con la parábola, Él se sienta en el trono de Su gloria en lugar de sentarse en las nubes como está en 1ª Tes. 4:17. Por lo tanto, el trono de su gloria es Su reino donde El, invisible para las naciones, se sienta en el trono y reúne a todas las naciones delante de El como está registrado por el profeta Isaías también, diciendo: “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones”. (Isa. 2:2) {4SC10-12: 6.2.3}

El profeta Zacarías describe el caso de los impíos y la conversión de los justos con el siguiente lenguaje: “Y en aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella. En aquel día, dice el Señor, heriré con pánico a todo caballo, y con locura al jinete; más sobre la casa de Judá abriré mis ojos, y a todo caballo de los pueblos heriré con ceguera. Y los capitanes de Judá dirán en su corazón: Tienen fuerza los habitantes de Jerusalén en el Señor de los ejércitos, su Dios. En aquel día pondré a los capitanes de Judá como brasero de fuego entre leña, y como antorcha ardiendo entre gavillas; y consumirán a diestra y a siniestra a todos los pueblos alrededor; y Jerusalén será otra vez habitada en su lugar, en Jerusalén.

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Y librará el Señor las tiendas de Judá primero, para que la gloria de la casa de David y del habitante de Jerusalén no se engrandezca sobre Judá. En aquel día, el Señor defenderá al morador de Jerusalén; el que entre ellos fuere débil, en aquel tiempo será como David; y la casa de David como Dios, como el ángel del Señor delante de ellos. Y en aquel día yo procuraré destruir a todas las naciones que vinieren contra Jerusalén. Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito”. (Zac. 12:3-10) {4SC10-12: 6.2.4}

La toma de los reinos en Sus propias manos, ocurre por lo tanto en el tiempo cuando Él junte a su pueblo de entre las naciones, siguiendo la voz: “Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis participes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas”. (Apoc. 18:4). {4SC10-12: 7.1.1}

Cuando esta voz sea escuchada llamando al pueblo de Dios, no habrá pecadores en su reino, ni tampoco caerán allí las plagas, porque los santos son llamados a salir de Babilonia por los pecados que allí se cometen y debido a que las plagas han de caer sobre todos allí. {4SC10-12: 7.1.2}

En Mateo 13:49 se registra la separación de los pecadores de entre el pueblo de Dios, porque para ese tiempo, dice Cristo, los impíos son separados de entre los justos, mientras que por otro lado, por la palabra registrada en Apocalipsis, los justos son separados de entre los impíos – la manera como se hace una separación es la opuesta a la otra – cuyo hecho prueba que el Señor toma las riendas en sus propias manos antes del comienzo del Fuerte Pregón de Apocalipsis 18:4. {4SC10-12: 7.1.3}

Nuestro peligro en el tiempo presente, no está en aquello que Dios ha dicho que hará, porque Él está bien capacitado para manejar la situación, sino que el gran riesgo está en que muchos de nosotros estamos en peligro de perdernos al cuestionar y criticar cada cosa que se presente en el desarrollo de la verdad, criticando la obra y la posición de otros, censurando cada rama de la obra en la que ellos no toman parte (“Testimonios para la Iglesia”, Vol. 5, p. 646), en lugar de venir a la ayuda del Señor. Si, algunos querrán, “dictar hasta los movimientos que deberán hacerse cuando la obra avance bajo la dirección de ese ángel que se une al tercero para dar el mensaje que ha de ser comunicado al mundo”. – “Testimonios para los Ministros”, p. 300. Algunos van aún más lejos al decir al portavoz prometido de Dios, “Eres demasiado piadoso, no interpretas las escrituras de la debida manera. Déjame decirte cómo tienes que predicar tu mensaje”. –“Testimonios para los Ministros”, p. 475. {4SC10-12: 7.1.4}

Otros, aunque no son tan dictatoriales, no se someterán a la dirigencia de Dios, porque Jesús previó a aquella clase que “le aborrecían” y “enviaron tras él una embajada,diciendo: “No queremos que éste reine sobre nosotros”.(Luc. 19:14). {4SC10-12: 7.1.5}

Por lo tanto, debido a la insubordinación de ellos, Jesús dijo claramente que en Su aparición mandará a sus siervos, diciendo: “Y también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y decapitadlos delante de mí”. (Luc. 19:27). {4SC10-12: 7.2.1}

La parábola deja claro que a través de algunos hombres, Jesús ha de reinar antes de su aparición, y que aquellos que rehúsan someterse a aquél a quién Jesús ha escogido para representarlo, se perderán eternamente. {4SC10-12: 7.2.2}

Por lo tanto, que nadie, por falta de acción o por algún otro medio, demuestre el deseo de derrotar la palabra profética de Dios, sino que ore, porque: “Así ha dicho el Señor:Aún seré solicitado por la casa de Israel, para hacerles esto; multiplicaré los hombres como se multiplican los rebaños”. (Eze. 36:37). {4SC10-12: 7.2.3}

“Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que caigamos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?” (Heb. 2:1-3). “Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús; el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios. ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad”. (Heb. 3:1,2,18,19). “Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado”. (Heb. 4:1). “Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entretanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, entretanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación. ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés? ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto?” (Heb. 3:12-17). {4SC10-12: 7.2.4}

“Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria. Igualmente,

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Jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestios de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”. (1Ped. 5:2-7). {4SC10-12: 7.2.5}

CONSEJOS PARA PADRES – PARTE III

Reconociendo las graves proporciones que el siempre presente problema de padres e hijos ha alcanzado en medio de los creyentes de la Verdad Presente, “El Código Simbólico” en su edición de julio de 1937, hizo sonar la siguiente alarma: {4SC10-12: 8.1.1}

“Los padres están ciegos con relación al verdadero estado de sus hijos quienes han tenido éxito total al engañarlos. Sin embargo, aquellos que han perdido el control de sus hijos, no están satisfechos cuando otros buscan controlarlos o señalarles sus defectos con el propósito de corregirlos”. – “Testimonios para la Iglesia”, Vol. 4, p. 193 (en inglés). {4SC10-12: 8.1.2}

“Quizá, el Monte Carmelo no ha tenido que lidiar con problemas tan a menudo y tan vigorosamente como los que han sido dados a conocer en la frase final de la última cita”. {4SC10-12: 8.1.3}

Así de seria como se ha señalado fue esta nota de advertencia, sin embargo, cayó en oídos sordos. Pocos se beneficiaron de ella, con el resultado de que hoy la relación entre padre, hijo y la institución, se presenta como un problema aún más grave y doloroso que cuando fue traído a nuestra atención por primera vez. De hecho, tan crecida e infectada se ha hecho la herida ahora, que ha llegado a envenenar el cuerpo entero y aún ha causado la amputación de algunos miembros contaminados más allá del remedio. {4SC10-12: 8.1.4}

¿Por qué esta calamidad? Solo hay una respuesta y esta es: muchos que profesan la Verdad Presente, no creen ni practican de todo corazón lo que está escrito en el Código. A la verdad, la duda y el descreimiento del Código, se presenta en varios grados, leudando nuestras compañías por todas partes. Y solamente unos pocos, “un puñado de las tribus” religiosamente le dieron el valor correspondiente a la alta y solemne afirmación de este “visitante mensual” de que “se exige que los heraldos del ‘día grande y terrible del Señor” que están bajo su jurisdicción debenestrictamente cumplircontodoslosrequerimientos, instruccionesyconsejosque éste les lleva de tiempo en tiempo, sin agregar o quitar nada del mensaje. Este no favorece a aquellos que ignoran su autoridad divina, porque la iglesia ha de ser luz para el mundo, “hermosa como la luna, esclarecida como el sol, imponente como ejércitos en orden”. {4SC10-12: 8.1.5}

Aparentemente, sin embargo, ni un “así ha dicho el Señor”, ni un “así está escrito” tienen tanto efecto en nuestros días sobre las conciencias de los creyentes de la Verdad Presente, ni sobre sus “ideas y teorías, hábitos y prácticas” que los sentimientos de un: “Dicen que”, “He oído decir que” (T.M. p. 505), “Me parece”. {4SC10-12: 8.1.6}

Los padres y los simpatizantes de los padres, en especial, exhiben la más resistente e impenetrable condición

Laodicense en este asunto, siendo impenetrables a los consejos, advertencias y súplicas del mensaje, como el agua cayendo sobre la piedra. Por ejemplo, a ustedes se les ha dicho repetidas veces que como padres las formas como educan y disciplinan a sus hijos no son las formas de Dios, que sus ideas sobre el amor y la amabilidad son falsas y malsanas, que su amor ciego es nada sino sentimentalismos y que su bondad permisiva no es sino crueldad. Pero, ¿quién ha creído lo que está escrito y con temor y temblor diligentemente se ha puesto a trabajar para “convertirse y ser sanado” de esas ideas erróneas y teorías, hábitos y prácticas por medio de las cuales Satanás ata el alma a la rueda de su carro? ¿Quién como el David de antaño, cuando se le dijo, “tu eres aquel hombre” ha confesado con una profunda y obligada convicción, “Pequé contra el Señor” y ha salido entonces directamente y fervientemente por “frutos de arrepentimiento”, primero “confesando a (sus) hijos, (su) necio proceder al criarlos (C. S., Vol. 3, Nºs. 8-10, p.3) y entonces ofreciendo su “cooperación total con la escuela? {4SC10-12: 8.1.7}

Cuanto más sabios, más nobles y más felices serían ustedes y sus hijos si confesaran su pecaminosa oposición hacia la luz de Dios y a Su obra, en lugar de continuar apartados, alimentando heridas imaginarias o auto inflingidas, albergando resentimientos, acariciando agravios y lanzando piedras a todo lo que no les parece y a cada uno con quien ustedes no están de acuerdo en sus esfuerzos por educar y salvar a sus hijos. {4SC10-12: 8.2.1}

Por su imprudente complacencia y su compasión mal aconsejada, y el descuido de las prohibiciones y la falta de disciplina, ustedes ya les han hecho un daño incalculable a su hijos, que debe costarles sus almas y las suyas, a menos que un rápido, drástico y constante cambio de acción ocurra en ustedes y sus hijos. A menos que, en fin, un cambio de sus ideas y teorías sobre religión, educación, disciplina, trabajo y sus hábitos de vida y prácticas sean sometidos a una inmediata y radical transformación que los pondrá del lado del Señor en la gran controversia entre el bien y el mal. {4SC10-12: 8.2.2}

Si como un padre en la Verdad Presente, usted es uno que se salvaría a sí mismo y a sus hijos, usted se apresuraría también a salir, al menos espiritualmente, de las ciudades condenadas, cuyo “orgullo, abundancia de pan y abundancia de ociosidad” terminarán eventualmente sólo en tristeza, como pasó con la mujer de Lot en la Sodoma de antaño, convirtiendo su último deseo y su mirada tardía en un pilar de sal, tal como ocurrió. Entonces una vez libres en espíritu de las garras mortales de esas ciudades, ustedes en lo sucesivo mantendrán a sus hijos

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fuera de las escuelas públicas y los instruirán en el hogar, “trayéndolos al cuidado y a la amonestación del Señor” hasta que estén preparados para matricularse en la escuela del Señor aquí en el Monte Carmelo. {4SC10-12: 8.2.3}

“Los padres se van con sus familias a las ciudades, porque encuentran más fácil conseguir trabajo allá que en el campo. Sus hijos no teniendo nada que hacer cuando no están en la escuela, se educan en la calle. De sus malas amistades, adquieren hábitos de vicios y disipación. Los padres ven todo esto, pero requerirá sacrificio corregir su error y por lo tanto se quedan donde están hasta que Satanás toma control total de sus hijos. Mejor es sacrificar cualquiera y cada una de las consideraciones mundanas que poner en peligro las preciosas almas encomendadas a su cuidado. Serán asaltados por las tentaciones y deberían ser enseñados a como afrontarlas, pero es su deber cortar cada influencia, quitarse cada hábito malo y desatar cada atadura que los mantenga alejados del compromiso de un corazón más libre y abierto de ustedes y sus familias hacia Dios”. {4SC10-12: 9.1.1}

En lugar de las ciudades populosas, busquen un lugar retirado donde sus hijos estarán tan lejos como sea posible protegidos de la tentación y allí entrénelos y edúquelos para que sean útiles. El profeta Ezequiel enumera las causas que llevaron a Sodoma al pecado y a la destrucción: “Orgullo, abundancia de pan y abundancia de ociosidad había en ella y en sus hijas; nadie fortaleció las manos del pobre o del necesitado”. Todos los que quieran escapar de la condenación de Sodoma, deben evitar el camino que trajo los juicios de Dios sobre esa ciudad impía. {4SC10-12: 9.1.2}

“Mis hermanos, están despreciando el llamado más sagrado de Dios por su negligencia en consagrarse ustedes y sus hijos a él. Muchos de ustedes están reposando en una falsa seguridad, absorbidos por intereses egoístas y atraídos por los tesoros terrenales. No temen el mal. El peligro parece haberse alejado. Serán defraudados y engañados para su ruina eterna, a menos que se levanten y con penitencia y profunda humillación regresen al Señor”. {4SC10-12: 9.1.3}

* * *

“El letargo mortífero del mundo paraliza vuestros sentidos. El pecado ya no os parece repulsivo, porque Satanás os ha enceguecido. Pronto se han de derramar los juicios de Dios sobre la tierra. ‘Escapa por tu vida’ (Gen. 19:17) es la amonestación de los ángeles de Dios. Se oyen otras voces que dicen: ‘No os excitéis; no hay causa de alarma especial’. Los que se sienten cómodos en Sion claman: paz y seguridad, mientras que el cielo declara que una rápida destrucción está por sobrecoger al transgresor. Los jóvenes, los frívolos, los que aman los placeres, consideran estas advertencias como cuentos ociosos, y las rechazan como una broma. Los padres se inclinan a creer que sus hijos tienen razón en el asunto y todos siguen durmiendo tranquilos. Así sucedió cuando fue destruido el mundo antiguo, y cuando Sodoma y Gomorra fueron consumidas por el fuego. En la noche anterior a su destrucción, las ciudades de la llanura se revolcaban en el placer. Se burlaron de Lot por sus temores y advertencias. Pero fueron estos escarnecedores los que perecieron en las llamas. Esa misma noche se cerró para siempre la puerta de la misericordia para los impíos y descuidados habitantes de Sodoma”. {4SC10-12: 9.1.4}

“Dios es quien tiene en sus manos el destino de las almas. No será siempre burlado; no permitirá que se juegue siempre con él. Sus juicios ya están sobre la tierra. Fieras y espantosas tempestades siembran la destrucción y la muerte en su estela. El incendio devorador arrasa el bosque desierto y la ciudad atestada. La tempestad y el naufragio aguardan a los que viajan en el mar. Accidentes y calamidades amenazan a todos los que viajan por tierra. Los huracanes, los terremotos, la espada y el hambre se siguen en rápida sucesión. Sin embargo, los corazones de los hombres se endurecen. No reconocen la voz de advertencia de Dios. No quieren huir al único refugio que hay para protegerse de la tormenta que se prepara”. {4SC10-12: 9.2.1}

“Muchos de los que han sido colocados sobre las murallas de Sion, para observar con ojo de águila la inminencia del peligro y elevar la voz de amonestación, están ellos mismos dormidos. Los mismos que debieran ser los más activos y vigilantes en esta hora de peligro, están descuidando su deber y trayendo sobre sí mismos la sangre de las almas”. {4SC10-12: 9.2.2}

“Mis hermanos, cuidado con el corazón pecaminoso dominado por la incredulidad. La palabra de Dios es clara y exacta en sus restricciones; como interfiere con vuestra complacencia egoísta, no la obedecéis. Los testimonios de su Espíritu os llaman la atención a las Escrituras, señalan vuestros defectos de carácter, y reprenden vuestros pecados; por lo tanto, no les hacéis caso. Y para justificar vuestro comportamiento caracterizado por el amor al placer, empezáis a dudar si los testimonios son de Dios. Si obedecierais sus enseñanzas, os convenceríais de su procedencia divina. Recordad que vuestra incredulidad no afecta su veracidad”. –“Testimonios para la Iglesia”, Vol. 5, p. 216, 217 {4SC10-12: 9.2.3}

.”Cualquiera de los hijos de los obreros que fue encontrado en una habitación egipcia, fue destruido”. {4SC10-12: 9.2.4}

“Esta experiencia de los israelitas fue escrita como una instrucción para aquellos quienes vivirían en los últimos días. Antes de que venga el azote arrollador sobre los habitantes de la tierra, el Señor llama a los que son israelitas verdaderos a que se preparen para este evento. A los padres Él les envía el clamor de advertencia, “Reúnan a sus hijos en sus casas; reúnanlos lejos de aquellos que están despreciando los mandamientos de Dios, de los que están enseñando y practicando el mal. Abandonen las grandes ciudades tan pronto como sea posible. Establezcan escuelas de la iglesia. Denle a sus hijos la palabra de Dios como el fundamento de su educación. Está llena de preciosas lecciones y si los pupilos hacen de ésta

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su estudio en el primer grado abajo, se prepararán para el grado más alto arriba..”. {4SC10-12: 9.2.5}

“¿Dónde están tus hijos? ¿Están ustedes educándolos para discernir y escapar de las corrupciones que están en el mundo a través de la lujuria? ¿Están buscando salvar sus almas o están ustedes por su negligencia ayudándolos en su destrucción?” –“Testimonios para la Iglesia”, Vol. 6,195 (en inglés). {4SC10-12: 10.1.1}

Padre y madre, hermano y hermana, ¿verdaderamente quieres escapar del azote arrollador? Si tu quieres, ni un momento más debes descuidar o desdeñar o rechazar un rayo de luz, sino que diligentemente volverás a estudiar los Códigos y pondrás rápidamente en práctica las solemnes lecciones, preceptos, mandatos, reprensiones y advertencias que han quedado desatendidas cuando han venido de tiempo en tiempo. Así, y solamente así, ordenarán sus hogares y sus vidas de modo que usted y sus hijos puedan tomar parte en la construcción del campamento del Señor y en juntar a las naciones y finalmente experimentar el gozo inefable y trascendental al formar parte de ese glorioso resto que queda del pueblo de Dios! {4SC10-12: 10.1.2}

CELOSOS Y HALLANDO FALTAS, CONDENADOS

“Me duele decir que hay lenguas indisciplinadas entre los miembros de la iglesia. Hay lenguas falsas que se alimentan de la maldad. Hay lenguas astutas y murmuradoras. Hay parlería, impertinente entrometimiento, hábiles interrogaciones. Entre los amadores del chisme, algunos son impulsados por la curiosidad, otros por los celos, y muchos por el odio contra aquellos por cuyo medio Dios ha hablado para reprenderlos. Todos estos elementos discordantes trabajan. Algunos ocultan sus verdaderos sentimientos, mientras que otros están ávidos de publicar todo lo que saben, o aún sospechan lo malo contra otros”. {4SC10-12: 10.1.3}

“Vi que hasta el espíritu de perjurio, capaz de trocar la verdad en mentira, lo bueno en malo, la inocencia en crimen, está ahora activo. Satanás se regocija por esta condición de los que profesan ser pueblo de Dios. Muchos que están descuidando sus propias almas, buscan ávidamente una oportunidad de criticar y condenar a otros. Todos tienen defectos de carácter, y no es difícil hallar algo que los celos puedan interpretar para su perjuicio. “Ahora – dicen estos que se han constituido en jueces – tenemos loshechos. Vamos a basar en ellos una acusación de la cual no se podrán limpiar”. Esperan una oportunidad adecuada, y entonces presentan su fardo de chismes, y sacan sus calumnias”. {4SC10-12: 10.1.4}

“En su esfuerzo por asentar un argumento, las personas que tienen por naturaleza una imaginación viva, están en peligro de engañarse a sí mismas y a otras. Recogen expresiones descuidadas de otra persona, sin considerar que a veces ciertas palabras pueden haberse dicho con premura y que, por lo tanto, no reflejan los verdaderos sentimientos de los que habló. Pero estas observaciones que no fueron premeditadas, y que con frecuencia son tan triviales que no valen la pena de tenerse en cuenta, son miradas a través del vidrio de aumento de Satanás, exageradas y repetidas, hasta que un terrón se transforma en una montaña. Separados de Dios, los que sospechan el mal son juguetes de la tentación. Apenas conocen la fuerza de sus sentimientos o el efecto de sus palabras. Mientras condenan los errores de otros, los cometen mucho mayores ellos mismos. El ser consecuente es una virtud preciosa”. – “Testimonios para la Iglesia”, Vol. 5, p. 89.{4SC10-12: 10.1.5}

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”. (Juan 3:16). {4SC10-12: 10.1.6}

Dios nos ama tanto, no porque seamos buenos y que no le hayamos hecho daño, sino porque Él es un Dios de juicio, verdadero y de justicia. No hay enemigo más grande en contra de uno que aquel que mataría al hijo único de otro. El mundo no habría podido hacer una injusticia mayor contra Dios que la que hizo, y, sin embargo, Dios todavía tiene misericordia de nosotros y nos trata como a Sus amigos en lugar de como a Sus enemigos. No se ha cometido un crimen mayor contra alguien que el crimen que hemos cometido contra Dios. Así, como Cristianos y súbditos de su reino, deberíamos tratar aún a nuestro peor enemigo de la misma manera como Dios nos trata, perdonándonos los unos a los otros, así como él nos perdona a nosotros, no sea que seamos hallados entre aquellos siervos malos que están representados en la siguiente parábola: {4SC10-12: 10.2.1}

“Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Y comenzando ha hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tu también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado,

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le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas”. (Mat. 18:23-35) {4SC10-12: 10.2.2}

Pedro fue un celoso seguidor de Cristo, pero cuando Cristo estaba siendo juzgado, Pedro lo negó y para hacer que la multitud creyera que él no era un seguidor de Cristo, maldijo y lanzó imprecaciones. Si Cristo hubiera sido como alguno de nosotros, cuando se encontró con Pedro después de Su resurrección, casi lo hubiera matado, pero en lugar de eso Cristo tuvo misericordia de él y lo amó con un amor tan grande como antes. En lugar de buscar faltas en él y en lugar de divulgar su mal proceder a otros, dijo: “Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos”. (Juan 21:15). {4SC10-12: 11.1.1}

Note aquí lo que Jesús hubiera querido que hiciéramos. El no demandó que Pedro se arrepintiera como algunos profesos Cristianos demandan de su prójimo. Ni tampoco lo echó de su servicio porque había fracasado. Aquellos que demandan la confesión y el arrepentimiento de aquellos a quienes suponen están en el error, no están siguiendo el ejemplo de Cristo, sino que están imitando a Satanás. Satanás acusó a Job delante del Señor, señalando a Job de seguir falsamente al Señor y para probar que su sospechoso celo era verdad, procedió con crueldad. (Job 1). {4SC10-12: 11.1.2}

Si un Cristiano fuera ofendido por otro, o si supone que otro hermano ha ofendido al Señor, no tiene el derecho de exigir una confesión y arrepentimiento de aquel que supone que está en el error. Si desea ayudar al que ha cometido la falta, hágalo pero con amor y amabilidad.{4SC10-12: 11.1.3}

Si dos hermanos no están de acuerdo, el que es sabio y un verdadero seguidor de Cristo, y aunque no haya cometido ninguna falta en lo absoluto, le pedirá al que está equivocado que le perdone, en lugar de argumentar y discutir para probarse a sí mismo que está en lo correcto y que el otro está equivocado. El siguiente ejemplo es el que todo Cristiano debería seguir: {4SC10-12: 11.1.4}

“Hace algunos años, cuando la compañía de creyentes en la pronta venida de Cristo era muy pequeña, los guardadores del Sábado de Topsham, Maine, se reunieron para un culto de adoración en la inmensa cocina de la casa del hermano Stockbridge Howland. Un Sábado por la mañana el hermano Howland estuvo ausente. Estábamos sorprendidos por esto, porque él era siempre muy puntual. Pronto regresó, con su rostro encendido, brillando en la gloria de Dios. ‘Mis hermanos’, dijo él, ‘lo he encontrado. He encontrado que podemos seguir un curso de acción asegurando que la garantía de la palabra de Dios es: “Nunca caerás’. Les voy a contar acerca de esto’. {4SC10-12: 11.1.5}

“Entonces nos contó que había notado que un hermano, que es un pescador pobre, había estado sintiendo que él no era tan respetado como debería ser, y lo que el hermano Howland y otros pensaban sobre él. Eso no era cierto, pero al hermano le parecía que era verdad y por algunas semanas no había asistido a las reuniones. Así que el hermano Howland fue a su casa y se arrodilló delante de él diciendo, ‘Mi hermano, perdóneme. ¿Qué es lo que he hecho? El hombre lo tomó por el brazo y le ayudó a ponerse de pie. ‘No’, contó el hermano Howland, ‘qué es lo que tiene usted en contra mía? ‘No tengo nada en contra suya’. ‘Pero sí debe haber algo’ dijo el hermano Howland, ‘porque pudimos habernos hablado alguna vez, pero ahora usted no me habla en lo absoluto y deseo saber que es lo que pasa’. {4SC10-12: 11.1.6}

“’Levántese hermano Howland’, dijo él. ‘No’ dijo el hermano Howland ‘No lo haré’. ‘Entonces debo arrodillarme’ dijo, y cayó de rodillas y confesó que había sido muy infantil y cuantas sospechas malignas había acariciado. ‘Y ahora’, dijo, ‘las echaré todas a un lado’ {4SC10-12: 11.2.1}

“A medida que el hermano Howland contaba esta historia, su rostro brilló con la gloria del Señor. Justo cuando acababa de terminar, el pescador y su familia llegaron y tuvimos una excelente reunión”. {4SC10-12: 11.2.2}

“Supongamos ahora que algunos de entre nosotros siguiesen el ejemplo dado por el Hno. Howland. SÍ cuando nuestros hermanos albergan malas sospechas fuésemos a decirles: “Perdonadme el mal que os pude hacer”, se quebrantaría el hechizo de Satanás y nuestros hermanos quedarían libres de sus tentaciones. No dejéis que alguna cosa se interponga entre vosotros y vuestros hermanos. Si hay algo que podáis hacer para disipar las sospechas, aun al precio de un sacrificio, no vaciléis en hacerlo. Dios quiere que nos amemos unos a otros como hermanos. Él quiere que seamos compasivos y amables. Quiere que cada uno se habitúe a pensar que sus hermanos le aman y que Jesús le ama. El amor engendra amor”. – “Testimonios para la iglesia”, Vol. 9, p. 155. {4SC10-12: 11.2.3}

Hace algunos años un amigo que me debía algún dinero murió, y mientras la familia estaba condolida, traté de ayudarlos y la madre del muchacho fallecido me pidió si yo podía amablemente telegrafiar a sus parientes y decirles del fallecimiento y que me pagaría más tarde. Le pedí seguidamente que me diera los nombres y las direcciones. La mayoría de los parientes vivían a 2.500 millas de distancia. {4SC10-12: 11.2.4}

Algunos meses más tarde le presenté la factura para que me la pagara, pero la rechazaron. Sin embargo, lo que fue más doloroso es que perdí su amistad y se hicieron mis enemigos en lugar de permanecer como mis amigos. Mas tarde visité a esta familia que no me habían visto por mucho tiempo y cuando una de las señoras abrió la puerta y me vio permaneció en silencio y algo perpleja en cuanto a qué debería hacer ella. Pero como yo sonreía y en una forma amistosa le dije, “He venido Hermana para averiguar como la están pasando”, etc., me invitó a pasar, aunque fríamente. Después de tener una corta conversación juntos, le dije a ella, “He venido a pedirle que me perdone por cualquier falta que haya cometido”. Ella sorpresivamente dijo:

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‘Usted no ha hecho nada’, pero yo contesté, ‘debo haber hecho algo, porque nosotros éramos buenos amigos y no lo somos ahora’. Como insistí que se me perdonara, ella dijo, ‘muy bien, está perdonado’. Entonces hablamos tan amistosamente como antes de que la barrera entre nosotros se levantara y eclipsara nuestra amistad. Nunca mencioné la deuda, ni ella me pidió que se la perdonara, pero quería saber a qué me dedicaba yo y cuando le expliqué, me pidió que le enviara literatura. Antes de abandonar la casa y con su permiso, ofrecí una oración pidiéndole a Dios que bendijera a toda la familia. Ahora, ¿cómo puedo mantener esta deuda en su contra, después que el Señor me ha perdonado de una deuda mayor incalculable que aquella que ella me debía? Cristo dijo, ‘Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen’. (Mat. 5:44). Pero alguien podría decir, ‘no puedo hacer esto’. Muy bien, entonces aquel se ha juzgado a si mismo no merecedor del reino y no debería nunca más tomar el nombre del Señor en vano llamándose un Cristiano’”. (ver Exo. 20:7). {4SC10-12: 11.2.5}

¿Qué tanto bien le hará la literatura a ella? Todavía nadie puede decirlo, pero sí hay una cosa cierta, y ésta es, que si ella se perdiera, no podrá venir a mí en el juicio y decir, “fue usted quien me mantuvo alejada del reino”. {4SC10-12: 12.1.1}

Sin importar qué tan justo puede considerarse uno y que tan injusto otro, ambos son iguales “porque todos hemos pecado y hemos sido destituidos de la gracia de Dios”. Cuando condenamos a alguien, estamos condenándonos a nosotros mismos. “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido”. (Mat. 7:1, 2). {4SC10-12: 12.1.2}

“Y yo os tomaré de las naciones”, dice el Señor, “y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país”. {4SC10-12: 12.1.3}

“Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra”. (Eze. 36:24-27). {4SC10-12: 12.1.4}

Como el cumplimiento de esta escritura está todavía en el futuro, prueba que en el tiempo presente todos somos inmundos y que ninguno de nosotros está caminando en los estatutos de Dios y manteniendo o guardando Sus preceptos, porque después que el Señor nos separe de entre los paganos y nos lleve a nuestra propia tierra, “entonces” dice Él que limpiará nuestros corazones y hará que caminemos en Sus estatutos y que guardaremos Sus preceptos. Así, ¿cómo puede alguien hablar acerca de los pecados de otro sin condenarse a sí mismo? “Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado”. (Juan 15:12). {4SC10-12: 12.1.5}

Ninguna buena madre, ni habla ni anuncia el mal proceder de sus hijos, así también aquellos que son verdaderos seguidores de Cristo, no comentan ni anuncian el mal proceder de sus hermanos. Este es un modo fácil para observarse a uno mismo y darnos cuenta si estamos guardando o quebrantando los mandamientos de Dios. {4SC10-12: 12.2.1}

“El propósito de Dios es que sus hijos se fusionen en la unidad. ¿No es vuestra esperanza vivir juntos en el mismo cielo? ¿Está Cristo dividido contra sí mismo? ¿Dará él éxito a sus hijos antes que hayan apartado de su medio toda discordia y toda crítica, antes que los obreros, en una perfecta unidad de intención, hayan consagrado sus corazones, sus pensamientos y sus fuerzas a una obra tan santa a la vista de Dios? La unión hace la fuerza. La desunión causa debilidad. Trabajando juntos y con armonía para la salvación de los hombres, debemos ser en verdad ‘coadjutores … de Dios’. Los que se niegan a trabajar en armonía con los demás deshonran a Dios. El enemigo de las almas se regocija cuando ve a ciertos hermanos contrariándose unos a otros en su trabajo. Los tales necesitan cultivar el amor fraternal y ternura en su corazón. Si pudiesen apartar el velo que cubre el porvenir y percibir las consecuencias de su desunión, ciertamente se arrepentirían. {4SC10-12: 12.2.2}

“El mundo mira con satisfacción la desunión de los cristianos. Los incrédulos se regocijan. Dios desea que se realice un cambio en su pueblo. La unión con Cristo y los unos con los otros constituye nuestra única salvaguardia en estos últimos días. No dejemos a Satanás la posibilidad de señalar con el dedo a los miembros de nuestra iglesia, diciendo: ‘Mirad cómo éstos, que se hallan bajo el estandarte de Cristo, se aborrecen unos a otros. Nada necesitamos temer de ellos, puesto que gastan más energías luchando unos contra otros que combatiendo a mis fuerzas’. {4SC10-12: 12.2.3}

“Después del derramamiento del Espíritu Santo, los discípulos salieron para proclamar al Salvador resucitado, poseídos del único deseo de salvar almas. Se regocijaban en la dulzura de la comunión con los santos. Eran afectuosos, atentos, abnegados, dispuestos a hacer cualquier sacrificio en favor de la verdad … {4SC10-12: 12.2.4}

“Mas los primeros cristianos principiaron a buscarse defectos unos a otros. Al detenerse a hablar de sus faltas, al dejar entrar la crítica, perdieron de vista al Salvador y el gran amor que había manifestado hacia los pecadores. Se volvieron más estrictos respecto a las ceremonias exteriores, más puntillosos acerca de la teoría de la fe, más severos en sus críticas. En su celo por condenar a los demás, olvidaban sus propios errores. Descuidaban las lecciones de amor fraterno que Cristo les había enseñado y, lo que es más triste aún, no se daban cuenta de lo que habían perdido. No comprendían que la felicidad y la alegría se alejaban de su existencia, y que pronto, habiendo ahuyentado de su corazón el amor de Dios, andarían en las tinieblas”. –“Testimonios para la Iglesia”, Vol. 8, p. 240, 241 (en inglés), “Joyas de los Testimonios”, Tomo 3, 245. –{4SC10-12: 12.2.5}

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